Compañeros

11.5K 758 2.2K
                                    




Con sus provisiones listas se adentraron en el desierto, hubo un sentimiento de inseguridad mientras se alejaban, de vez en cuando notaba que Kakyoin se giraba hacia atrás, probablemente para ver cuánto habían avanzado, él solo se giro un par de veces, la primera vez aun divisaba los techos de las casas de aquel poblado, la segunda vez ya no vio nada más que el extenso desierto, ya no había marcha atrás, pero no se sentía intimidado y al ver por un momento la mirada amatista de Kakyoin percibió su determinación y eso era suficiente.

No había donde mirar la hora y el camino era vago, el sol ya estaba en su mejor posición y el calor era realmente abrumador, el uniforme negro sin duda era inadecuado para un viaje en el desierto, pero Jotaro lidiaba con ello. Claro que no podía decir lo mismo de Kakyoin, después de cierto tiempo bajo el sol y ya con algo de sudor en su frente le vio sacar algo del bolso, era un trozo de tela de cierto tamaño, no entendió el propósito de este hasta que se puso aquello sobre su cabellera. Su mirada fue lo suficientemente curiosa para que Kakyoin lo notara, entonces se miraron.

-Tú tienes tu gorra.- Señalo, acomodando la tela que sobraba alrededor de sus hombros y cuello, cubriendo cualquier rastro de su piel expuesta. Jotaro sonrió un poco pero no dijo nada, después de todo ese pelirrojo si era un niño bonito, que se negaba a dejar que su piel se quemara con el sol.

El camino continúo y aunque hubo calma por varias horas, a medida que el desierto se volvía más extenso el rumbo parecía confuso, no había ninguna señal que pudieran seguir, tampoco eran unos expertos en el desierto, pero conocían lo básico al usar una brújula y un mapa. Hubo momentos de paranoia en los que sentían que caminaban en círculos, pero no lo mencionaron en voz alta para no entrar en pánico, así fue hasta que el sol que les castigo por horas empezó a caer devolviéndoles la noción del tiempo.

-Espera.- Kakyoin hablo, su respiración estaba algo agitada y si Jotaro lo miraba atentamente notaba la resequedad en sus largos labios, el desierto sin duda era como el infierno. -Debemos descansar.

- Si, no me vendría mal, pero... no veo más que arena a nuestro alrededor y tomando en cuenta lo frio que se pone el desierto.

- Acabo de recordar algo sobre esta ruta, nos desviaremos un poco.- Dijo mientras miraba el viejo mapa que la anciana les había obsequiado. -Si mis libros de historia tienen información verídica, si caminamos hacia esta dirección...- Explico acercándose a él, señalando sobre el mapa una pequeña desviación hacia lo que parecían ser montañas, su ceja se arqueo, mientras su cerebro preparaba un reproche. -Deberíamos encontrar los restos de una cantera, con suerte encontraremos un techo, o un terreno para dormir en algo más firme que la arena.

- Te estás basando en un libro de historia, eso no suena confiable.- Refuto, cuestionando seriamente la idea.

- Lo sé, pero no creo que perdamos mucho, además es una buena señal, ya llevamos más de la mitad de camino.- Su voz sonaba bastante entusiasmada pese al notable cansancio en su rostro.

- Yare yare daze...- Murmuro por lo bajo, siendo esa su última palabra.

El sol se oculto en el horizonte mientras Jotaro seguía al pelirrojo que caminaba delante de él, mantuvo la mirada fija sobre este, y sin pensar en algo específico se puso a analizar la anatomía de su compañero. Era interesante la forma de su cuerpo, sus hombros eran amplios pero su cintura era pequeña, su postura era perfecta pese a ser demasiado curvilíneo, casi algo femenino por el modo que se contoneaba al caminar y sin embargo también se veía atlético. Tal vez estaba demasiado cansado o el sol ya le había fundido el cerebro, podía ser que lo hiciera inconscientemente, pero le gustaba lo que miraba.

Un golpe seco lo devolvió a la realidad cuando choco contra la espalda de Kakyoin, este se había detenido repentinamente.

True love waits [JJBA Jotakak]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora