El viernes en la mañana, Lauren decidió ir a recoger a su hermano al aeropuerto. Josh había conseguido viajar mucho más temprano y le avisó a ella justo a tiempo pues iba de salida con Sophia hacia el zoológico.
Al regresar del aeropuerto, tuvieron que hacer una parada en la oficina de Lauren porque ella estaba necesitando una USB para continuar con la edición de los videos. Josh y Sophia se bajaron con ella y la esperaron. Cuando entraron, lo primero que escucharon fue el sonido insistente de un teléfono, Lauren caminó hasta las oficinas y se sorprendió al saber que era el suyo, pero cuando se disponía contestar, del otro lado colgaron. Lo olvidó. Fue hasta el estante, tomó la agenda negra y la USB que estaba dentro de un mug y justo al salir, el teléfono volvió a sonar. Esta vez fue rápida y contestó al segundo tono.
— ¿Hola?
—Buenos días, estoy buscando a Lauren, ¿se encuentra?
— ¿Quién la solicita? —Lauren se sentó y dejó a un lado las cosas que llevaba encima. Aquella voz no le era familiar y entonces se preguntó si esa persona era la misma que estaba tratando de contactarla desde el martes.
—Un cliente.
—Eso no es posible. No tengo ningún cliente en estos momentos. Creo que se ha equivocado.
— ¡Ah! Lauren eres tú, ¿no me recuerdas? —La voz era demasiado gruesa que incluso parecía falsa, fue en ese momento en donde ella contempló la idea de que aquello fuese una broma.
—Vale, estoy demasiada ocupada como para atender estas cosas. Hasta luego. —Lauren se disponía a colgar cuando del otro lado la voz cambió.
—Lauren espera, hola, soy Tyler.
— ¿Tyler?
—Sí, el chico del terminal de Medy. El modelo.
—Sí, te recuerdo, pero ¿Qué haces llamándome?
— ¿Me equivoqué al hacerlo?
— ¿Qué? No, no —ella sonrió— Es solo que es extraño. ¿Cómo estás?
—Discúlpame, es que quería saber cómo estabas.
—Por acá todo muy bien —respondió Lauren— ¿Cómo conseguiste el número?
—El señor Bernal me lo dio, pero ya sabes, dice que solo podía comunicarme contigo a través del número de la oficina porque no tengo derecho a llamarte al celular.
Lauren soltó una carcajada y se imaginó al señor Bernal dándole un largo discurso a Tyler sobre respetar los límites.
—El señor Bernal es un personaje particular. Pero gracias por llamar, todo está bien.
—Qué bueno. Hubiese querido llamarte al celular, pero la última vez te lo pedí y creo que no me escuchaste.
— ¿En serio? No lo recuerdo...
—Si bueno, estabas un tanto distraída aquel día. De todos modos yo quería...
— ¿Aló? ¿Hola?
La llamada de repente se cortó. Lastimosamente no había manera de retornarla, así que Lauren tomó sus cosas y salió a reencontrarse con su hermano y su sobrina que la esperaban para visitar el zoológico. Pero durante el recorrido por las distintas jaulas, aunque quiso siempre quitar la idea de su mente, esta se devolvió varias veces a la conversación con Tyler, ¿había otro objetivo detrás de aquella llamada?
El sábado decidieron quedarse en casa y el domingo fueron al circo con Audrey, Jake y Mac. Decir que a Sophia le encantaban los payasos era quedarse corto. Cada vez que la niña veía a uno saltaba de emoción y rogaba con que su padre la llevara donde ellos. Al terminarse la función, Mac habló con uno de los administradores del circo que conocía desde hacía tiempo y lo convenció para que dejaran que Sophia se tomara una foto con uno de los payasos.
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Salud, dinero... ¡achís!
Roman d'amourA Lauren nunca le salen los tres estornudos, excepto aquella mañana en el Terminal de Transporte. A Lauren no le gusta tomar autobuses para viajar. Es de las que prefiere quedarse en la oficina editando los videos de las campañas que al lado de sus...