De la declaración de Laura ya hace casi tres meses, en los cuales he estado intentando controlarme más delante de ella, provocando que en varias ocasiones haya tenido que aguantarme para no molestarla, actitud que confundió un poco a Bianca cuando volvió de arreglar las cosas en su país.
Durante estos tres meses, hemos estado viajando por el mundo, y debo decir que aunque no lo creía posible, mi harén se ha convertido en una pequeña familia. Aunque de vez en cuando sigo teniendo que separar a Ana y Cristina, en general hay muy buen rollo entre todos... A excepción de los puntuales bajones de Laura, a la cual siento cada vez más reacia a relacionarse amistosamente con las otra cuatro.
Aunque a veces puede llegar a ser un inconveniente, y Cristina me ha aconsejado varias veces que la eche de mi harén, no soy capaz. Algo dentro de mí no quiere, y me empuja a mimar más a Laura que a las otras para evitar que quiera largarse. Sé que es egoísta, e injusto con las otras, pero su marcha me dolería después de lo que hemos pasado todos juntos.
Después de nuestra breve estancia en Roma, visitamos Tokio, Rio de Janeiro, Londres y Atenas, repitiendo la incansable rutina de visitar el lugar, follar, comer platos de la zona y volver a follar, tanto entre nosotros como con eventuales incorporaciones autóctonas. Recuerdo sobretodo a una japonesa que era capaz de c...
— Oye, ¿la italiana no está? —pregunta Ana, sacándome de mis pensamientos, cuando la llamo al hotel junto a las otras dos para informarles del nuevo lugar de viaje.
— No, y no estará en este viaje tampoco. —contesto mientras mis labios juguetean en el cuello y hombro de Laura, la cual tengo sentada entre mis piernas en un sillón—. Dijo que quería volver un par de semanas a su casa para visitar a la familia.
— Entiendo. —responde con una extraña mirada la perrita.
— ¿Qué pasa? ¿Ya echas de menos que te coma el coño? —suelto con una leve risa.
— Mucho, no sabes lo bien que lo hace. —comenta cambiando su rostro pensativo por una sonrisa traviesa—. ¿No te apetece probar?
— Ahora no, perrita. —murmuro riendo nuevamente, mordiendo con suavidad la oreja de Laura, la cual se remueve en respuesta, divirtiéndome.
— ¿Y dónde iremos esta vez? —pregunta Cristina desde el sofá, mirando la tele.
— A Estados Unidos, salimos pasado mañana. —respondo viendo a la pelirroja cómodamente tumbada.
— ¿Dónde exactamente? —contesta Ana mirándome con intriga.
— Los Ángeles. —comento dándole otro beso en el cuello a Laura, la cual se ha puesto a mirar el teléfono.
— ¿Hollywood? —pregunta Cristina levantando la cabeza del sofá para observarme, adivinando mis intenciones.
— Entre otras cosas. —asiento riendo.
— Suena muy bien. —admite la pelirroja suspirando antes de ponerse en pie—. ¿Es todo o tienes planeado algo más hoy?
— ¿Tienes algo que hacer? —pregunto con curiosidad.
— Ya que estamos en la ciudad, he quedado con unas amigas. —responde Cristina fastidiándome el plan de ir los tres a dar una paseo marítimo en yate. Pero supongo que para una vez que estamos en casa cada tantas semanas, es justo que tengan un tiempo para ellas...
— Está bien. —digo con una mueca mirando a Ana y acariciando a Laura—. ¿Y vosotras? ¿Tenéis planes?
— Pues la verdad es que sí. —contesta mi perrita sin decirme de que van esos planes.

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Sex Note
Narrativa generaleHistoria que relatara la vida de Lyon, un chico marginado dentro del instituto por ser friki. Un día, cuando estaba yendo a comprar, le cae una libreta en la cabeza en la que pone que será capaz de cumplir sus deseos controlando a quien apunte en su...