Llegamos a casa. Luces encendidas por aquí y por allá, los autos deportivos de mis amigos estaban estacionados en la entrada, y la música podía escucharse como el infierno. ¿Aló, policia? Es una emergencia.
-Parece que es una fiesta sorpresa de alguien, ¿por qué en casa?
-Porque celebran por ti, cariño.
Aún es mi cumpleaños, ¿eso es bueno?
Dua sujetó mi barbilla y me dió un fuerte beso en los labios. Sí, si es bueno estar cumpliendo 23.
-Vamos Hall, entremos a casa.
Sujeté su mano y la miré.
-¿Qué pasa?
-Es que... no me has retirado el cinturón, y aún soy una bebé, no puedo sola.
Ella sonrió y se acercó para retirarme el seguro del cinturón en el auto. Así quería tenerte nena.
Atrapé sus labios con los míos y subí mis manos a sus...
-Hallie, eres demasiado inquieta.
-Tú me provocas bebé.
Cuando cruzamos la puerta de la casa, parecía que tenía una alarma y podía brillar en la oscuridad. Llegué hijos de puta. Es mi momento. Perdón, me alteré.
-Oigan todos, ¡Hallie ya está aquí!
-Y una diosa me acompaña esta noche. Dua. Bebé, por ti si me arrodillo ahora mismo.
Jack hizo una señal con sus manos como si pidiera "tiempo libre" y Billie se acercó.
-Nuestra jodida reina esta aquí-me abrazó y llamó a otro de los chicos-Troye, trae la corona.
Era verdad. Una corona dorada terminó en mi cabeza. Tenía estilo real. Me sentía una reina.
-¡Brindemos por Hallie! ¡Hallie, eres la jodida ama de las fiestas! Una leyenda...-con las palabras de James había elegido champagne para celebrar. Dua tenía una copa entre su mano.
No dejaba de mirarla a la mujer de mi lado. Es completamente hermosa.
-Nena, me encantas como el infierno.
Dua unió sus labios a los míos y marcó frente a varias perras quién era ella.
La fiesta continuó. Isabel, una chica que antes era mi favorita, se unió al gran sillón de la sala principal.
-Hallie, amor, cada noche te ves más hermosa.
-¿Es por la corona verdad?-señalé hacia arriba.
Ella rió un poco. Estaba de gata queriendo subirse en mí.
-Vamos a tu habitación, tengo tu sorpresa de cumpleaños.
Sonreí. No me engañas Isabel.
Sostuvo mi mano y se levantó del sillón. Mujer, voy a darte un tour en dirección a la salida de la casa.
-Bebé, ahora regreso-dejé un beso en la mejilla de Dua. Linda.
Me puse de pie y acompañé a Isabel entre los invitados. Me estaba llevando a las escaleras. Sueña, sigue soñando.
-Ven-la llamé con el índice para que se acercara.
-Vamos a divertirnos de verdad esta noche, mi hermosa reina.
Intentó rodearme con sus brazos pero la llevé hacia la puerta de la casa.
-Sí, me voy a divertir mucho. Mi ángel me espera, y tú... ya puedes regresar a casa, gracias por venir linda, te queda hermoso ese vestido.
-Hallie, ¿qué haces?
Abrí la puerta y vi que varios nos miraran. Seguro juegan a ser la prensa.
-¿Te llamo un taxi?
-Hallie, ¿me estás sacando de tu fiesta?
-Oh no, eso se escucha muy mal, te estoy invitando de regreso a casa, debes estar cansada.
-¿Es por la perra que trajiste, verdad?
La miré.
-Hallie, joder. Que ninguna puta te cambie. Tienes que divertirte. Eres libre, eres joven y tienes todo a tus pies. Si la dejas entrar en tu vida te va a hundir en la mierda.
-Sorpresa. Ya estoy en la mierda.
-Te arrastrará a la miseria verdadera cuando se vaya.
-Tranquila Issy, todos se van.
Sonreí. Chao.