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 La primera vez que se habían visto, ella llegaba tarde a la clase y no se fijó en que el suelo estaba mojado. Sus zapatos eran nuevos y eso hizo que resbalara delante de la puerta y abriera esta para caer frente a la clase. Lo peor de todo no fue el golpe que se dio en el suelo, porque no hubo tal, sino que cayó directamente en los brazos de su profesor, un hombre que la sostuvo con rapidez para que no se hiciera daño.

Cuando logró incorporarse y mirarle a los ojos dejando de murmurar una y otra vez disculpas, se dio cuenta de que no podría encontrar a otro hombre como él.

De mirada intensa, sus ojos le hacían perderse. Su rostro era serio y firme, con un mentón cuadrado y una nariz algo torcida seguramente de alguna pelea que te indicaba que no era de los hombres con los que jugar. Este hombre iba en serio cuando quería. Y al haber estado tan cerca de él como ninguna otra, había podido notar que estaba bien dotado, tanto en su parte de arriba, con amplios hombros y un pecho musculoso, como por su parte de abajo, con una protuberancia que se le clavaba en el vientre, dura como una roca. Su pelo corto y de color negro le llamaba tanto la atención como para entrelazar sus dedos en el. Y su altura, cuando se levantó, la superaba por cerca de veinte centímetros.  

Mi alumna favorita ➤MB | TERMINADA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora