Gracias Annie

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Era mi padre quien me había subido a casa y acostado. Me levanté con dolor de estómago y algo de dolor de cabeza, "supongo que esto será la resaca" pensé. Salí de mi habitación y no oí a nadie gritándome por lo de ayer así que mi padre me había guardado el secreto, además tampoco quería verme y casi ni hablar del tema. Solo le dije gracias e hice como siempre, callar.

Annie por fin se dió cuenta de que lo estaba pasando mal. Por lo que se ve tener cara de resaca un día de diario y además de saber que yo no bebo la alertó, añadiéndole que llevaba varios días sin maquillarme ni arreglarme de ningun tipo y estaba bastante uraña.

Le conté lo que pasaba y Annie me abrazó fuerte y yo la lloré un poco intentando que nadie me viera así. Annie no es dada a contacto físico así que sí hizo eso sería porque me vió demasiado mal. Se deshizo de mi y llamó a sus padres para que me dejaran dormir en su casa y no sé que les contó para que la dejaran. Yo llamé a los mios y aunque no aceptaron de buenas, sobre todo mi padre, pero  lo hicieron.

Compramos palomitas de todos los sabores habidos y por haber y vimos toda la tarde la saga de Crepúsculo solo para verle los fallos que tenía. Por mi parte además morirme de dolor y de envidia por la pareja. "Así eramos nosotros ¿no crees Caleb?" pensé y se me hizo en la cara una mueca irónica y de dolor. Las películas acabaron y Annie se ofreció a lavarme el pelo. Me prestó un pijama y me dejó dormir con ella en su cama. Antes de dormir sin que ella me viese cogí mi cartera y saqué una foto. Era yo con Caleb en una heladería. Recuerdo que la foto nos la sacó una camarera; yo estaba sentada en sus rodillas dándole helado mientras él sonreía y yo le hacía el avión. Sonreí mientras se me caían las lágrimas. La guardé y cerré los ojos. Esa noche conseguí dormir tranquila por lo menos.

Habla Caleb: 

No fuí a la universidad, me sentía tan cobarde, estúpido y dolido que no podía ni levantarme. Solo me levanté para abrir la puerta a Peter. Se había saltado las últimas clases para venir a verme. Llevaba en una bolsa un bote enorme de helado y toda su colección de películas de los X-Men.

-Venga colega, siéntate y despeja la mente ¿vale?.

Cerró la puerta tras de sí y me tiró en el sofá y ahí me quedé mientras el ponía la película y cogía de mi cocina dos cucharas grandes para comernos el helado. Lo probé poco no tenía hambre a decir verdad. Peter se quedó hasta que cenamos todos y me acostó. Yo hice que me dormía para que nadie me molestase pero no pequé ojo en toda la noche. Miré una y otra vez el móvil del techo, las fotos sin revelar de mi cámara, todas de ella y mias. No podía evitar que se me hundiera el alma y el corazón y se me cayeran algunas lágrimas. Pero qué podía hacer, no se me ocurría ninguna idea. Estaba muerto en vida, me lo había dicho el espejo de la entrada. Ya llevaba tres semanas así.

Me levanté de la cama y cogí de la caja que ella me regaló nuestro poster. Fue lo peor que pude hacer. Con una daga mi mente me atravesó el corazón iriéndolo como nunca antes me había sentido. Caí de rodillas en el suelo y después mi cuerpo. Ya no sabía a quién maldecir, a quién hablar de ella, a quién alabar en mi mente, a quién rezar por su vuelta.

Entró mi madre en la habitación y se agachó envolviéndome la cabeza con sus brazos, no sé por qué. Debería dejarme aquí solo conmigo mismo y observarme solo eso.

-Caleb, para ya, no sabes si la has perdido.

-Si lo sé- dije cerrando mi ojos mientras mi madre apoyaba mi cabeza en sus piernas.

-No puedes estar así por siempre.

-Mátame mamá y como te sientas tú es como me siento yo.

-Caleb, ya he perdido a alguien y lo sabes, por eso sé que estar así no esta bien.

No alegué nada más. Me quedé así un rato más y después volví a mi cama. Mi madre me dió un beso en la frente. Cerré los ojos y conseguí dormir un poco, no más de dos horas seguidas. Soñé con ella y el día que me besó casi toda mi cara y me explicó por qué le gustaba. Eran flashbacks, hermosos flashbacks.

Me desperté pensando que ella seguía conmigo y cuando me di de bruces con la realidad, dolió como sí hubiera tenido un accidente con un coche a 100 kilómetros por hora. Conseguí levantarme y vestirme. Peter me había prometido ir a buscarme por la mañana porque no podía perder más días haciendo nada y penando por mi.

Las clases se me hicieron largas pero me distraían en cierto modo. Peter estaba encima mía en todo momento. No hablabamos mucho, la verdad parecía una sombra por los pasillos.

Habla Amy: 

Nos levantamos Annie y yo casi a la par. Me sonrió y casi me tiró de la cama para salir, y me reí; hacía mucho que no lo hacía así. Me puse los pantalones del día anterior y una camiseta que me prestó y una chaqueta. Desayunamos con sus hermanos y nos fuimos.

Las clases se hicieron bastante soportables, me sentía algo mejor pero tampoco mucho; Caleb venía a mi muy amenudo y me derrumbaba como sí fuera una bola de demolición. Acabaron las clases y entonces fue cunado eche a temblar.

-¿Si?- dije hablando por el móvil.

"Amy, tenemos que hablar de verdad" decía Caleb muy afectado.

Mi alma escapó de mi cuerpo y salió gritando y corriendo. Mis ojos perdieron la vida en ese momento.

¿Diferente? PuedeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora