— ¿Cómo se llama el profesor suplente? —pregunto a Cristina mientras llegamos al instituto, después de que hayamos quedado para venir.— Isaac. —responde la pelirroja relamiéndose los labios inconscientemente.
— ¿Qué más? —digo sentándome en uno de los bancos más apartados que hay en el pasillo donde está mi clase.
— No me sé su apellido. —contesta Cristina sentándose encima de mis piernas de lado, como una niña pequeña haría con Santa Claus, mientras me pasa su brazo por los hombros.
— Pues averígualo si quieres follártelo, necesito nombre y apellido para usar mi poder. —comento agarrando su cintura con una mano a la vez que me deleito con su embriagador aroma—. Joder, que bien hueles... ¿Te has cambiado de perfume?
— Me lo compré ayer. —dice complacida centrando sus ojos verdes en mí con diversión—. Una vez me lo regalaron para navidad y me gustó mucho, pero era demasiado caro para comprarlo habitualmente, hasta ahora.
— Me encanta. —respondo inspirando su aroma y bajando mi mano de su cintura a su culo, acariciándolo sin vergüenza aun sintiendo las miradas de varios de mis compañeros en nosotros.
— Lo sé, estoy sintiendo tu polla despertar debajo de mi trasero. —contesta poniendo los ojos en blanco—. ¿Cómo te calientas con tanta facilidad?
— Porque tengo ganas de hacer todo lo que no he hecho en mi vida. —digo besándole sutilmente a la vez que suena el timbre—. Y no eres la más indicada para acusarme de calenturiento, putita.
— Pero tu putita no monta una tienda de campaña en sus pantalones cuando se excita. —se burla Cristina dándome un beso antes de levantarse y dirigirse a clase, dejándome sentando con una notable erección que lucho por bajar dejando que mis compañeros entren primero.
— Como la voy a poner... —comento sonriendo antes de ponerme en pie.
*******
— Martínez. —dice de golpe una voz a mi lado sacándome de mis pensamientos, provocando que levante la mirada del césped donde estoy sentado solitario contra un árbol aprovechando el descanso. Angel no ha venido a clase, seguramente conmocionado por lo de ayer...
— ¿Qué has dicho? —respondo confuso mirando a Cristina sentarse a mi lado—. Ya te dije que en el descanso puedes estar con tus amigas.
— Martínez es el apellido del profesor, lo acabo de preguntar a una compañera. —contesta la pelirroja tumbándose y apoyando su cabeza en mis piernas, dejándome una vista privilegiada de su escote—. Y ya lo sé, pero no se morirán por desaparecer los cinco minutos de recreo que quedan.
— Allá tú. —digo hundiéndome de hombros y empezando a mirar por el enorme patio, en busca de algo que aún no sé qué es—. Cuando terminen las clases, haz que vaya a la de arriba del todo con alguna excusa, estaré allí.
— Me estoy mojando sólo de pensarlo. —murmura mordiéndose el labio—. ¿Y tú que harás?
— ¿Yo? Me quedaré a veros y a jugar.
— Dijiste que hoy no tendría que hacer nada contigo, que me podría reservar para el profesor. —protesta la pelirroja frunciendo el ceño mientras se incorpora para mirarme.
— Tranquila que hoy sólo te la meterá el rubito, pero quiero verlo. —comento con algo de ganas de verla en plan perra con otro—. Además, me llevaré a otra para follar.
— ¿A quién? —pregunta Cristina más tranquila, sentándose para apoyar su cabeza en mi hombro.
— No sé, estoy buscando, pero no me sé el nombre de muchas personas en el instituto, y menos de mujeres. —respondo ojeando las candidatas que pasean tranquilamente.
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Sex Note
General FictionHistoria que relatara la vida de Lyon, un chico marginado dentro del instituto por ser friki. Un día, cuando estaba yendo a comprar, le cae una libreta en la cabeza en la que pone que será capaz de cumplir sus deseos controlando a quien apunte en su...