¡Devuelvemela!

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Pasaron los días y las clases y Caleb y yo cruzábamos pocas palabras. Me sentía abatida y bastantes noches me acostaba llorando, no quería ver lo que estaba pasando no quería ver el final del túnel.
Annie no se dió cuenta de nada, sabía fingir lo suficiente como para que no notase nada y siguiera en su wonderland personal.
Me encantaba verla así, pero después me recordaba a mi y entonces en mi pecho sentía dagas clavarse léntamente.
Ya era invierno y como dicen algunos "todas las flores de abril desaparecen y no solo las literales".
Volvía a casa con mis padres, no me apetecía llegar pronto y encontrarme sola en una habitación y pelear sola algo que ya no estaba.
Mi madre sabía que me encontraba mal pero no hizo más que escuchar tras la puerta, nunca entró a salvarme de mis pensamientos. El mundo giraba a mi alrededor sin pensar en mi.
Habla Caleb:
No quería ver a nadie ni estar con nadie. No conseguía tener una conversación con Amy. Me estaba volviendo loco. Peter no se daba cuenta de nada pero conseguía distraerme cuando le veía en plan novio mariposa, revoloteaba por toda la universidad como si estuviera drogado. Odiaba ponerme a pensar pero no podía pararlo. Lo conseguía neutralizar con música a todo volumen pero al final la música perdía. Me sentía echo polvo por dentro y con rabia por todo el amor del mundo.
Maldecía a todos los dioses, a Ermes, a Dios, a Cupido, a Afrodita a todos los que tuvieran que ver en algo con el amor. "¡Por qué me quitais todo lo que amo, no he echo nada malo para que ella desaparezca de mi corazón, de mi mente, de mi vida! ¡Devolvedmela!" grité una noche en mitad de nuestra calle, la calle donde me enamoré de sus ojos sus vivos y dulces ojos que ahora me rompen en pedazos.
Me eché a llorar, no podía más. Todo lo que nos había pasado corría por mi mente. Su primer beso, la primera vez que me miró enamorada. El día del poema; aun recuerdo lo que decía " Podré nublarse el sol eternamente;  Podrá secarse en un instante el mar; Podrá romperse el eje de la tierra como un débil cristal; ¡Todo sucederá! Podrá la muerte cubrirme con su fúnebre crespón; Pero jamás en mi podrá apagarse la llama de tu amor".

Intenté incorporarme del suelo pero volví a caer como plomo.
Y ahí me quedé mirando esos hermosos árboles donde una vez  la fotografié, la estreché contra mi y desaparecí de mi cuerpo para que ella entrase conmigo en uno.
Habla Amy:
Recuerdo que compré de estraperlo una botellita de vodka sin pensar.
Me senté en el tobogán del parque de al lado de mi casa apoyando mi espalda en él.
Miré a la Luna y como dice una canción de Mecano, conjuré a la luna para que me trajera de nuevo el amor de Caleb.
Bebí y la lloriqueé, y me enfadé y la grité y rompí la botella contra una pared y grité aun más y lloré sin parar. Recuerdo que alguien me acompañó a casa y me acostó en mi cama.
Y ya no recuerdo más de esa noche. Pero me acordé de su olor y le reconocí al día siguiente.

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