Él dijo...

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Iniciar la universidad fue tal como lo había esperado, la carga de tarea era exagerada y los temas demasiado complicados, pero sabía que debía aprender ahora que estaba decidido a convertirse en biólogo marino. Los primeros meses fueron difíciles, pero cuando se acostumbro a lidiar con el estrés se dio cuenta de que la universidad era otra versión del bachillerato.

Había buenos profesores, pero la mayoría disfrutaban de manera casi sádica el tener en sus manos la salud física y mental de los jóvenes.
Los alumnos que se suponía debían ser personas maduras, se comportaban como idiotas, había ciertos grupos que se creían mejor que otros, dependiendo de qué tan importantes eran sus carreras, calificaciones o su procedencia familiar, si tenían dinero o si eran becados.

También él seguía siendo el centro de atención de las mujeres, y debía admitir que ya no eran tan molestas como sus ex compañeras de bachillerato, pero aun así no tenía ese tipo de interés en ninguna, siempre rechazaba sus invitaciones para estudiar juntos o para ir a alguna fiesta de universitarios, y aunque se aseguraba de dejar claro que él ya tenía pareja, no parecían entender que no tenían ninguna esperanza.
También tenía rivales, claro que ninguno buscaba pelear con él, eran solo un montón de chicos frustrados usándolo de excusa, ya fuera porque él era mejor en determinadas materias o por ser demasiado popular con las chicas, al final de cuentas no le interesaba caerle bien a todo el mundo.

Ya había pasado casi un año, y todo ese tiempo se había sentido como una montaña rusa, había días amenos y días infernales, pero las cosas iban bien, tenía buenas calificaciones y estaba aprendiendo, su manera de ver el mundo también estaba cambiando un poco, tal vez eso era a lo que la gente llamaba, madurar.

Ese día las clases habían terminado y como era fin de semana la universidad ya debía estar desolada, o eso pensó hasta que diviso gente en la entrada.


- Creo que te perdiste, chico.- Era la voz de un tipo, hablaba con un tono burla, demasiado irritante para su gusto.




-¿Tal vez está esperando a alguien?- Se escucho otra voz, era más suave pero tenía cierto aire de arrogancia. - ¿Su hermano mayor o una hermana?

-Que importa, este chico no está nada mal, deberíamos llevarlo con nosotros. ¿Qué dices chico lindo, quieres divertirte?


Escucho más preguntas, cada vez más insolentes y descaradas, para cuando llego a la salida diviso a cuatro sujetos a los cuales conocía, tres de ellos eran estudiantes de su universidad y si los reconocía se debía a que eran unos completos imbéciles que siempre estaban molestando.


-Oye... ¿Acaso estas sordo? - Aquella pregunta fue hecha con enojo.- Responde pedazo de...


- Hey, idiota...- Jotaro mascullo, posando una de sus grandes manos sobre el hombro de aquel tipo que estuvo a punto soltar la lengua.


-¡E-es Jotaro!- Exclamo uno de ellos, mientras el resto se giraba para verle.



-¿No se dan cuenta de que no quiere hablar con ustedes? - Les señalo, mirándolos severamente, espero alguna queja o una insolencia, pero no hubo nada parecido solo le miraron totalmente petrificados, Jotaro bufo, dedicándoles una mirada llena de desprecio, eran un grupo de sabandijas cobardes después de todo.- Piérdanse...


No lo pensaron dos veces, salieron huyendo despavoridos y sin mirar atrás, cuando desaparecieron de su vista Jotaro se giro para mirar a la victima de estos, su pelirrojo, quien vestía su peculiar uniforme de color verde bien ceñido a su cintura.

True love waits [JJBA Jotakak]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora