True love waits [JJBA Jotakak]

En otro tiempo.

Había dejado Japón y se había ido Nueva york para vivir con sus abuelos.
Un país con diferentes costumbres y una forma de vida opuesta, un gran cambio que fue suficiente bueno para su madre, quien pudo seguir adelante con el apoyo constante de Joseph y Suzie. Claro que Jotaro no podía decir lo mismo, estuviera en América o en Japón, nada podía llenar el vacío que Noriaki le había dejado al abandonarlo.

Oculto su pesar tras su estoica expresión y dejo que el tiempo siguiera su curso, supero varios obstáculos y continuo su camino hasta que se graduó de la universidad como biólogo marino con todos los honores, por esa razón no perdió tiempo buscando trabajo, ya había muchas propuestas para él en cuanto se supo de su excelente promedio.

Ahora trabajaba haciendo lo que le gustaba, explorando la vida marina que tanto le maravillaba, sus investigaciones ya eran reconocidas y le estaban dando un gran prestigio entre los biólogos marinos más importantes del momento.

Todo eso había sucedido en tan solo siete años, y aun con todos esos honores él seguía lidiando con ese vacío que nada podía llenar, era frustrante y se sentía egoísta por que en todos esos años se había aferrado tercamente al recuerdo de Kakyoin Noriaki. Sabía que eso solo le hacía mal, y aun así era incapaz de alejar la idea de buscarlo, en sus frustraciones quiso convencerse de que odiarlo sería fácil, pero solo termino dándose cuenta de que lo amaba más que a nadie en el mundo. Al final sumirse en el trabajo fue su mejor escape, lo distraía la idea de perderse en el océano y olvidarse de tierra firme.

Y así fue por un tiempo, el amor que sentía por Kakyoin lo mantuvo en una especie de limbo, hasta que se canso de esa situación y acepto que se había terminado, era momento de poner sus prioridades en quienes más le necesitaban.

Por esa razón se encontraba en Florida.

Había empezado a visitar ese estado por cuestiones de trabajo, y en cada ocasión fue fascinándose con ese lugar, especialmente porque se encontraba cerca del mar y era muy tranquilo, si lo comparaba con la bulliciosa ciudad de nueva york.

Por ello no le fue difícil elegir Florida como el lugar ideal para vivir y tener una vida normal y tranquila, pero antes de hacerlo posible debía poner algo de orden en su vida.

Aun era temprano, la hora justa del día para ir a comer y el momento en que todos los alumnos abandonaban las aulas, especialmente siendo viernes. Jotaro caminaba lentamente por el desolado patio de la universidad, conocía bien ese panorama y estaba seguro de que lo vería seguido puesto que tenía la intención de trabajar ahí dedicándose a la enseñanza.

Si lo pensaba un poco, era algo irónico, ya que él aborreció a un par de profesores en la universidad. Pero ya no era el mismo joven de aquellos años, había crecido como persona y obtenido experiencia a lo largo de sus viajes e investigaciones, las frustraciones y estrés constante le enseñaron a tener paciencia para lidiar con gente estúpida, por ello consideraba que sería fácil tratar con un montón de universitarios ansiosos por comerse el mundo.

Esa confianza le facilito ganarse la simpatía del rector de la universidad, quien estaba encantado con la idea de que el estimado doctor Kujo, un biólogo de renombre mundial, estuviera buscando dar clases de biología marina en su universidad.

Dejar las investigaciones de campo para encerrarse en un aula podía ser la peor decisión de un biólogo que estaba en la cima de su carrera, pero Jotaro tenía una poderosa razón.