—Chicas, vamos, suban a la camioneta.
Los chicos nos estaban llamando. Dua presionó mi mano. El amanecer en la playa de acercaba.
—¿Quieres ir, bebé?
—Lo que tu quieras, amor.
Sus labios se posaron sobre los míos y siguió fumando mientras subíamos.
Isaac estaba ahí. Tyley y el otro chico se fueron con Norah, en el yate.
—Vamos a seguir toda la costa para ganarle al sol.
—Hallie, ¿quieres?
La chica de mi lado me entregó una botella de licor, pero negué. Quería estar otra vez con Dua.
—Dua, ¿tu quieres?
Vi que intercambiaran el cigarrillo por el alcohol, y la chica hermosa se llevó el líquido a la boca. Oh no.
—Bebé, dame un beso.
Dua entregó el licor a la otra chica y se apoyó en el asiento para besarme. Las chicas que estaban atrás comenzaron a cantar y a gritarnos.
La chica que estaba a nuestro lado sujetó el rostro de Dua y comenzó a besarla.
Espera, ¿qué está pasando?
Sentí que el conductor acelerara. Y Dua comenzó a tocarme por encima de la ropa.
—Brook, voy a bajar.
—¿Qué? Pero...Hallie, ya vamos a llegar.
—Tengo que bajar.
—No voy a detenerme.
—Entonces voy a buscar cómo bajar—abrí la puerta.
—Hallie, maldita sea...—Brook comenzó a disminuir la velocidad.
—Voy a bajar, voy a bajar.
Al instante frenó.
—¡Baja Hallie! Joder, eso querías, ¡baja!
—No tienes que gritarme señor gruñón. Ya bajo.
Miré hacia Dua. No quería dejarla en peligro.
—¿Bebé, me acompañas?
—Creo que ella se quedará con nosotros—la chica rubia abrazó a Dua.
—No te preocupes, nosotros la cuidaremos—Isaac lo dijo. Zorra. No le creo nada, ahora menos pienso dejarla.
—Nena, vamos a divertirnos.
Dua se liberó de los brazos de la chica y bajó de la camioneta para abrazarme.
Segundos después, el vehículo desapareció con máxima velocidad por la playa para ganarle al amanecer.
—Lo siento cariño, tenemos que caminar.
—Hall, no quiero. Mejor nos quedamos aquí.
Ella pasó su brazo por mis hombros y me miró.
—¿Por qué bajaste?
—No quería seguir en peligro.
—Creo que me besé con otra persona.
Sonreí.
—Sí, lo hiciste.
—¿No te molestó eso?
—¿Y si mejor me besas y lo olvidamos?
No esperé ni un segundo cuando sentí sus labios encima de los míos, y comenzó a besarme lentamente.
Sus manos se dirigieron a mi cuerpo y pronto ya estábamos en la arena, besándonos más fuerte. Que intenso, es hora de cubrir los ojos y no ver esas escenas.
—Vamos al auto.
—Mmm espera, quiero hacerlo aquí.
—¿Qué quieres hacer aquí?
—Hallie, sabe a lo que me refiero.
Y su mano entró a mi ropa. Alguien que me ayude.
Cuando subimos al auto para regresar a casa, el amanecer ya comenzaba a dibujarse en el cielo.
A Dua no le cansaban las fiestas aunque sufriera las consecuencias al día siguiente. Masoquista, como yo al verla dormir en el camino hacia la casa.
Es momento de pedirle que sea mi novia. Quiero que todos conozcan a la chica que me hace jodida y bellamente feliz.