Sex Note (Parte 9)

6.4K 174 50
                                    




Qué buena que es la vida... Quién me diría a mí que algún día estaría sentado en el árbol que siempre ocupaba para marginarme del resto, pero con dos bellezas tumbadas, apoyando sus cabezas en mis piernas, ganándome miradas de la gente cercana a nosotros. Me gusta esta sensación de envidia que siento de parte de muchas personas allí, que querrían estar en mi lugar, aunque tampoco lo echaré mucho de menos cuando empiece nuestro plan y...

— Hostia, no me acordaba. —digo de golpe recordando algo en lo que no había caído, y que me puede trastocar los planes.

— ¿De qué? —preguntan casi al unísono las dos preciosidades, levantando sus miradas hacia mí.

— ¿Cuándo cumples los 18? —contesto mirando a Ana.

— ¿Yo? Ya los tengo, repetí cuando iba a secundaria. —responde la castaña.

— Cuando eras demasiado niña para comerle la polla al director, ¿no? —se burla Cristina haciendo que la reprenda con la mirada.

— ¿Por qué lo preguntas? —dice Ana ignorando el comentario de la pelirroja.

— Porque cuando sea mayor de edad y no tenga que dar explicaciones a mi madre, me iré de casa y vosotras vendréis conmigo. —respondo acariciando sus cuellos.

— Pues por mí no tienes que esperar, si quieres me voy a vivir contigo ahora mismo. —propone arrastrando mi mano de su cuello a su pecho, sin importarle que haya gente a nuestro alrededor mirando—. ¿Por qué no usas tu poder para hacer que tu madre lo permita?

— Mi poder no funciona así. —contesto sintiendo que Cristina también arrastra mi mano a su pecho. Creo que sus piques me van a hacer muy feliz...— Puedo controlar 24 horas a una persona cada día, sí, pero olvidan todo.

— ¿Y qué? Eso es lo bueno, ¿no? —pregunta Ana.

— Sí, pero si tu olvidaras tanto tiempo de tu vida, te volverías loca. —respondo con cara afable—. No tengo intención de joderle la vida a nadie, y menos a mi madre.

— ¿Y por qué no haces que alguien le regale un viaje a gastos pagados? —dice Ana sorprendiéndome.

— Pues no es mala idea, aunque sea sólo para un par de semanas o...

— ¿Podemos hablar? —pregunta de golpe la voz de alguien interrumpiéndonos, haciendo que levante la mirada para ver confuso a Laura.

¿Qué cojones? ¿No se supone que no recuerda nada? ¿Entonces que hace alguien como ella hablándome a mí, alguien al que no le hablaría nunca? ¿Puede que haya gente inmune o que sea menos influenciable a la God Note?

— Hostia, la niña satánica. —murmura Cristina sacándome de mis pensamientos y haciendo que Laura la mire con el ceño fruncido, entre dudosa y ultrajada.

— Claro, ¿qué quieres? —pregunto intentando sonar tranquilo, al fin y al cabo, no hay pruebas.

— ¿En privado? —añade observando mínimamente a las dos chicas tumbadas en mis piernas.

— Puedes decir lo que quieras delante de ellas, no dirán nada. —comento dejando de acariciarlas para ponerme de pie, obligando a mis zorritas a hacer lo mismo. No me siento cómodo estando sentado y ella de pie, y menos sabiendo lo bien que se le da golpear...

— Muy bien. —dice con el ceño fruncido adoptando una mirada agresiva—. ¿Qué paso el día que coincidimos esperando al profesor Isaac?

— ¿A qué te refieres? —contesto intentando poner mi mejor cara de póker.

— ¿A qué me refiero? Estaba de pie en la puerta hablando contigo de algo, y después de pestañear habían pasado varias horas. —responde fusilándome con su hermosos ojos azules—. ¿Qué hiciste?

Sex NoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora