True love waits [JJBA Jotakak]

El sonido de la lluvia.

- Regresamos más tarde, papá.- Jouta y Jolyne se inclinaron delante de la ventanilla de su auto, mientras compartían el paraguas para protegerse de la lluvia.

- Díganme una hora. - Les pidió, mientras observaba detrás de ellos a las personas que se acercaban a la entrada del cine. Le sorprendía que hubiera alguien dispuesto a salir en un día tan frio como ese.

- Tal vez a las ocho... - Jolyne susurro, dando una mirada rápida al reloj que llevaba en su muñeca.

- Entonces, Nori y yo los esperaremos para cenar.

- Esta bien, pero procuren estar vestidos.- Jouta le miro con los ojos entrecerrados, mientras Jolyne soltaba una risita picara. Jotaro no dijo nada, simplemente observo a sus dos hijos con desaprobación y un poco de bochorno.

- Entren de una vez.- Les ordeno, arqueando una ceja con seriedad.

- Si señor~ - Ambos adolescentes respondieron entre risas, imitando el ademan de un soldado, y después corrieron hacia la taquilla del cine.

El pelinegro les miro hasta que entraron al edificio, entonces encendió su vehículo y se puso en marcha, para volver a casa con su esposo.

Afortunadamente el tráfico no era problema, e incluso los semáforos parecían estar a su favor al darle luz verde, sin embargo Jotaro no podía evitar sentirse un poco fastidiado con el constante golpeteo de las gotas de lluvia contra su parabrisas.

Para un hombre que había surcado el océano, la lluvia solo podía significar que una terrible tormenta se acercaba.

La humedad en el ambiente aumentaba y la temperatura bajaba, lo que provocaba que su parabrisas se empañara, y aunque era afortunado al tener a su disposición la asombrosa vista de Star Platinum para evitar riesgos potenciales, odiaba apreciar un aspecto tan deprimente en la que se suponía era la ciudad del sol. Buscando acallar ese ruido tan molesto, encendió la radio para ambientar un poco el fatídico trayecto hasta su casa con música que era de su agrado.
Hubo algo de tranquilidad entre cada melodía, hasta que repentinamente, mientras se estacionaba, una nueva canción comenzó. Jotaro apago su auto, y antes de bajar escucho un poco, atraído por los acordes de la guitarra y las otras percusiones, tenía un ritmo agradable pero al poner atención a la letra se percato de que el mensaje de aquella canción era realmente triste. Apago la radio rápidamente, ya que no era el tipo de ambiente que buscaba, especialmente ahora que había llegado a casa.

Se acomodo la gorra y abrió la puerta para bajar del auto mientras el sonido de la lluvia lo guiaba entre los charcos que había de camino a la puerta de su hogar, sintió que su ropa se mojaba un poco, pero estaba seguro de que no la tendría puesta durante mucho tiempo en cuanto cruzara la puerta. Sin embargo al detener sus pasos en la entrada se percato de dos cosas que lo dejaron sin aliento.

La puerta estaba abierta de par en par y su esposo estaba tirado sobre el suelo.

- ¿¡Noriaki!? – Jotaro se hinco a su lado para auxiliarlo. Considero que tal vez había sido otro mareo o en el peor de los casos que se había resbalado debido a la humedad, pero estaba equivocado. Sus temores fueron más allá de su comprensión al percatarse de que había sangre sobre la alfombra y que esta venia del rostro de su esposo.- Nori...