Aunque no quise te comencé a amar...

capitulo 28

Podía un hombre sentirse ebrio sin haber tomado una sola gota de alcohol?
Pues si que podía, JODER!!  Si que se podía!! Yo lo estaba, estaba quedando ebrio con el sabor de los labios de Lía, con su aroma impregnando todos mis sentidos, apreté los dientes por algunos largos segundos mientras mantenía mi cuerpo suspendido sobre el suyo para no aplastarla, estar dentro de su intimidad era ...
No, no podía ser comparado con absolutamente nada, su calor íntimo me estaba consumiendo.
Mantenerme sin arremeter y moverme dentro suyo era casi imposible, pero tenía esa maldita necesidad de ir con calma, de hacerlo lento, suave...
Su cuerpo emanaba aquel delicioso aroma y esa tibieza que me mantenía a un suspiro de perder el control. Deslice despacio mi boca sobre la suya, dándonos a ambos los segundos que necesitaban nuestros cuerpos para relajarse con la invasión del otro. Apenas si hice un Lento y suave movimiento de mis caderas, generando esa pequeña fricción entre nosotros y sentí sus manos pasear por mi espalda, sus labios hinchados querer fundirse con los míos y sus ojos oscuros y cargados de deseo. Arremeti lentamente dentro suyo, y cuando aquel gemido estrangulado escapó de su boca sobre la mía me perdí.
Profundice ese beso y mis manos envolvieron su cuerpo empezando a acelerar ese ritmo. Sintiendo como todo mi cuerpo exigía dejarle tomar el ritmo que quería realmente...
" Solo espera por ella.."
Me dije para mí mismo, y la sentí. Sentí sus manos, sus uñas enterrarse en mi piel dándome esa señal, esa que esperaba y deseaba...
Un rápido pero cuidadoso movimiento la hizo quedar a horcajadas sobre mi. Unida a mi...
Note la diferencia, esa pequeña tensión en su cuerpo. La bese con ganas, aflojando y estremeciendo su piel con mis manos. Una de ellas fue de inmediato a soltar de esa coleta su pelo húmedo dejándolo caer por su cuerpo...
Aferré con firmeza su cintura y la inste a un cuidadoso movimiento, sabía que yo estaba a nada de perder el poco control que me quedaba. Pero aún no quería perderlo.
Sentí el momento preciso en que ella misma necesitaba más intensidad, cuándo sus caderas empezaron ese delicado pero exquisito movimiento tuve que enterrar mis dedos en las carnes de sus caderas, pegue todo lo que pude su cuerpo al mio mientras ese ritmo aumentaba, bese su boca y me fui perdiendo en la piel de su cuerpo...
Apreté los dientes entre un gruñido que escapaba de mi garganta.

- Dios...

Susurro mi mujer sobre mi boca, mientras sus manos se paseaban por mi espalda y arrastraba sus cuidadas uñas en mi piel...
Sabía que estaba en el borde de aquel acantilado que la llevaría a explorar de placer para mí. Unas envestidas fuertes intensificaron el momento arrancando de sus labios hinchados ese gemido placentero, su cuerpo hirviendo estremecido, su interior apresandome, arrastrándome a perderme...
Mi boca atrapó ese gemido placentero de sus labios, sentir su respiración agitada, su calor envolvente fue...
No, no se puede describir cómo fue, porque no existen las palabras para describirlo.
Deslice con cuidado mis dedos por la piel desnuda de su espalda, sentí su corazón latir frenético y lo entendí. Era ella...
No podía comparar esto con ningún otro encuentro porque no se trataba de lo que hicimos, sino que era el con quién. Ninguna otra mujer me había dado tanto placer como lo había echo esta mujer entre mis brazos.
Libere con cuidado su cuerpo de mi intrusión, pero no la separé de mi. La quería sentir así, con su cuerpo desnudo muy juntitos al mio, note su respiración acompasada y cuando mis ojos se fijaron en su delicado rostro supe que estaba profundamente dormida.  Cargué de aire mis pulmones y me deje arrastrar por la sensación de satisfacción que me envolvió...