Si estas mono igual

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Llegué a la habitación. Amy de veras que me había puesto a tono y hubiera seguido pero preferí que no, porque entre que no había traido ningún tipo de protección y la verdad, era un poco tarde para armar escandalo. Preferí mil veces irme al baño y hacerlo yo mismo.

Cuando la vi acostada y con mi camiseta... Me entraron los mil demonios, porque mi imaginación ya estaba pensando en como le quitaría la ropa poco a poco. Me mordí el labio e intenté relajarme.

Me metí en la cama y la di un beso en el cuello y me di la vuelta para dormir.

Amanecí cansado y ella estaba despierta y mirándome. Me quise tapar la cara para que no mirara lo zombie que estaba.

-No mires - dije poniéndome las manos en la cara todavía adormilado.

-No -dijo ella intentando quitarme las manos de la cara.- eres muy mono durmiendo y además quiero ver mi creación.- dijo riendo.

-¿Qué creación? Amy...- dije cansado quitándome las manos.

-Tu ojeras son por mi culpa y la verdad te quedan hasta bien.- se rió y me dió un fugaz beso mientras esbozaba una sonrisa.

-Eres tonta ,mi vida- dije entre sus labios.

-Lo sé ¿pero ves qué me importe?- dijo ella sonriendo y mirándome.Me dió un beso de esquimal y cuando iba a levantarse para saltarme, la cogí y la abracé contra mi pecho.

¿A dónde crees que vas?- dije apretándola fuerte y riéndome.

-¡Ay! No puedo respirar, suelta gorila- dijo ella riendo y retorciéndose para salir.

-Mejor, así puedo hacerte el boca a boca- reí con ganas y ella me mordisqueo un pezón.-¡Ay!

-Suéltame y paro de morderte- dijo ella a modo de trato.

-No hace falta ¿Sabes? Porque yo también puedo hacer trampas- la empecé a pellizcar el trasero y los muslos.

-¡Ay bruto!

Me reí- solo te pido que te quedes un poco más nada de otro mundo- dije poniendo voz de súplica.

-Vale- ella me abrazó fuerte y me dió un beso en la barbilla. Pasó una pierna entre las mias y yo la abracé un poco más flojo y la acaricié el pelo y la espalda, hasta que de repente se puso a ronronear. Me puse a reir.

-Qué pasa ¿vas a escupir una bola de pelo?- dije mientras ella me miraba con cara de pocos amigos.

- Pues no- dijo borde mientras me daba un zarpazo en el estómago y me pegaba un mordisco en el pecho.

-¡Ay! ¿Qué quieres, acabar conmigo?

- Puede -dijo riendo.

Se me acercó al cuello y me lo empezó a besar.

-Y ahora ¿qué quieres de mi Amy?- dije algo inquisitivo.

-Chuparte la sangre. ¿No lo ves?

La sonreí y la  besé en los labios pausádamente.

-Bien sigue así que algún día lo conseguirás.- dije besándola otra vez.

Ella se rió en mis labios pero no consiguió zafarse de mi. Cada vez que la besaba más adicto era a ella. No entiendo cómo es que sus antiguos novios no se quedaron con ella.

-Amy-dije mientras ella estaba apoyada en mi pecho con los ojos cerrados mientras la abrazaba.

-Mmm-dijo ella plácida.

-Llevas mi camiseta.

-¿A si?- Abrió los ojos y la miró- es verdad.

-Sabes creo que la quiero de vuelta ¿te la quito?- dije con voz pícara.

-Si luego me recompensas por ello...- me dejó caer.

-Hecho.

La bajé de mi hombro y me puse entre sus piernas besándola con amor, todo el que me cabía en el cuerpo. Ella me lo siguió. Fui metiendo mis manos por debajo de la camiseta levantandola poco a poco; ella siguió besándome, pero la costaba no cambiar el ritmo; se la notaba. Ya iba por la altura del pecho y ella se incorporó de la cama sentándose, mientras me dejaba a mi el trabajo de quitarla la camiseta. Se la saqué despacio y la tiré junto a la suya en el suelo.

Pusé una mano en su espalda y la volví a besar despacio, mientras la recostaba. Su piel era suave y era tan placentero tocarla que me daban ganas de recostarme en su estómago y acariciarlo hasta dormirme.

Dejé a mis manos recorrer su silueta y a mis labios besarla el cuello. Ella suspiró y arqueó un poco la espalda. Era tan guapa en todos los aspectos. Mis manos se pararon en la cintura de sus pantalones y mis ojos la miraron en señal de pedir permiso y ella me lo dió. Se los fui bajando poco a poco y pude ver su convinación de ropa interior. Era negro, de encaje, un culotte y un sujetador negros con lacitos pequeños a los costados de la inferior y uno entre pecho y pecho en el superior. La excitación se me disparó solo por verla así y ella debió de notarlo.

Habla Amy:

Se me quedó mirando y su mirada se perdió en mi cuerpo y yo la verdad no sabía que pensar sí sentirme alagada o no.

Lo que hice fue incorporarme y besarle despacio pero con mayor ritmo que los de antes mientras lo abrazaba por la espalda. Él pareció ponerse más caliente porque su piel empezó a quemarme y de continuo yo empecé a arder. Cuando se tumbó encima mia continuando mi beso y se hacía hueco entre mis piernas y sus manos deslizaban los tirantes de mi sujetador para después besarme el hombro.

Mis manos recorrieron su espalda hasta que tuvieron valor de acercarse a sus pantalones.

El paró de besarme el hombro. Me miró con ganas y deseo y supuse que eso era que me daba permiso.

¿Diferente? PuedeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora