Durante la mañana, mientras se arreglaba para regresar al terminal, Lauren no fue consciente de sus últimas reflexiones antes de dormir, sino hasta cuando vio a Brandon en la puerta del hotel. La estaba esperando. Ella caminó lentamente hacia él preguntándose de dónde había salido la absurda idea de intentar conocer en un contexto diferente a Brandon. Era simplemente ridículo, sobre todo teniendo en cuenta el historial de discusiones que habían tenido en tan solo dos semanas. ¿Sería posible cambiar aquello?
—Te ves diferente. —Le dijo él cuando la vio llegar con su morral y el trípode sobre el brazo— ¿te ayudo con eso?
—Gracias —respondió Lauren entregándole el trípode y empezando la marcha hacia el terminal— creo que ha sido la cena. Como te dije, me encanta la comida italiana.
—Ahora que descubriste ese lugar, no te escabullas a él sin mí. Dame algo de crédito.
—Lo haré.
—Ah por cierto, René no podrá estar con nosotros hoy. Le he dado la mañana libre porque temo que te siga revelando cosas privadas mías
—Espero y estés bromeando. —le respondió Lauren algo confundida.
—Lo estoy con el tema de que no quiero que te revele cosas mías, es decir, quiero que tú misma las descubras o que yo te las cuente. —Brandon la miró y Lauren juró que lo había visto guiñarle el ojo.
Cuando faltaban solo unos metros para llegar a la entrada de la terminal, Lauren se fijó en un grupo de tres chicos, dos hombres y una mujer, que saludaron a Brandon desde lejos. Lauren adivinó que eran los chicos universitarios.
—Buenos días chicos, ¿Qué tal les va? —Brandon los saludó como si fuesen amigos de toda la vida e inmediatamente les presentó a Lauren— ella es Lauren y bueno, ha querido que vengan para conversar un poco sobre el proyecto.
Lauren extendió la mano y se dio cuenta en que uno de los chicos no se mostraba muy satisfecho con aquella invitación.
—Bueno, ¿para qué somos buenos? —preguntó el que llevaba una pañoleta amarrada a su mano izquierda.
—Pues anoche que estaba hablando con Brandon, se me ocurrió que podrían venir y tener una práctica en cuanto a la campaña. Aprender todos de todos —dijo amablemente Lauren y la chica, que llevaba el cabello teñido de rojo en las puntas, asintió.
— ¿Nos vas a enseñar algo? Te sorprendería ver todo lo que sabemos hacer, por algo Brandon estuvo a punto de contratarnos, pero ya ves... para algunos seguimos siendo solo chicos universitarios.
—Dylan, relájate. No hay motivos para hablar en ese tono —Brandon tomó una actitud seria y dura frente al chico que desde el principio se mostró reacio con Lauren— es una oportunidad de aprender y acercarse al mercado profesional, si no les interesa, que pena, me he equivocado en invitarlos.
—No le hagas caso, Brandon —dijo por fin la chica pelirroja— Más bien díganos, ¿Qué hay que hacer? Queremos ayudar.
—Hoy tenemos fijadas unas entrevistas con el personal, así que pueden ayudarnos en eso. Yo estaré dirigiendo y ustedes me ayudaran en la parte técnica, ¿listo?
—Me parece bien —respondió el de la pañoleta— trajimos nuestros equipos, ¿hay problema con ello?
—Ninguno en absoluto.
Los cinco se internaron en el terminal, Brandon y Dylan iban detrás conversando en murmullos, pero el primero no se veía nada contento con la actitud del otro. Al llegar a las ventanillas de ArrowXpress, se encontraron con el señor Bernal que parecía un poco apresurado.
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Salud, dinero... ¡achís!
RomanceA Lauren nunca le salen los tres estornudos, excepto aquella mañana en el Terminal de Transporte. A Lauren no le gusta tomar autobuses para viajar. Es de las que prefiere quedarse en la oficina editando los videos de las campañas que al lado de sus...