Capítulo 5

279 19 3
                                    

Aquí en capítulo número 5, perdón, por ahí vi un mensaje de "aquí esperando otro capítulo" pero la verdad soy nueva en esto y tengo otras historias entonces se me cruzan un poco los cables.

----------------------------------

Lía:

Intento nuevamente abrir mis ojos y por fín puedo hacerlo, siento nauceas, oh no, rápidamente giro mi cuerpo y trasboco con fuertes arcadas, siento como si me ahogara, no puedo evitarlo y densas lágrimas caen por mis mejillas. He odiado trasbocar desde que soy pequeña ya que sufrí de asma y al trasbocar sentía como si me ahogara.

Siento como una mano se posa sobre mí hombro, instantáneamente lo quito con temor a encontrarme con el maldito Thomas, si veo su estúpido rostro juro que le romperé la nariz, pero al fijar mi vista en la persona que está conmigo veo a una mujer de unos 40 años, de ojos ámbar, piel morena, cabello negro en el cual se ven algunas canas y de baja estatura.

-La pobre mujer no tiene la culpa de que seas un rascacielos humano- dice mi maldito subconsciente- "ya déjame en paz maldito subconsciente".-

-Ya tranquila, cálmese- me dice la mujer.

-¿CALMARME? ¿CALMARME?, ¿COMO DEMONIOS HE DE CALMARME SI ME SECUESTRARON HACE QUIEN SABE CUANTO TIEMPO Y AHORA ME ESTOY EN UNA MALDITA CAMILLA CON UNA DESCONOCIDA EN UN LUGAR QUE NO CONOZCO?- digo con ganas de asesinarla.

-Solo respire, todo va a estar bien- dice, toma una jeringa con un compuesto blanco, lo inyecta en la bolsa de suero que está conectada a mi brazo derecho, siento como mi cuerpo se relaja al instante- por favor no intente ninguna locura- dice la mujer para luego salír por una puerta de caoba.

Soy una idiota, no debí fiarme de la escoria de Thomas, debí haberlo visto venir, no se puede confiar en nadie... y menos... en un hombre al cual no puedas chantajear con algo muy importante para el. Me acurruco en posición fetal y cubro mi rostro con mis manos.

Thomas:

Estaba en mi oficina con un vaso de whisky y escuché como alguien tocaba la puerta, dije un pase, vi como entraba Anastasia, la encargada de Lía.

-¿Qué sucede Anastasia?- pregunté levantandome de mi silla giratoria.

-Señor, la señorita Reid ya está conciente, pero tuve que inyectarla, ya que está algo alterada y... agresiva- dijo como si estuviese recordando algo traumático.

-¿Y qué estamos esperando?, andando- le dije serio.

-S... Sí señor- dijo intimidada por mi tono de voz.

Salimos de mi oficina y nos dirigimos hacia el ala este de la casa, subimos las escaleras que conducían hacia la sala en la que se encontraba Lía, llego a la puerta, tomo el picaporte y lo giro, una vez abierta la puerta broma una Lía que me mira con desprecio y frialdad.

Lía:

Quiero llorar, pero no la haré, no puedo tirar mis principios por el suelo solo porque a un imbécil se le ocurrió secuestrarme, tengo que ser fuerte, bajo mis piernas y pongo mi espalda contra la suave almohada de la camilla, en eso escucho como se abre la puerta y mis ojos ven a una de las personas que desde hoy en adelante voy a odiar, la diferencia, es que a está sanguijuela a la que estoy viendo la odio con toda mi alma y ser, en cuanto tenga mi oportunidad me aprovecharé de él y lo destrozaré de adentro hacia afuera y de ser necesario lo haré con mis propias manos.

-Hola preciosa- me dice con una sonrisa de lado a lado, preciosa tú puta madre cabrón.

-¿Qué quieres? y no me llames así, mejor ve al punto y no mal gastes mi tiempo con tus estupideces- digo fría, su semblante cambia a uno serio y luego dibuja una sonrisa de medio lado, estoy segura de que lo estoy haciendo enojar.

-Cariño no deberías de hablarle así a tú dueño- dijo acercándose y dándome una mirada fría.

-Nadie es mi dueño, y si tú lo fueras ten en cuenta que primero te asesino a que me pongas una de tus sucias y asquerosas manos encima- aprovecho que está a poca distancia y le escupo en la cara.

Abre los ojos como platos, la mujer le extiende un pañuelo y él se lo arrebata de las manos, se limpia la cara y luego le da una seña a la mujer para que se retire. Una vez la mujer ya está afuera, cierra la puerta y el bastardo me toma fuertemente de la mandíbula.

-Escúchame perra, y escúchame con mucha atención, te guste o no, ahora eres mi mujer, ahora me perteneces toda tú, tú cuerpo, tú alma y tú mente, todo de ti me pertenece, por tanto me tienes que amar y respetar, y lo harás por las buenas o por las malas- dice para luego darme un brusco beso.

-T... Te odio Thomas Collins- digo entre dientes, ya que por la fuerza que ejerce en mi mandíbula no la puedo abrir.

-Lo se, y no me importa en lo absoluto, está noche dormirás en nuestra habitación, ya están allí todas tus cosas querida- dijo haciendo énfasis en la palabra nuestra.

-Ni loca dormiré en la misma habitación que tú, y menos en la misma cama- digo mientras quito su mano de mi mandíbula.

-Lo harás porque yo lo digo- dice histérico.

Se da media vuelta y lo veo salir de la habitación con un fuerte portazo.

Listo por, hasta aquí el capítulo, espero les haya gustado, no olviden votar y comentar y si pueden por favor compartan mi historia 🙏 adiós.

𝕹𝖆𝖗𝖈𝖔𝖙𝖗𝖆𝖋𝖎𝖈𝖆𝖓𝖙𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora