Es atardeciendo, puedo ver como los tonos rojos, naranjas y rosa se apoderan poco a poco del cielo mientras el sol se oculta dispuesto a iluminar otros países. He permanecido todo el día en la pequeña sala viendo a las enfermeras paseando con pacientes a lo largo del grande y verde patio.
En eso salgo de mi ensimismamiento cuando mi teléfono suena, veo la pantalla y leo e nombre "Spencer", tomo el teléfono y deslizo mi dedo por la pantalla para contestar la llamada.
-Spencer, hola- digo sonriendo.
-Lia, Lia escúchame; te están siguiendo unos tipos quienes al igual que yo se han enterado de que estás en el hospital- dice explicándome la situación.
-¿Sabes quienes?-.
-¿Acaso crees que habría mandado a alguien ahora mismo a recogerte si ya supiera quienes son?- dice en tono áspero y brusco.
-Pues perdón si pregunto caballero- digo con unas inmensas ganas de tomarle del cuelo hasta que quede de color morado.
-Pérdón, tienes razón. Puede que esté estresado pero no por eso tengo el derecho de hablarte así- le oigo arrepentido.
-Gracias, ahora. ¿Qué tengo que hacer?- interrogo expectante.
-Por ahora nada. Lo único que tienes que hacer es esperar a que llegue el hombre a quien envié, el te entregará algo de ropa y tú te cambiaras; luego saldrás con el actuando lo más casual que puedas- le oigo decir al otro lado del teléfono.
-Muy bien, pero... ¿Cómo sabré que es él y no uno de los que me siguen?- interrogo obvia.
-Te digo todo con que es el doctor Coleman- dice como si nada.
-... muy bien- es lo único que puedo responder.
-¿Qué?, ¿acaso él te pone nerviosa?- dice burlón.
-Será mejor que te calles pedazo Spencer si no quieres que cuando te vea te parta la cara- digo en tono amenazante.
-Muy bien, muy bien boa. Cálmate- le oigo decir.
-No me llames así, o no mientras estemos en público o hablando por teléfono- digo parándome del cómodo sillón.
-Mejor digo adiós- le oigo para continuamente cortar la llamada.
Tras cortar la llamada con Spencer pasa un cuarto de hora en la cual no hice más que revisar correos, revisar redes sociales, borrar cosas de mi galería y ver viejas fotos que aún conservaba en mi teléfono. Comienzo a sentir un pequeño vacío instalarse en mi pecho al ver una foto mía con mis hermanos en mi décimo cumpleaños. En eso oigo como alguien entra a la habitación distrayéndome de aquel sentimiento.
-David- digo al ver a Coleman.
-Hola. Ten aquí está tu ropa, ve a cambiarte- dice entregándome una bolsa.
La tomo y me introduzco en el baño para comenzar a vestirme, por lo que veo es un pantalón azul oscuro de mezclilla, una blusa holgada azul marino, unas sandalias negras de tacón alto y un abrigo hasta arriba de la rodilla color gris. Finalmente cambiada salgo del baño y me dirijo hacia David haciéndole con mi cabeza un ademán de que nos vallamos. Siento como me toma por la cintura y comienza a caminar conmigo a lo largo de los pasillos del hospital. Nos dirigimos hacia los elevadores, él presiona el botón para llamarle, las puertas se abren y nosotros entramos. Una vez adentro me doy cuenta de que David aún me tiene agarrada por la cintura a lo cual un poco apenada digo.
-Y... Ya puedes soltarme-.
-¡OH!, sí... lo siento.
-No te preocupes solo fue un accidente- digo arreglándome el abrigo.
Un pesado e incómodo silencio se instala entre nosotros de forma que estos escasos minuto que hemos estado aquí se tornen sumamente incómodos. Al cabo de lo que para mi pareció una eternidad las puertas del elevador se abren y yo me precipito a salir y así tomar un poco de aire fresco, en eso veo como me hace unas señas de que le siga, obedezco y camino junto a él hasta llegar a una Audi Q5, me subo rápidamente en el asiento del copiloto cerrando la puerta tras de mi. El hace lo mismo y sin decir cosa alguna enciende el auto y se pone en marcha hacia según veo en el GPS la casa de Spencer. Saco mis auriculares y pongo play a la música topandome con "Radio" de los Rammstein.
El camino transcurre con normalidad y en silencio, a medida que el cielo va oscureciendo y el sol ocultándose mis ojos comienzan a sentirse pesados y poco a poco irse cerrando. Estaba a punto de dormirme cuando de repente siento como el auto frena abruptamente, abro mis ojos completamente sorprendida para luego fijarme en una camioneta Mercedes Benz G 500 color negro se interponía en nuestro camino. David intenta dar reversa, pero otra camioneta idéntica a esa nos bloquea por detrás; aparecen así otras tres rodeándonos por completo, en eso veo como de una GLS 500 se baja un hombre de cabello castaño claro y tez pálida luciendo un traje negro carbón hecho a medida, una camisa estampada, unos zapatos Wholecuts y unos lentes oscuros. Junto a el se hallan otros tres hombres que supongo son un tipo de guardias; puedo ver como David saca un arma de su abrigo para luego sacar otra de la guantera y entregármela.
Una vez el arma en mis manos le quito el seguro y reviso que tenga balas, vuelvo mi vista hacia la ventana y puedo ver a aquel hombre a tres metros de la camioneta, desbloqueo las puertas del auto y me bajo cerrando la puerta tras de mi.
-¡¡NO!!, Lia pero qué estás haciendo- me grita desde el interior del auto mientras yo me dirijo hacia en hombre.
Me detengo a metro y medio de este y sus guardas quienes al percatarse de que tengo un arma alistan las suyas dispuestos a dispararme en cualquier momento. El hombre de lentes me mira unos segundos para luego dibujar una sádica sonrisa ladina, hace un ademán a sus guardias para que se aparten y luego comenzar a caminar hacia mi, yo hago lo mismo sin dudarlo un poco; una vez estamos frente a frente él se quita sus lentes oscuros dejándome ver sus ojos marrón oscuro, pasa su mano por mi mejilla a lo cual yo cargo el arma y la pongo bajo su barbilla.
-Chica ruda- dice burlón mientras pone sus manos a los costados de su cabeza.
-Simplemente es no dejarme intimidar por un imbécil- le respondo con una sonrisa cínica a lo que siento como me da una bofetada.
Yo le regreso el golpe pero esta vez con un puñetazo en la nariz, veo cómo cae al suelo tocándose su nariz la cual no para de sangrar.
-¡¡Métanla en el auto!!- grita él con la nariz rota.
En ese mismo instante me pongo en posición de tiro y comienzo a disparar a varios de los hombres mientras otros dispuestos a comenzar a disparar se detienen ante una orden del extraño, una vez el arma se queda sin balas uno de los guardas se me acerca por detrás presionando con algo filoso mi carótida a lo cual tomo su brazo para luego cambiar de lugares y y hacerle un llave rompiendo su muñeca y finalmente saltar sobre su pierna así rompiéndola.
- ¿Alguien más?- interrogo mientras limpio parte de unos cuantos rastros de sangre en mi rostro a causa de los golpes que también recibí por parte de los guardas.
-De hecho...- dice el loco sacando un arma para luego dispara hacia mi dirección.
Siento un inmenso dolor en el costado izquierdo de mi cuello. Un potente mareo y las ganas de dormir se apoderan de mi, mis ojos se cierran y lo último que recuerdo es sentir mi cuerpo a punto de impactar con el suelo.
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𝕹𝖆𝖗𝖈𝖔𝖙𝖗𝖆𝖋𝖎𝖈𝖆𝖓𝖙𝖊
RomanceThomas Collins: Guapo, mujeriego, inteligente, serio, celoso, posesivo, de carácter fuerte y ... el narcotraficante más temido de todo el Reino Unido. Lia Reid: Fría, calculadora, atlética, hermosa, dulce, directa, inteligente, sádica, algo rencoros...