Él es...

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El último año de bachillerato suponía ser el más intenso de todos, las materias serian más complicadas y se le exigiría más, pero Jotaro sabía que el verdadero reto lo tendría en la universidad. Era el momento de tomar importantes decisiones mientras había grandes cambios en su vida, el más notable fue la presencia de Kakyoin Noriaki.

A diferencia de él, Noriaki estaba iniciando el segundo grado, pese a eso mantenían una estrecha relación, era algo que sorprendía a todos en la escuela, y Jotaro entendía la razón, pues los dos eran como el día y la noche.
Él era visto como un delincuente inexpresivo y problemático y Kakyoin como un estudiante modelo, cálido y amable con todos. Pero no los conocían, Jotaro no solo vivía pensando en meterse en problemas ni Kakyoin era amable todo el tiempo, a decir verdad el pelirrojo tenía un carácter, era frívolo y también violento, aunque era mas de forma pasivo agresiva.

Cuando no estaban en la escuela pasaban sus tardes en la residencia Kujo, sobraba decir que su madre, Holly, había quedado encantada al conocer a Kakyoin, porque era un chico bien educado, además era el primer amigo que llevaba a casa. También noto que Kakyoin estaba encantado de conocer a su madre, aunque le incomodaba un poco el modo en que este se expresaba de ella, y no es que dijera algo malo, al contrario no paraba de halagarla y mencionar lo cálida y buena persona que esta era, aun así algo en sus palabras no le gustaba.

Por otro lado estaba el asunto con su Stand, al principio fue difícil, sobre todo en sus primeros días de escuela, su última pelea había traído consecuencias, algunos idiotas en busca de venganza, y aunque no eran un reto para él en esa ocasión no estuvo solo, Kakyoin peleo a su lado y además había tenido la fortaleza para detenerlo cuando su stand estuvo a punto de salirse de control.
Lo apoyo en todo momento después de eso, y aunque no estaba de acuerdo en que estuvieran juntos casi las veinticuatro horas del día, lentamente se fue acostumbrando a su presencia, sus mañanas dejaron de ser solitarias y además de su madre, ahora también Kakyoin le daba los buenos días, su risa y la charla casual por las mañanas le ayudaban a despertar por completo y viéndole el lado positivo, la presencia del pelirrojo había hecho que las chicas de su escuela dejaran de seguirlo, pues simplemente ya no había razones para que pelearan por su atención, Kakyoin la tenía por completo, una semana les costó entender que no podían competir contra él, y ahora se dedicaban a mirarles desde lejos.

Día tras día las cosas parecían mejorar en cuanto a su Stand, dejo de solo ser fuerte y descubrió sus habilidades más metódicas, una de ellas era la envidia de Kakyoin ya que su precisión le permitía capturar detalles muy específicos, que podía plasmar en sus dibujos. En una ocasión decidieron poner sus habilidades en práctica dibujándose mutuamente y el resultado del pelirrojo había sido bastante, extraño, para alguien que planeaba estudiar artes, se había reído demasiado esa vez aun cuando Kakyoin le golpeo con su cuaderno al sentirse ofendido.

En un par de meses la incertidumbre hacia su stand fue superada, y su vida escolar se fue alejando de los problemas, aunque él seguía siendo el mismo tipo enorme que intimidaba a la gente, ya no tenía peleas y asistía a todas sus clases, sus calificaciones le hicieron sobresalir entre los profesores, quienes estaban contentos con sus avances, atribuyendo que todo eso era gracias a Kakyoin y a su buena influencia.

Y ciertamente, debían darle parte del crédito, a Jotaro le gustaba estar con Kakyoin, encontró interesante verlo fijamente y apreciar cada gesto en su cara, sus sonrisas suaves en contraste con su risa que podía ser suave como una melodía o extraña y exagerada, pero contagiosa. El sonido de su voz, cuando era cálido o enérgico cuando estaba enojado, la suavidad de sus manos en contraste con lo fuerte que podía golpear a sus oponentes.

Entre todas esas maravillosas cualidades solo podía mencionar dos cosas con las que no estaba cómodo, la primera era su extraña afición por lamer cerezas y juguetear con estas en su lengua, eso simplemente le causaba algo extraño, algo que al inicio solo pudo comparar con incomodidad, lo segundo era el que Kakyoin tratara de ocultar todo tras una sonrisa, sabía que se había distanciado de la gente debido a su stand los primeros años de su vida, sin embargo en la actualidad notaba que le afectaba la ausencia de sus padres, y que el poco tiempo que pasaban con él solo era para ser exageradamente estrictos y desaprobar todo lo que quería hacer con su vida, eso incluía sus intenciones de estudiar artes.

True love waits [JJBA Jotakak]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora