Ahí estaba yo, mirando con tristeza las calles por la ventana hasta que apareciste tú, llevabas un short de mezclilla, una camisa blanca y unos viejos tenis sucios. Sostenías dos libros contra tu pecho, protegiéndolos como si de tu vida se tratase...
Nota: para éste final no cuentan los capítulos 29 y 30, sólo hasta el 28.
La vida seguía, pero yo no quería que siguiese.
Luego de tus frías palabras sólo recuerdo el beso que dejaste en mis labios y tu último "te amo, cariño". Te fuiste para nunca más regresar y me dejaste con un sabor a durazno que ya no era dulce, era amargo por tu partida.
Un auto blanco se estacionó frente a mi casa dos días después y me llevó a la clínica de paredes pastel con un ambiente casi tan frío como tú piel que lo único que hacía era recordarme que estaba solo, que te habías ido y nunca ibas a volver.
Pasé unos cuantos meses en ese lugar hasta que luego de varias citas se dieron cuenta de que no estaba loco, aunque yo me sentía enloquecer por tu ausencia.
Una tarde de primavera te escuché hablarme, el pensamiento de ir a la tienda de discos llegó a mi mente y sabía que tendría que ver contigo.
Entré a ese local y al cruzar la puerta choqué con una chica bajita de rubios cabellos con lentes redondos y flequillo. Reí en mis adentros, esto era parte de tu plan.
Conocí a Emily, cariño. Compartí pensamientos con la pálida chica más nunca le hablé de ti, sólo sabía que había estado en tu misma clase a los dieciséis.
¿Recuerdas cuando no podía estar ni un día sin verte?
Cariño, han pasado veintidós años desde la última vez que te vi y seguías sin volver. Tengo treinta y nueve años, en pocos días cumpliré cuarenta, me siento viejo y débil a pesar de realmente no serlo.
Me casé, chica margaritas. Me casé con Emily y tengo dos hijos, probablemente ya lo sabes. Greg se parece a Emily, es rubio con ojos color azul grisáceo y tiene nueve años; a mi hija le he puesto Lily, como tú madre, tiene el cabello café y los ojos azules, acaba de cumplir cinco años. Adopté a una cachorra de Golden retriever, le puse Marguerite que significa margarita en francés.
Me he dedicado a la pintura, mis pinturas sobre ti han golpeado con fuerza este pequeño pueblo y ya están dando exposiciones de mi arte en otras partes del país. La gente siempre pide conocer a la modelo, es doloroso que nadie te recuerde y yo tenga que mentir diciendo que eres producto de mi imaginación.
Las personas están maravilladas por la belleza de la chica en las pinturas, yo te "bauticé" en mis obras como "La chica margaritas" y toda la gente habla de ti. Las mujeres parecen envidiar tu juventud y belleza y los hombres admiran los lunares en tu cuerpo cuando te pinto de espaldas y tus pecas y cabello exótico cuando te pinto de frente. ¿Te gustan mis pinturas, cariño?
Aún no me acostumbro a tu ausencia, frente a la cama tengo el cuadro más importante de todos, la chica margaritas de la mano con un hombre anónimo caminando en un lago. Nadie sabe que el hombre anónimo soy yo y ese lago es mi lugar favorito.
Mis padres se cambiaron de casa, Sam se casó e hizo lo mismo y yo aún vivo con mi familia en esa vieja casa llena de recuerdos y secretos. Cada mañana miro por la ventana proyectándote con la esperanza de que te detengas a mirarme y me de cuenta de que estás ahí, pero luego de ocho mil treinta días repitiendo esta acción diariamente me doy cuenta que realmente te has ido, pero esto no me impide arrástrame de vuelta a la ventana cada día.
Me siento el chico de dieciocho años que te esperaba pegado a la ventana con la esperanza de que volvieses, sólo que ésta vez no lo harías más.
Hoy desperté deseando no haberlo hecho como hacía ya veintidós años llevaba haciéndolo, miré el cuadro frente a la cama y luego fui hasta mi armario. Llené mi ser del aroma de tu suéter que cada día parecía más lejano, dejé el suéter y cerré el armario.
Bajé por un café a la cocina y subí las escaleras, pasé por la habitación de cada uno de los niños que aún dormían plácidamente ese sábado. Volví a mi habitación, Emily tomaba somníferos porque tenía insomnio, por lo cual dormía hasta tarde. Me paré frente a la ventana proyectándote corriendo por la calle mientras reías y me llamabas por mi nombre, sonreí con la taza de café en mis labios y puse una mano sobre el escritorio tocando un papel.
Dejé la taza extrañado y bajé la mirada hasta un sobre blanco sin remitente, giré éste encontrando un pequeño texto en tinta negra.
"Ábrelo hasta tu cumpleaños 40. ____."
Sentí mi piel erizarse al leer tu nombre en ese sobre, no podía superarte aún y esa carta hacía mi corazón acelerarse y casi abandonar mi pecho.
Corrí hasta el cuarto donde siempre pintaba con tu carta en manos y busqué aquel lienzo en esa habitación llena de ti. Tomé el lienzo lleno de polvo y lo sacudí con cuidado viendo el retrato que habías hecho de mi al poco tiempo de conocernos.
Abracé el lienzo con fuerza mientras sentía las lágrimas rodar por mis mejillas.
Te extraño, chica margaritas.
🎨🎨🎨🎨🎨🎨🎨🎨🎨🎨🎨🎨🎨 Primera parte del final alternativo. ❤️
Me dolió escribir éste, xdxd.
Nueva novelaaaaa ☀️
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