Ataque de pánico

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¿Cuánto había esperado ese día? Y aun más desde que Derek apareció en su vida, había querido cumplir la mayoría de edad con más ganas y todo para poder pasar un maldito día perfecto.

Pero no.

Las lágrimas caían por sus mejillas y ni siquiera podía detenerlas, todo lo que podía hacer era intentar no hacer ruido para no despertar a quien dormía tranquilo a su lado.

Las palabras de aquel hombre se repetían en su cabeza una y otra vez. Todo su plan, meter a Derek a la cárcel, publicar videos suyos... ¿Quién diablos podía tener la mente tan enferma como para hacer algo así?

Él jamás le hizo daño a nadie, no intencionalmente al menos. Jamás perjudicó a nadie, aunque hubiera querido fastidiar a algunos pero nunca llegó a hacer nada, ni siquiera a Jackson quien al comienzo le hacía bullying por su obsesión hacia Star Wars. ¡Jamás había dañado a nadie!

Y ahora no sabía qué hacer.

Contarle a su padre no era una opción claramente, antes que eso debería contarle cómo inició todo con Derek, contarle el tipo de...relación que comenzaron teniendo y decirle que...su relación no era una normal.

Y no podía decirle eso, su padre infartaría si le decía lo que hacían porque si terminaba pidiéndole ayuda entonces el verdadero acosador enviaría los videos y no sabía si su padre estaría en algún momento preparado para ver alguna de las sesiones con Derek.

No, nunca estaría preparado para eso y sin dudar metería un par de balas en el cuerpo de Derek.

¿Otra alternativa?

Contarle a Derek.

Y aun no sabía si era una peor idea que contarle a su padre. En comparación a Derek, su padre sabe controlarse...más que el moreno al menos, sin embargo Derek actuaría sin pensar, saldría a la calle y removería cielo y tierra con tal de encontrar al mal nacido. Y no era para nada una mala idea, solo que...muchas personas podrían salir lastimadas y era lo que menos quería.

¡Y era por eso que no podía dejar de llorar!

Se estaba volviendo loco y se odiaba por no haberlo descubierto antes. La noche en la que Derek le llevo a casa anotó su número en su teléfono y todo fue simplemente una maldita coincidencia. Derek nunca fue el acosador inicial, sí había estado obsesionado con él y todo eso pero nunca le acosó por mensajes...

Se achicó más en su lado de la cama y apretó los ojos. Necesitaba encontrar otra alternativa, una en la que nadie salga herido...

-¿Stiles?-

La voz ronca y adormilada de Derek le sacó de sus pensamientos y pronto sintió sus brazos a su alrededor de forma protectora.

-¿Qué pasa bebé?- preguntó en su cuello y dejó un beso ahí y luego fue a su cien y dejó otro sobre su piel -¿Te sientes mal?-

-No...- soltó el castaño en un hilo de voz. Se achicó en los brazos del moreno e intentó relajarse –No, estoy bien- afirmó con más seguridad y tomó la mano de Derek sobre su estómago y entrelazó sus dedos.

-¿Por qué lloras entonces?-

Derek le acostó y quedó con su cuerpo encima sin aplastarle pero sin darle demasiado espacio para evitar su mirada. Le acarició el cuello, el cabello de la nuca y luego llevó el pulgar hasta su mejilla limpiando unos rastros de lágrimas.

-Dime la verdad Stiles- ordenó en tono serio y el castaño tragó saliva.

-¿Qué verdad?- preguntó sorprendido

¿Quién recibió el mensaje? ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora