Capítulo 40

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Siento a Aaron revolverse en la cama incesantemente. Me doy media vuelta y digo con voz aún adormilada:

-Cielo... ¿qué sucede?

-No es nada amor, vuelve a dormir- dice acariciándome el cabello.

-Estás nervioso porque pasado mañana empieza el juicio. ¿no es así?- me acerco a él abrazándole.

-Sí...- admite finalmente.

-¿Y si algo sale mal?- interroga preocupado.

-No saldrá mal, y en todo caso Janet siempre puede ser tan propensa como cualquier otro ser humanos de ser víctima de un robo, ser acusada por manipulación de la justicia, mentir y presentar en papeleo médico, calumniarte a ti, amenazarme a mi o sufrir un accidente automovilístico por quedarse sin frenos- al decir lo último Aaron comienza a reír mientras niega con la cabeza.

-No sé por qué me debo preocupar más, si por el juicio o tu salud mental- le doy un pequeño golpe en el hombro.

-Además, tenemos a nuestro favor los padecimientos de Janet. Por tanto podemos hacerla completamente incapaz de decidir por Kaanbal e inclusive por ella misma- digo con una sonrisa ladina.

-Demonios, comienzo a creer que el Diablo es una mujer, y que esa mujer eres tú- ríe.

-Claro que no, yo soy un ángel- imito un tono ofendido.

-Y seguramente yo soy Iron Man- ruedo los ojos y respondo.

-No estás tan bueno, ni eres un genio. Pero eres aceptable- sonrío ladinamente.

-¿Ah sí?- dice poniéndose sobre mí apoyándose en los codos- ya veremos qué dices después.

Comienza a besando mis labios apasionadamente, introduce su lengua en mi boca comenzando una lucha incansable hasta que ambos nos quedamos sin aire. Nos miramos a los ojos, repaso cada una de sus facciones, enredo mis dedos en su precioso cabello, me acerco a sus labios y tomo suavemente su labio inferior entre mis dientes. El hace lo mismo poniendo su mano derecha sobre mi cuello, suelto un pequeño suspiro, él ríe y me da media vuelta. Siento su fuerte pecho contra mi espalda, y un poco más abajo, rosando mi trasero su enorme, duro y creciente miembro. Besa mi nuca bajando cada vez más por mi espalda mientras retira mi pequeño y corto pijama de seda. Justo cuando creo que la espera no puede ser peor, le siento levantarse y veo cómo va hacia el vestidor. Espero no sea lo que creo, o de lo contrario voy a enloquecer. Unos minutos después le veo salir con su deliciosa anatomía al desnudo, y justo con lo que me temía, trae una venda con una cuerda de yute y un tubo telescópico.

-Vas a matarme- digo mordiendo mi labio inferior.

-No. Solo haré que ruegues porque te folle sin piedad- ríe jugueteando con la venda.

Me pongo en cuatro, él cubre mis ojos con ella, para luego atar mis manos detrás de mi espalda.

-Créeme, no pensaras ni un segundo quedarte sobre mí, gimiendo como sabes hacerlo- siento su mano volver a mi garganta apretando un poco más fuerte que antes mientras su miembro aún más grande vuelve a rosar mi trasero.

-Se está poniendo muy duro- digo en un pequeño gemido.

-Ya quiero que me lo pongas- dice poniendo su dedo índice sobre mis labios, lo chupo.

Aprieta con fuerza mi trasero para luego soltarme una fuerte nalgada. Gimo fuerte y Aron vuelve a hacerlo, una, dos, tres, cuatro veces más. Frota su enorme y duro pene contra mi, no puedo esperar a que esté dentro. Siento como dos de sus dedos rosan mi húmeda vulva, una corriente eléctrica pasa por mi columna.

-Estás muy húmeda- ríe pasando su lengua por mi lóbulo.

-Solo tú sabes cómo mojarme así- suelta otra fuerte nalgada a la que respondo con otro gemido.

-Puedes colocarlo- dice levantándome mientras saca un preservativo.

Se sienta en la cama y pone el preservativo entre mis labios, lo dejo de lado como puedo y digo:

-Primero esto- pongo mis labios sobre su erecto miembro, comienzo a lamer todo el cuerpo de su pene. Quién diría que se podría poner más duro.

-Me encanta lo duro que te pones cuando te la chupo- digo para luego comenzar a succionar su rosada glande.

-Mierda, te sientes... increíble- se recuesta apoyándose sobre sus codos en la cama mientras suelta pequeños gruñidos. Entonces, me detengo- Lia... ¿Qué haces?, por favor no me dejes así- dice tomando su deliciosa verga entre su mano.

-Suéltame y lo haré hasta que te corras- suelta un bufido y resignado me desata.

Me pongo de rodillas frente a él y vuelvo a lamer los costados de su glande y a succionar. Le dejo un segundo para luego engullir toda su verga, Aaron suelta un fuerte gemido, comienzo a subir y bajar, una y otra vez, cada vez más rápido. Pongo una de mis manos en su tronco para ayudarme a cubrir todo su pene que es bastante grande, mi otra mano se posa sobre sus bolas comenzando a estimularlas.

-¡Mierda!... no pares linda, hazlo más rápido- obedezco a sus ruegos y aumento la velocidad, me siento muy mojada, casi a punto de empezar a chorrear. Su pene está muy caliente, y las venas en él se hacen cada vez más pronunciadas.

Aaron se levanta y enreda sus dedos en mi cabello ayudándome a ir aún más rápido.

-Maldita sea Lia... me encantas toda tú, tus labios, tu lengua- no dejo que termine de hablar cuando comienzo a chupar sus testículos mientras le masturbo con ambas manos.

Me encanta, se siente delicioso dentro de mi boca, no puedo esperar a que se corra. Imagino su delicioso semen salir a borbotones de su monumental verga y mis labios llenos de él. Hago que se vuelva a sentar sobre la cama, tomo su pene y comienzo a masturbarlo con mis senos, Aaron comienza a gruñir y gemir cada vez más fuerte.

-Me matas...

-Quiero que te corras en mi rostro- digo esto y sin parar de masajearlo con mis pechos comienzo a chupar también su deliciosa glande.

-¡Mierda!, no quiero que pares... sigue y haré lo que quieras- dice comenzando a moverse entre mis pechos.

Ambos aumentamos la velocidad, no me puedo contener más y creo que Aaron tampoco, y si no es así seguiré haciéndolo hasta que se corra en mi rostro.

-Lia... me... ¡corro!- no logra terminar de hablar cuando siento ese delicioso líquido entre salado y amargo llenar mi boca, chorrear por mis labios e inclusive llegar hasta mis pechos. Un segundo después me corro también- carajo..., eres demasiado buena- dice ayudándome a levantar- ¿Quieres que comience por algún lugar en especial?

Dice esto mientras recorre mi cuerpo con sus fuertes manos.

-Quizá ...- digo lamiendo mis labios.

-Podría ser, ¿aquí?- comienza besando mi cuello.

-No- río.

-O tal vez...- me arrincona entre la pared y su cuerpo levantándome en sus brazos- aquí- dice paseando sus dedos por mis piernas.

-Tibio- me muerdo el labio.

-¿Una señal?- interroga en tono ronco y bromista a lo que enredo mis piernas a los lados de su cintura pegándome más a él y su nuevamente erecto amigo.

-Eres una niña muy mala- dice recostándome sobre la cama, tomo el preservativo junto a nosotros mientras Aron besa, succiona y masajea mis pechos. Lo coloco lentamente, pero él ni se inmuta. Toda su atención está en atender mis deseos- aún estás a tiempo de detenerme- dice con tono ronco y seguro, pero sé que al igual que yo desea no parar.

-Prefiero sentir esa enorme y deliciosa verga dentro de mí- me muerdo el labio.

-Juro por Dios que no parare hasta que estés temblando y ruegues porque me detenga.

-Mejor cállate y fóllame- digo poniéndome sobre él.

𝕹𝖆𝖗𝖈𝖔𝖙𝖗𝖆𝖋𝖎𝖈𝖆𝖓𝖙𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora