Sakura, La Princesa De Los Dragones

Sayonara

- Gracias por recuperar mi cuerpo, Dragón -dijo Sai.

- ¿Cómo? ¡Habías muerto! ¡Habías muerto frente a mí! -le gritó Sakura antes de lanzarse a sus brazos.

- Lo siento... No quería hacerte pasar por eso -dijo.

- ¡Tonto, tonto!

- Lo siento -se volvió a disculpar.

Sai cerró todas las brechas en el espacio con un simple movimiento de uno de sus dedos. Pero no podrá cerrar la brecha que causó su "muerte" en el corazón de Sakura. La había herido y él lo sabía, pero también sabía que ella le perdonaría, al fin y al cabo, aún estaba vivo.

- Me alegro de que todos estéis bien, pero Zeno no se ha enterado -dijo el rubio dragón-. De verdad que no me he enterado de nada de lo que ha pasado.

- Yo puedo explicarlo -dijo el sujeto de blanco.

- ¿Quién eres? -preguntó Yona.

- Tengo muchos nombres, querida princesa Yona.

- ¿Cómo sabes su nombre? -preguntó Kija.

- Me sé el nombre de todos vosotros -contestó-. Es bueno que tu plan funcionase -le dijo a Sai-. Has tenido mucha suerte.

- ¿Os conocéis? -preguntó Sakura ya más calmada y relajada.

- Sí. Llevamos un tiempo hablando. Ahora que ya hemos solucionado este proble-

Su voz se cortó. Apretó la mano en su pecho. Unas fuertes punzadas le atacaban. Le dolía.

- ¿¡Qué te ocurre Sai!? -preguntó Sakura.

El sujeto de luz se acercó a Sai. Tocó su pecho y de él sacó lo que parecía ser una pequeña serpiente blanca.

- Serpiente albina, se parece a ti -bromeó Hak.

- Tú también debes estar en la últimas -le dijo el sujeto.

El misterioso hombre también tocó el pecho de Hak. Se recuperó en seguida. El estado demacrado en el que se encontraba había cambiado drásticamente, se le notaba más vivo. Había recuperado el color de sus mejillas.

- Hecho esto, creo que tenéis algunas preguntas que hacerme -dijo.

- Claro que las tenemos -dijo Sakura-. ¿Quién eres? ¿Qué eres?

- Antes que nada, ellos tienen que ir a su mundo. Tienen cierto punto que arreglar. Soo-won está al mando y quizás cosas ocurran en ese país.

- Tsk -"dijo" Hak.

- Es cierto... -dijo Yona algo apenada-. Es hora de volver a nuestro mundo, me he divertido tanto en estos últimos días que no recordaba que tendríamos que volver.

- ¿Y Yoon? -preguntó Jade-ha-. No podemos irnos sin nuestra madre.

El sujeto creó un portal, de él salió un chico de unos 17 años con un cuerpo bien formado y bastante apuesto.

- ¡Chicos! ¡Hak! ¡Me alegro de que todos estéis bien!

- ¿Quién? -preguntaron los visitantes del otro mundo al unísono.

- ¿Nos conocemos? -preguntó Kija.

- Soy yo -dijo.

Ellos pusieron cara de no entender.

- Vuestra madre -volvió a decir con resignación.

- ¡Yoon! -exclamaron felices. Todos los visitantes del reino de Kouka se abrazaron fuertemente.