¿Por qué?

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Siguió pasando el tiempo, cada vez que podíamos salíamos a dar una vuelta pero poco a poco Amy y yo nos alejábamos. Ya no era igual. Decidimos preparar una tarde en mi casa con palomitas y películas que nos gustasen a los dos. La invité a venir sobre las 6.

-Hola amor- dije cuando la abrí la puerta de casa dándola un beso después.

-Hola -me sonrió y me devolvió el beso.- ¿Qué has escogido?

-Pues sombras tenebrosas y hermosas criaturas. ¿Te parece bien?

-Claro.

Se sentó en el sofá y se acurrucó en uno de los brazos.

-Amy puedes apoyarte en mi.

-Lo sé pero no me apetece.

Trancurrió la película y de verdad la vimos; de vez en cuando se acercaba a darme un beso pero era muy escaso y yo la verdad me apetecía bastante poco hacer otra cosa que no fuera ver la película.

Al terminar la pelicula, recogimos un poco todo, recogió sus cosas y la acompañe hasta la puerta. Me ofrecí a acompañarla pero no me dejó. Y ahí me quedé yo mirando por la ventana viendo como desaparecía Amy por la calle con sus cascos.

Habla Amy:

Me fuí y según salí de su casa me puse a llorar. "¿Qué te pasa, joder Amy?" pensé mientras buscaba el móvil desesperádamente dentro de mis bolsillos. Lo saqué y me puse a buscar una canción que necesitaba de verdad. Dear Agony de Breaking benjamin. Lo configuré para que se repitiera una y otra vez. Seguía llorando preguntándome que qué me pasaba  con él. "¿Por qué soy tan pesimista que no me dejo tener un final feliz?" me dije para mi.

Mi pecho parecía un agujero negro que absorvía el calor, el amor y lo bueno de mi.

Llegué a casa, me tiré en la cama y me arropé con mi manta hasta desaparecer dentro de ella.

"¿Por qué?" fue lo ultimo que pensé antes de dejar la mente en blanco y solo dejarme sentir mi cuerpo y la canción.

Habla Caleb:

Me senté en el sofá. Empecé a sentir un nudo en el estómago como sí algo fuese mal y en mi cabeza corrían miles de malos presentimientos.

"¿Se acaba esto ya?¿Se ha enfadado conmigo?¿Ya no me ama?¿Qué nos pasa?" todo y mucho más que eso corrió por mi cabeza.

No podía estar más tiempo sentado. La llamé al móvil pero no me lo cogió; la mandé un mensaje pero ni lo abrió. "¿Estará enamorada de otro?" no podía parar de pensar y pensar y cada vez me sentía peor. Me metí en la cama abracé fuertemente la almohada y me obligué a dejar de pensar.

¿Diferente? PuedeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora