Capítulo 17

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HOLAA!!. Bueno después de media vida, aquí les traigo el capítulo número 17 de NARCOTRAFICANTE, y sin más rodeos es momento de que yo diga ¡¡COMENCEMOS!!

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THOMAS:

Abro mis ojos, y lo primero que veo es una hermosa y despeinada Lía. Acaricio su rostro y siento como una estúpida sonrisa se dibuja en mi cara y una inmensa alegría se apodera de mi. Siento un leve dolor en mi cuello y espalda, al cojonudo diablo con todo. No puedo creer que he dormido en el piso cual perro y para peor de males, dejar que Lía hubiera dormido aquí conmigo. Me levanto despacio y silenciosamente, me pongo mi ropa interior y mi pantalón. Voy hacia Lía y la tomo entre mis brazos, cubro su cuerpo con una de las mantas de la sala de estar y comienzo a subir las escaleras, voy a nuestra habitación  y la dejo sobre la cama.

Lía:

Me despierto y noto que estoy sola y desnuda sobre la cama de Thomas y que además lo único que me cubre, es una maldita manta. Me levanto de la cama y voy al baño para darme una pequeña ducha, salgo envuelta en una toalla y busco en mi maleta qué ponerme. Encuentro un pantalón de chandal color negro y una camiseta blanca, me lo pongo y busco mi secadora para arreglarme el cabello, todo está demasiado silencioso, así que de sido buscar mi teléfono. Logró encontrarlo y pongo "The man who sold the world" de Nirvana, comienzo a cantar mientras seco mi cabello, lo apago y tomo mi cepillo del cabello, únicamente lo desenredo.

-¡¡Au!!- digo al sentir un tirón en mi cabello probó ando por el cepillo.

ME limito a bufar. Estoy cansada de que mi cabello esté tan largo. Tengo una idea; abro los cajones del baño uno por uno buscando unas tijeras de cabello, después de un buen tiempo buscando, encuentro un par de éstas. Busco un atomizador y lo lleno con agua, empiezo a mojar mi cabello poco a poco con el atomizador. Tomo un peine y las tijeras, me quedo viendolas un buen rato, las vuelvo a dejar sobre el tocador y tomo unas cuantas tenazas de cabello y comienzo a recoger partes de mi cabello con ellas. Inhalo para calmar mis nervios y comienzo a deslizar el peine por mi cabello, lo dejo cuatro dedos por debajo de mis hombros para vuelver a tomar las tijeras, comienzo a cortarlo por capaz y puedo sentir como mi cabeza se va despidiendo de un impresionante peso, después de varios minutos termino con el lado izquierdo de mi cabello para seguir con el otro, al cabo de creo que casi una hora finalmente esta listo. Comienzo a limpiar el desastre de cabello que hice, en eso encuentro uno de mis largos rizos; creo que esto me servirá para darle un buen susto a Thomas, tomo una liga de cabello y ato el mechón con él, lo dejo sobre el tocador y comienzo a guardar las cosas, cuando voy a guardar el atomizador, noto una caja de tinte gris cenizo, la tomo y la abro para sacer el tinte; busco más hacia el fondo del cajón y encuentro la brocha de tinte junto al de colorante. Finalmente reúno todo lo necesario comienzo a hacer el bálsamo de preparación al color y aplico el de colorante de medios a puntas. Después de esperar quito el de colorante y veo mi cabello blanco, tomo por enésima vez las tenazas de cabello y lo recojo para comenzar a pintar mi cabello. Después de un vida, por fin logro terminar con mi cabello, cierro los ojos y me pongo frente al espejo. Tengo miedo.

-A la una, a las dos... a las tres- abro mis ojos y quedo atónito.

No puedo creer que lo halla logrado después de haberlo teñido durante más de cinco años. En cierto aspecto ni siquiera puedo creer que soy yo. Después de lograr procesar mi buen y drástico cambio de look, comienzo a recoger el nuevo desastre que hice. Puedo jurar que si Thomas llega a ver todesto, me asesinaría. Después de haber limpiado y arreglado todo me vuelvo a mirar en el espejo y hago una comparación entre el antes y el después de mi cabello, pues pasé de mi cabello en mi espalda baja y castaño oscuro, además de monocromático a tenerlo casi en los hombros y con la mitad teñida de gris cenizo. Escucho una puerta ser abierta, me recojo rápidamente mi ahora corto cabello, tomo el rizo que no boté y salgo a la habitación. Me asomo al corredor y comienzo a bajar las escaleras, llego a la planta baja. Escucho un ruido en la cocina hací que me dirigí hacia allí.

-¿Cielo?- digo en la puerta.

-¿Si?- dice Thomas dando media vuelta- hey qué te sucede, por qué estás ¿nerviosa?.

-Cielo, ¿que sucedería si hipotéticamente yo... hubiera hecho algo malo mientras tú no estabas?- digo haciendo un falsa sonrisa nerviosa.

-Por el amor de Dios Lía. ¿Qué hiciste?- dice notablemente preocupado.

Le muestro el mechón de mi cabello al mismo tiempo que con mi mano libre me suelto el cabello a lo que él se pone más pálido que un fantasma y pone un semblante de pánico mientras que con sus dedos se tira del cabello.

- ¡¿PERO QUIÉN TE HIZO ESTO?!- grita histérico.

-Fui yo solíta- dije a lo que el se tranquilizó.

-Te odio- dijo mirándome serio.

-Primero que todo ¿pero qué hice ahora?, y en segundo lugar, ambos sabemos que me amas- dije con tono burlón a lo que el solo bufó.

-Inmadura-.

-Mejor ser inmadura a un anciano cascarrabias-.

-Pues te recuerdo señorita, que tú fuiste quien se enamoro de este joven y hermosos hombre cascarrabias y de gustos muy... peculiares- dice susurrando la última palabra en mi oído provocadome así un escalofrío.

-¿Cómo cuáles señor Collins?- pregunto hacercandome a él.

-Oh... si se lo imaginara señorita Reid- dice con voz ronca.

-Entonces, enseñeme- digo en un leve susurro sobre sus labios.

En eso me arrincona contra una pared mientras me come con la mirada. Bajo lentamente mi mano hacia su pantalón y comienzo a masajear su miembro sobre su ropa. Me toma por la barbilla y junta nuestros labios mientras su erección crece cada vez más, pone su mano en mi cadera pero en un ágil movimiento me zafo de su cuerpo para luego salir de la cocina con una sonrisa triunfante.

-¡¡ME LAS VAS A PAGAR LÍA!!- grita aún desde la cocina.

Ya anochecio y he pasado toda la tarde escondiendome de Thomas y de paso descubriendo la casa. Aunque si algo está claro, es que hace dos horas descubrí aquello que será mi pesadilla por el resto de la vida. De sólo recordar esa tétrica habitación me dan ganas de ser avestruz y ocultarme bajo la tierra. Jamás creí encontrar una habitación con una chimenea la cual tuviese un cuadro de lo que parecía ser un tipo con cara de violador, papel tapiz rasgado con unas manchas de extraña procedencia y piso de madera viejo y rechinante y un asqueroso olor a animal muerto. Salgo al jardín trasero y comienzo a recorrerlo, en eso veo a un Thomas Collins con sus manos en los bolsillos de su pantalón y mirando a la luna. Me acerco a él y lo abrazo por detrás.

-¿Pidiendo un concejo a la luna?. Te informo que no te responderá, además... estas haciendo que tus hombres se preocupen por tu salud mental- dije burlándome.

-Ja ja, muy graciosa- dijo sarcástico.

-Jaja- río mientras me paro frente a él y lo abrazo a lo que él hace lo mismo.

-Lía- me llama- sabes que te amo ¿verdad?. Y que jamás haría algo para herirte- dice a lo que siento algo de miedo en mi interior.

-Thomas... me estás asustando- digo mirándole.

Me vuelve a abrazar, pero esta vez con más fuerza. Yo hago lo mismo para que luego él me levante de la cintura y comienza a girar conmigo en el aire mientras reímos. Me baja y mis pies se tambalean al igual que los suyos, caemos al suelo y comenzamos a girar por una leve colina que se hacía a un lado de nosotros. Finalmente llegamos a los pies de la colina y yo quedo debajo de Thomas, él se queda mirándome fijamente y me da un suave beso en la frente. De por Dios, este hombre me trae por los suelos y no puedo hacer nada al respeto. Pues estoy locamente enamorada de él.

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Bueno mi gente bella, eso es todo por el capítulo de hoy. Espero les haya gustado; por favor no olviden dejar su voto y su comentario que a decir verdad significan mucho para mi.

𝕹𝖆𝖗𝖈𝖔𝖙𝖗𝖆𝖋𝖎𝖈𝖆𝖓𝖙𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora