Dua ahora sólo llevaba puesta una gran camiseta blanca y bragas negras. El resto de su ropa se había perdido por ahí. En mi mente, estoy llamando a emergencias.
Ella sigue bailando arriba de la mesa. Me decepciono porque no estamos solas en casa.
Es otra fiesta. Es fin de semana.
Desde el mueble aumento un poco la música y Dua me mira divertida.
—Vamos nena, desnúdate.
Ella se lleva el dedo a la boca. Me está provocando. Me tengo que sostener de algo.
La mujer de mi lado coloca su mano en mi pierna. Y siento como comienza a acariciarme.
—¿Estás bien?—la miro. Ella está demasiado cerca. Ya entendí.
—¿Hallie, quieres acompañarme afuera?—nada inocente.
Los demás chicos están mirando como Dua y sus amigas bailan arriba de la mesa. Otros están bebiendo y besándose. Y consumiendo cosas del mal.
Aún es mediodía y la fiesta parece demasiado encendida.
—¿Qué dices?
Presiona sus dedos en mi muslo y se acerca a besarme.
Me pongo de pie. Código rojo, zorra detectada.
Me voy junto a Dua.
—Bebé, ¿quieres acompañarme?
Sostengo su mano y ella desde arriba de la mesa me abraza. No ha escuchado mi pregunta, creo.
—Cariño, cómeme los labios.
—¿Quieres que baje o tú quieres subir?
—¿Podrías bajar? Es que le tengo miedo a las alturas.
Ella baja, y me arrastra a sus brazos para besarme.
—¿Te dejé con las ganas?—reconozco esa voz.
La mujer que estaba en el sofá ahora se encuentra detrás de nosotras. Su mano me acaricia un poco para buscar atención. Lo está logrando.
—Hallie, mi amor, si te aburres ya sabes dónde voy a estar.
Veo como Dua la mira confundida. Y la otra mujer se va con una sonrisa. Maldita.
—Vamos bebé, quiero tener un baño de burbujas contigo.
—¿De qué hablaba ella?
—Quería llevarme afuera, está loca. ¿Nos vamos?
Por su expresión veo que ya no está bien. No nena, no borres esa sonrisa. Me duele.
—Bebé, no estés así, ven aquí.
Subo a la mesa y ella hace lo mismo. Adiós miedo a las alturas.
—¡Amigos!—levanto un poco la mano, ya tengo atención aunque algunos siguen en lo suyo—¡Hijos de la piña!—pobre piña.
—¿Desde cuánto no dices groserías?
—Desde que me besas con esa hermosa boca—le robo un beso.
—¡Hijos de puta, les quiere decir algo Hallie!
Dua lo había gritado. Que hermosa se escucha diciendo malas palabras.
—Te doy todo, nena.
Ella rie.
—¿Qué nos ibas a decir Hall?—Jack está con su copa lista para dejarla caer.
—Ya nada, lo olvidé.
—Jódete.
Dua responde por mí. Le muestra su encantador dedo de enmedio y me besa de nuevo.
En el baño de burbujas, ella estaba jugando debajo del agua. Dua, nunca te calmes.
—Eres una jodida diosa.
—Hallie...
—Dua...
Mis dedos siguen las caricias por sus hombros. Estoy mirando los detalles de su cuerpo. Me gusta hacer eso. Mirarla.
Dos cuerpos desnudos, debajo del agua, sintiendo todo. Todo. Es un infierno incendíandose.
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