Sex Note

Sex Note (Parte 24)

           

¿Y ahora qué hago? No tenía pensado que una de mis putitas se enamorara de mí. Sé que le dije el otro día que esté tranquila y que intentaré no hacer cosas delante suyo pero, ¿por qué debería? A ella la he consentido mucho más que al resto, pero tener que cambiar mi actual y placentera manera de vivir por un deseo egoísta, sería molesto. ¿Las otras dos saben que le gusto a Laura? No creo, ella no suele hablar mucho con ellas... ¿Cómo se lo tomarán cuando lo sepan? ¿Qué puedo hacer? Joder, tengo que dejar de comerme tanto la cabeza.

— ¿Sí? —pregunta Cristina cuando finalmente me levanto de la cama y la llamo, dejándome caer pesadamente en la silla.

— Soy yo, prepárate que en media hora paso a buscarte. —comento sin rodeos, despidiéndome y colgando cuando escucho su "entendido".

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— ¿Y las otras? —pregunta Cristina cuando entra en el coche y ve que estamos solos.

— Hoy sólo estarás tú, tengo algunas cosas que hablar contigo. —respondo dándole la siguiente indicación al conductor.

— ¿Qué cosas? —contesta con curiosidad la pelirroja.

— Varias, pero lo primero es lo primero. —comento con un suspiro—. ¿Tú sabías lo de Laura?

— ¿Lo de Laura? —pregunta confusa frunciendo el ceño.

— Que está enamorada de mí. —respondo mirándola—. El otro día me lo dijo cuando volvimos de la excursión con el yate.

— Oh. —murmura tranquilamente la pelirroja.

— No pareces muy sorprendida. —comento después de ver su reacción.

— No puedo decir que lo supiera, pero me lo esperaba. —responde levantando los hombros con indiferencia—. Además explica lo rara que estaba las últimas semanas.

— ¿Te lo esperabas?

— Sí, desde el momento que entraste con ella al coche el día del hotel. —asiente con aburrimiento la pelirroja—. Ella no es como yo o Ana, me parece la típica chica con darle un poco de cariño y atención se enamora fácilmente, y tú la has colmado a caprichos y afecto.

— ¿Y qué debería hacer? —pregunto con un suspiro.

— ¿En qué sentido? —responde Cristina mirándome.

— En todos los sentidos. —murmuro frunciendo el ceño contrariado—. ¿Qué hago con ella? ¿Con vosotras? Me suplicó que no hiciera cosas contigo y Ana delante de ella porque le molestaban...

— Y aceptaste porque te da miedo que se vaya. —finaliza la frase sorprendiéndome porque lo haya adivinado.

— Pues eso, ¿qué debo hacer? —pregunto mirando sus intrigados ojos—. Mi idea cuando comencé este harén era tener un grupo con el que vivir muchas experiencias por el mundo y follar libremente, por eso no estaba en mis planes que hubiera sentimientos de por medio.

— ¿Por qué no la echas y ya? —contesta la putita sin rodeos.

— ¿Echarla por enamorarse de mí?

— Hay millones de chicas como ella. —murmura aburrida la pelirroja.

— Pero ella me gusta, como vosotras. —respondo viéndola alzar las cejas con diversión.

— No me vengas con esas. —contesta riéndose—. Tú eres una escoria que mira únicamente por su propio beneficio...

— Oye. —interrumpo algo molesto.