Capítulo 36

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Escucho la alarma de mi teléfono sonar, son las siete y la verdad no quiero levantarme. Pero tengo que ser una adulta responsable que tiene que ir a una entrevista de trabajo.

-Demonios- digo saliendo de entre los brazos de Aaron para luego apagar la alarma y dirigirme al baño.

Me tomo mi tiempo en la ducha para luego cerrar la regadera, seguidamente me envuelvo en mi toalla y me dispongo a salir hacia mi vestidor.

Comienzo a revisar entre todos mis atuendos, desde pantalones hasta vestidos, faldas y trajes. Después de unos quince minutos elijo un bralette tipo corset de color blanco y mi traje de pantalón favorito color azul pastel, por último mis louboutin So Kate blancos y una bolsa Neverfull a cuadros. Me miro al espejo unas cuantas veces para sentirme aún más segura, salgo del vestidor y comienzo a guardar todos mis papeles e infaltables en la bolsa. Antes de salir de la habitación e ir a la cocina me acerco a Aaron aún dormido y le doy un beso en la mejilla, me alejo y salgo cerrando tras de mi la puerta con suavidad. 

Bajo las escaleras y ante el sonido de mis tacones un pequeño de cuatro patas se acerca uy emocionado hacia mi.

-Hola preciosura- digo tomando entre mis brazos- mamá irá a un entrevista de trabajo y luego te llevará a tu cita en el spa, habrás de estar muy estresado con todo lo que haces, ¿no?- río y le vuelvo a dejar en el piso.

Me acompaña hasta la cocina en donde le sirvo algo de su comida en su bowl, me lavo las manos y comienzo a prepararme unas tostadas con aguacate, tomates cherry y albahaca que lo acompaño con juego de naranja. Miro mi reloj y voy en tiempo perfecto, desayuno con calma, limpio los trastes, cepillo mis dientes y me recojo en cabello en una coleta alta, reviso mi maquillaje en tonos tierra y esta perfecto. Tomo las llaves de mi auto y salgo a nuestro aparcamiento, enciendo el auto y me pongo en marcha.

 Tras los veinte minutos más eternos de mi vida en un embotellamiento, aparco en el estacionamiento de un mall, me bajo del auto y comienzo a caminar hacia la entrada principal del edificio. En guardia de turno me saluda con una sonrisa amigable a la cual respondo devolviéndosela, entro a la recepción en donde me acerco a las chicas trabajando, pero antes de llegar a ellas una voz me interrumpe.

-Señorita Reid, es un honor tenerla aquí- me doy media vuelta y veo a un hombre alto de traje gris oscuro, tez trigueña y llamativos ojos azules.

-Mucho gusto, Lia Reid- me presento extendiéndole la mano. El responde estrechándola de forma segura.

-Me presento, Jamie Duggan. Asistente de la señorita Hamilton.

-Un placer- le dedico una leve sonrisa.

-Sígame por favor. La señorita Hamilton está más que emocionada por conocerle- dice el conduciéndome hacia un elevador el cual lleva a la planta más alta del edificio.

-Eso espero- entro en el lujoso elevador y a lo que Duggan aprieta el único botón en el panel a parte de el del lobby y el aparcamiento.

No pasa mucho hasta que llegamos al piso indicado, Duggan me deja salir primero a lo que yo le agradezco con un asentimiento.

-Aguarde aquí, serán solo unos segundos- dice él dejándome en una sala de reuniones con una hermosa vista de la cuidad.

Literalmente unos segundo después escucho las puertas de cristal abrirse y una voz diciendo:

-Preciosa y querida Lia- es la mismísima Emilia Hamilton- ¿o prefieres señorita Reid?

-Lia está bien- digo acercándome a ella para extenderle la mano.

No pasa ni una milésima de segundo entre mis intento por extenderle la mano y un fuerte abrazo de su parte. Se ve bastante pequeña y delgada junto a mi, pero sí que tiene fuerza. Ríe un poco para luego decir:

-Quieres hacer la entrevista aquí o prefieres ir a otro lado.

-Cualquiera está bien para mi, me adapto con gran facilidad. Pero me gustaría ir al parque de aquí en frente- digo con una sonrisa.

-Vale, pues no perdamos más tiempo. Por cierto, dime Emi- dice ella extendiéndome su mano.

La tomo e instantáneamente ella me hala nuevamente al elevador, una vez abajo todos en el lobby nos miran, o más bien a Emi como si fuera una deidad o algo así.

-Me impresionas, tienes presencia- susurra ella.

-¿A qué te refieres?- le respondo también en un susurro.

-¿Acaso no notas que tos te están mirando?, es casi como si fueras una celebridad- suelta una risita.

-Lo dudo- digo en una risa.

-Pues creértelo, tampoco es como si no fueras nadie. Créeme cuando te digo que no paré de buscarte como loca cuando vi el último de tus casos que hiciste público.

Se perfectamente que se refiere al caso del niño que vio a su madre asesinar a su hermana.

-Tierna con el peque y feroz ante el jurado y tu rival. Eso querida, es poder- dice haciendo un extraño ademán de poder.

Suelto una risita a lo que ella me golpea el hombro con suavidad para luego reír conmigo. Una vez en el parque comienza a hacerme toda una serie de preguntas casuales y unas que otras algo capciosas.

-Bueno, eso es todo por hoy.

-¿Y la entrevista?- pregunto confundida.

-Esto fue la entrevista. Conozco todo tu trayecto y experiencia a la perfección, pero no tenía idea que tipo de persona eres, pudiste haber sido inclusive una psicópata o algo peor. Por eso incluí las preguntas capciosas, además eres de madera dura, no te doblas ni te confías fácil. Me gusta, estás contratada. Trabajarás en mi piso como mi mano derecha, empiezas el lunes de la próxima semana- tras decir lo último se va sin más.

Estoy atónita, esta mujer me debió haber estudiado muy bien, y es cautelosa. Definitivamente me agrada, y para sellar con broche de oro tengo el empleo. Esto no pudo haber ido mejor, tengo que contárselo a Aaron, me doy media vuelta estrellándome con alguien detrás de mi, le derramé el café por encima.

-Lo lamento mucho señor, se lo pagaré- saco algo de dinero de mi cartera y al levantar la vista me encuentro con aquella persona.

De todas la tragedias posibles un día como hoy, la única que tenía que suceder era encontrarme con él. Sus ojos azules abiertos de par en par y su gran cuerpo rígido, se hallan frente a mi, aprieta sus manos y mandíbula, inmóviles, tal y como su cabello ahora color rubio cenizo perfectamente peinado. Pongo el dinero en su mano y digo:

-Creo que nos volveremos a ver muy prontamente. Solo que para entonces, será en un tribunal- me doy media vuelta y le dejo ahí, inmóvil y solo.


𝕹𝖆𝖗𝖈𝖔𝖙𝖗𝖆𝖋𝖎𝖈𝖆𝖓𝖙𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora