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-Bebé, te extraño.

-Me acabas de ver hace cinco minutos, seguro sigues en la puerta del edificio.

La voz de Dua se escuchaba sexy al otro lado del teléfono. Quiero romperle los labios con mis besos. Bueno, no romperle, comerle los labios, así no se lee tan violento y fuerte.

Miré alrededor y subí a mi auto.

-¿Puedo verte hoy en la noche y repetir contigo?

-Puede ser, tengo que pensarlo.

Difícil, me gusta, pero me preocupa. Miré mi reloj, debía llegar al trabajo.

-Paso por ti a las 8.

-¿A las 8?

-Sí nena, quiero estar más tiempo contigo.

-¿Vas a llevarme a cenar?

Me detuve. Eso es una cita. Vamos, Dua quiere una cita, pero ¿conmigo? Sí, no seas estúpida Hallie, es evidente que contigo.

-De acuerdo bebé, una cena, tú y yo... Lleva preservativos.

Ella comenzó a reír.

-Eres una tonta.

-No estoy preparada para ser una madre joven...aunque, por tí acepto todo, hazme mil hijos Dua Lipa.

La llamada se terminó con su risa de fondo. Y yo tenía una sonrisa después de eso.

En el trabajo, todo fue cansado. Demasiados papeles, firmas, una junta ejecutiva y responsabilidades de adultos cuando yo aún pensaba en juegos para chicas de mi edad.

Que alguien me dé papilla de manzana y me arrulle con un cuento.

Miré mi reflejo en aquél amplio espejo. Mi vestido negro se ajustaba a mi cuerpo y realmente me gustaba cómo quedaba. El maquillaje remarcaba mis ojos y el pintalabios hacía ver a mis labios más besables.

Aún así, me sentía nerviosa al pensar en Dua.

Hallie, ¿qué te pasa? Es solo una...cita.

Bajé por el ascensor y las llaves del auto resonaron antes de abrir la puerta. Coloqué música para tranquilizarme y el mismo The Weeknd apareció en la canción primera de la lista.

-Esto debe ser una señal.

Mi playback tuvo éxito en el camino hacia el departamento de Dua Lipa.

the hills › dua lipaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora