Sex Note (Parte 5)

8.2K 219 19
                                    




No sé cuántas horas llevo durmiendo, pero no me parecen suficientes cuando escucho unos pasos en la habitación que terminan por arrancarme del placentero sueño en el que me encontraba. Pestañeando varias veces para conseguir adaptarme al torrente de luz que invade la estancia a través de la ventana, me froto los ojos para ver la silueta de Cristina moverse vestida con apenas un albornoz cubriendo su desnudez.

— Te pediría perdón por despertarte, pero con lo que me duele el culo, te jodes. —murmura la pelirroja cuando me ve incorporándome en la mullida cama, provocando que no pueda contener una ligera sonrisa.

— Pues ayer antes de dormir no te quejabas tanto. —respondo viéndola entrar por la puerta que debe ser el baño.

— ¿Crees que me corrí por ti? Más quisieras. —contesta desde dentro del baño, haciendo que me levante para entrar—. Si no me hubiera masturbado me hubiera ido cabreada a dormir.

— Claro. —digo soltando una leve carcajada, viendo cómo se desanuda el albornoz para acercarse al jacuzzi que habrá preparado previamente—. Pues entonces quizás deba romperte el culo hasta que lo logre.

— Hoy desde luego que no. —responde la pelirroja metiéndose en la burbujeante bañera gigante y sentándose con una mueca.

— Eso será si lo decido yo. —contesto con autoridad acercándome y metiéndome junto a ella, que me mira con mala cara—. Pero para tu suerte, ayer me dejaste destrozado.

— Lo que está destrozado es mi culo. —dice Cristina con el ceño fruncido y una mueca, estirándose para agarrar uno de los jabones y esponjas que hay en una cesta cercana.

Quedándonos en un relajado silencio, observo a la pelirroja frotarse con la esponja el cuerpo, incluso aunque esté dentro de un burbujeante jacuzzi. Mis ojos repasan cada movimiento sobre su blanca y delicada piel, relamiéndome cuando la veo pasarse la esponja por los pechos.

— Si te quedas asi de empanado mirando unas tetas, no me extraña que fueras virgen. —comenta adivinando el foco de mi atención.

— Bueno, no he visto muchas en mi vida. —respondo hundiéndome de hombros.

— ¿No has visto muchas? Dirás que son las únicas. —contesta mofándose—. El porno no cuenta.

— No todos nacemos con un cuerpazo o una cara linda, y es lo único que os interesa a vosotras.

— Y a vosotros no, ¿verdad? Sólo miráis su interior... —dice con ironía la pelirroja—. ¿Y te crees que esto lo tengo por casualidad?

— Tú no decides tener la cara que tienes o que talla de sujetador quieres usar, ¿verdad? —argumento con el ceño ligeramente fruncido.

— Cada día salgo a correr para mantener mi línea y estar en forma, teniendo cuidado de no sacar mucho músculo porque no os gustan que sean más fuertes que vosotros. —contesta frunciendo ella el ceño aún más que yo—. He trabajado mi cuerpo para tener el culo que tengo, tardo casi veinte minutos en arreglarme el pelo cada mañana, depilarme, asearme, maquillarme, elegir vestimenta... Así que no me vengas ahora a decir que esto lo tengo por casualidad.

— Pero porque tú has nacido guapa, ¿pero y si tuvieras una nariz enorme o un ojo bizco o algo asi?

— ¿Qué pasa? ¿Qué aun tendré que pedir perdón por heredar estás cosas de mis padres? —responde con algo de contundencia—. Otros chicos podrían pensar lo mismo de ti si te vieran desnudo, ¿a qué tú no has elegido tener la polla que tienes?

— Yo solo te digo que no critiques a las personas por no tener la suerte que has tenido tú en algunas cosas. —me defiendo.

— Toda gente guapa tiene un trabajo detrás. Si te pusieras en forma, te arreglaras más, vistieras mejor y cambiaras esa actitud deprimente que tienes en clase, podrías conseguir una novia. —dice Cristina—. Pero en vez de esforzarte, prefieres vaguear y quejarte de los que si lo hacemos.

Sex NoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora