Número desconocido

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Stiles observó su teléfono por quinta vez en cinco minutos y suspiró. ¿Qué más podía hacer que estar sentado ahí? Nada, solamente nada. Lydia y Jackson habían ido por algo de comer y él simplemente se sintió demasiado débil como para acompañarlos.

Se quedó sentado en el suelo de la clase de química junto con otros compañeros quienes hablaban sin parar sobre cosas que para él no tenían demasiada importancia.

Según su padre, había varias denuncias de árboles caídos y en ese momento no podría ir a buscarlo y tampoco lo dejaban conducir el jeep así que...esperar era todo lo que quedaba.

-Dicen que tuvieron una pelea muy fuerte en el pasillo D...- escuchó a alguien a su lado decir y frunció el ceño. ¿Cómo es que siempre tenían un chisme que contar? –Allison salió llorando de ahí...- eso último le hizo abrir los ojos sorprendido.

-Esperen- los interrumpió gateando hasta ellos y se metió en el grupo de tres -¿Allison y Scott pelearon?- preguntó. Era la primera vez que escuchaba sobre una pelea de la pareja en dos años.

-Sí y según cuentan terminaron- dijo una chica rubia bastante segura de sus palabras.

-¿Estás segura? Ellos se aman, no creo que...-

-Es cierto- dijo Boyd –Ellos terminaron, Scott se lo contó al equipo de Lacrosse- argumentó dejando al castaño más perplejo aún.

-No puede ser...-

-Según dicen, Scott la descubrió coqueteándole a Theo por mensajes- habló la rubia de nuevo. Stiles respiró profundo y lo contuvo unos minutos.

Terminaron. Scott está soltero. Está soltero. Soltero.

Se levantó a toda prisa en busca del teléfono que dejó sobre la mochila en el suelo y revisó entre sus contactos pero al segundo recordó que eliminó el número de Scott...para no tener tentaciones, lo cual era estúpido pero no a la vez.

Salió del salón y caminó por el pasillo vacío y poco alumbrado ya que la luz se había ido hacía media hora por la tormenta. Se sentó al final de las escaleras más cercanas y observó el ventanal enfrente, la lluvia caía contra éste y el viento hacía todo más intenso.

Observó su teléfono de vuelta y se lo pensó dos veces antes de desbloquearlo y entrar al buzón de mensajes.

Estaba loco, eso sin duda alguna pero ¿para cuándo la vida entonces? Declararse al chico que te gusta es lo que se hace en el instituto, es el momento para hacerlo, y que te rechacen es algo más típico aún pero lo hiciste y lo hecho, hecho está ¿verdad?

Cuando envió el mensaje bloqueó el teléfono rápidamente y suspiró.

Bien... ¿Qué era lo peor que podía pasar?

Más allá de decirle que solo lo veía como un amigo no podía, o quizás si acudía al lugar que le pedía...y le besaba y le decía que todo ese tiempo solo había estado esperando que se declarara...

No...eso era lo menos probable a suceder, pero seguía siendo probable.

Corrió hacia el baño al fondo del tercer piso y sonrió al entrar recostando su cabeza contra la puerta. Tenía un buen presentimiento...lo tenía y sus instintos casi nunca fallaban, casi nunca...sabía que esa no sería la excepción.

Esperó, diez minutos en total y sus nervios estallaron. ¿Y si no aparecía y él lo esperaba como idiota? ¿Y si luego le contaba a alguien o le mostraba el estúpido mensaje y todos comenzaban a burlarse?

El miedo comenzó a inundarle pocos minutos después de darse cuenta de que quizás Scott no aparecería, el latino no era gay y lo sabía pero aún así se vio cegado y le envió ese estúpido mensaje.

¿Quién recibió el mensaje? ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora