Capítulo 28

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Los tres juntos comenzamos a caminar hacia el interior de la casa, y la sonrisa extraña de Aaron al igual que el comentario de mi padre aún rebotan en mi cabeza. Cuando salgo de mi trance noto que estamos ahora en la sala de estar, miro todo en ella y noto que cada cosa sigue intacta, en su lugar; como si ni una sola alma hubiese penetrado aquí en un largo tiempo.

-Lia, linda. ¿Por que no le enseñas al señor...

-Dahlbeck- completa Aaron.

-Por supuesto- digo a lo que él me extiende el brazo y comenzamos a caminar rumbo a la planta de arriba.

-Estás absorta-.

-Por supuesto que no- niego con el cejo fruncido.

Suelta una leve risa y yo giro a verle, me mira con sus penetrantes ojos, me toma por la cintura a la vez que yo le acerco a mi tomándole por el cuyo; nuestros rostros frente a frente se dejan llevar por la tentación llevando a nuestros labios y lenguas a fundirse en un profundo, suave y apasionado beso. Una de sus manos baja poco a poco de mi cintura hasta mi trasero el cual a prieta suavemente. No puedo evitar soltar un pequeño suspiro a lo que él aprovecha y hace a más profundo el beso, le halo hacia la habitación detrás nuestro. Entramos y cierro la puerta con pestillo, damos unos pasos y le arrojo a la cama de la gran habitación, me pongo sobre él mirándole cual leona a su presa, me acerco a sus labios y deposito un suave beso para luego comenzar a bajar por su cuello a la vez que desabrocho lentamente su camisa, una vez está deja de estorbar bajo mis besos por su esculpido y perfecto torso, una vez abajo puedo notar el gran bulto en su pantalón. Comienzo a retirar su cinturón para luego desabrochar su pantalón y retirarlo. Una vez él está únicamente en ropa interior puedo ver que el bulto es aún más grande; le miro con malicia a la vez que su mirada se oscurese. Me dedica una sonrisa ladina y en un ágil movimiento me da vuelta quedando él sobre mi y apoyando su peso sobre sus antebrazos, me besa dulcemente para luego comenzar a deshacerse de mi ropa y un vez estoy en ropa interior mira detenidamente mi cuerpo, finalmente me mira a los ojos levantando mi barbilla haciéndome mirarlo.

-No tienes idea de cuánto tiempo he esperado por ti- dice en tono dulce a lo que todo en mi se desborda y le beso con una sonrisa el los labios.

-Creo... que me estoy enamorando de ti- digo en un murmullo y notoria alegría.

-Eso me hace feliz, porque desde el día en que te ví... inevitablemente comencé a amarte- sus palabras hacen que mi corazón rebose de alegría, y unas cuantas lágrimas de alegría se escapan de mis ojos.

Nuestros labios se entrelazan en un cálido y amoroso beso. Siento como si todo lo malo se alejara, todo el dolor y la angustia para por fin poder comenzar un nuevo capítulo de mi vida. Una vida que nunca antes me había pertenecido pero que de ahora en adelante sí sería así. Mi cuerpo responde perfectamente al tacto y las caricias de Aaron; me siento plena y feliz cada vez que estoy a su lado, me siento protegida, tranquila e inclusive podría decir... que es posible que por primera vez me esté enamorando de verdad. Después de hacer el amor una vez más, me recuesto con mi espalda recargada en su fuerte pecho, él acaricia mi brazo izquierdo mientras que con su otra mano acaricia mi cabello.

-Lia...- dice llamando mi atención.

-¿Si?- pregunto girando me para quedar frente a frente.

-Te necesito, y no por lujuria o interés. Lía, te amo, y... quiero que vivas oficialmente conmigo, no como mi protegida o amiga... sino como alguien más- dice a lo que mis ojos se llenan de unas cuantas lágrimas de alegría.

-Te amo- digo derramando unas cuantas lágrimas para luego tomar su rostro entre mis dos manos para luego besarle dulcemente.

-Eres la mujer más perfecta, y comienzo a creer que la hecha justo a la medida para mí- dice sonriendo.

𝕹𝖆𝖗𝖈𝖔𝖙𝖗𝖆𝖋𝖎𝖈𝖆𝖓𝖙𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora