Fourteen.

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-¡Entra, cobarde!-gritaste mientras pateabas el agua del lago, esta acción ya te había provocado algunas caídas que en consecuencia te dejaron empapada.

-¡Tengo frío!-mentí rápidamente.

-Men...ti...ro...so-dijiste sílaba por sílaba.-No me obligues a ir por ti.

Reí un momento y me quité los zapatos y calcetas para luego enrollar la parte inferior de mis pantalones. Soltaste un pequeño grito de emoción al ver que me había decidido por entrar.

Comencé a jugar en el agua mientras te miraba, desde que volviste no quisiste tratar el tema de por qué te habías ido. Sinceramente, tenía miedo de que te fueses si te presionaba a hablar. Nunca supe por quién estabas de luto.

Salimos del agua y nos sentamos sobre el pasto, el sol comenzaba a secar y endurecer nuestras ropas.

-¿Qué quieres hacer?-preguntaste.

-Conocerte.-respondí.

-No te prometo mucha información.-advertiste con tu dedo índice en alto.

-¿Cuál es tu sabor de helado favorito?-pregunté.

-Vainilla.-dijiste sin vacilar.-El tuyo es chocolate.

Comenzaba a acostumbrarme al hecho de que conocías cada esquina de mi aburrida vida.

-Si tienes 16, ¿Por qué no vas a el instituto?-soltaste una risilla.

-Era realmente buena, hace dos años que no pongo un pie en el instituto.-respondiste.-Prefiero guardar las razones.

-¿Cuál es tu pasatiempo favorito?-tomaste unos segundos para pensar.

-Leer.-respondiste.-¿Cuál es tu pasatiempo favorito, Chandler?

De nada me servía mentir, sabías lo que pensaba al derecho y al revés. Las constelaciones sobre tus mejillas se elevaban peleando por la atención de mis ojos mientras sonreías, pero mi mirada sólo contemplaba tu alma a través de tus ojos.

-Mirarte.-respondí.

Cold hands. (C.R) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora