Thirteen.

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Acaricié con la yema de mis dedos la venta que había sido rociada por la llovizna. El cristal era tan frío que podría pensar que acariciaba tu piel.

Me había resignado a volver a verte, sin embargo permanecía mirando a las calles tratando de revivir tu recuerdo. Te proyectaba en las calles con tus jeans de siempre, te imaginaba caminado frente a mi casa para luego verte desaparecer en la distancia y sentir el dolor crecer en mi.

Hoy era un día distinto, tu lánguido aroma inundaba mi nariz. Volví a proyectarte, pero esta vez no pasaste de largo, te quedaste mirándome desde la calle.

Eso no era mi mente, no podía ser mi mente; eras tú mirándome fijamente con tus profundos ojos.

Corrí rápidamente escaleras abajo, mis rodillas azotaron contra el suelo pero me levanté con rapidez. Abrí la puerta con miedo de que ya no estuvieses ahí.

El aire frío con tu presencia impregnada azotó contra mi cuerpo causándome escalofríos, estabas parada frente a mi por primera vez en mucho tiempo.

Tu presencia mitigaba mi dolor lentamente, verte una vez era suficiente para volverme a sentir vivo. No habías cambiado nada, tu hermoso brillo seguía deslumbrándome como la primera vez.

Diste un par de pasos tímidos al frente para luego correr hasta mi y rodear mi abdomen con tus brazos. Te abracé con fuerza aferrándome a ti con todas mis fuerzas, no volvería a dejarte ir.

-Lo siento.-Te escuché decir en mi pecho.

-¿Por qué te fuiste?-Te pregunté sin soltarte.

-Estaba de luto.-respondiste.

Cold hands. (C.R) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora