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HOLA! Solo quiero recordarles cuanto los amo, bueno; ahora sí pueden leer el capítulo:)
Pd, los amo.

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No se molestó en voltear, no quería verla. Temía tanto de que si lo hacía se perdería en sus azules tal y como había sucedido incontables veces en el pasado.

El taxi pasó por su lado, de pronto se le hizo extraño el hecho de que Marinette no estuviera conduciendo, hasta que recordó que su fiel automóvil aún se encontraba en reparaciones. —. ¿De qué quieres hablar? — Imitó su pregunta anterior con su voz un tanto más dura, en un intento por terminar rápido con aquello que tanto daño le hacía.

— ¿De qué quiero hablar? — Repitió la chica, esta vez haciéndosela a ella misma. — b-Bueno... para empezar me gustaría saber dónde has estado en todo el día, te he llamado y...

— Por ahí.

— ¿Por ahí? — Aquella respuesta se le hizo de lo más extraña, y al obtener nada más que silencio se aventuró a encararlo, interponiéndose entre el rubio y su camino. — Adrien, escúchame. Necesito que... — Detuvo su hablar al ver el estado en el que se encontraba el muchacho.

Las ojeras rodeaban sus perfectos verdes como Marinette jamás lo había visto, su piel relucía en una palidez preocupante y aquellos dorados cabellos estaban desordenados, no de forma intencional, no como a ella le encantaba. Y fue justamente eso lo cual la llevó a pensar una y mil teorías sobre el paradero del chico. — Alya dijo que creía que le había sido infiel. — Pensó, sofocándose con las posibilidades que eso conllevaba. — Adrien no sería capaz de tomar venganza... ¿cierto?

¿Dónde estabas? — Habló firme, un tanto enfadada, un tanto asustada y no sabía de qué exactamente.

— En casa de Nino. — La voz de Adrien era monótona y escasa de titubeos, los mismos que la chica extrañaba.

— ¿Estuviste bebiendo?

— Era eso o contestar el maldito teléfono. Y no podía hacerlo, créeme cuando te digo que no hubiese sido bueno. — Marinette plantó sus ojos en el suelo. Apenas podía lidiar con la angustia que comenzaba a nacer en su pecho, la misma que la había acompañado casi todo el día. Y es que aquel desesperante sentimiento de vacío solo pudo desaparecer al verlo de nuevo, a él, el hombre que le quitaba el sueño, aquel con el que se sentía segura y feliz pero que de pronto causaba todo lo contrario en ella.

— ¿Por qué?

La palma de Adrien recorrió su rostro y bufó exhausto del lamentable día.  — No quería hablar contigo... no quiero. — Pasó por su lado, alejándose en la acera.

Ella lo sabía, tenía perfectamente claro cuál era la razón de su distanciamiento. — ¿Por qué? — Pero aún así lo pregunto, quizás era masoquista, ni siquiera ella misma encontró la razón.

— ¿Por qué? — Detuvo sus pasos, finalmente volteándose para encararla de una vez. — ¡¿Realmente me estás preguntando por qué?! — Y entonces la luz del farol por fin iluminó su rostro y ella lo vio; devastado, con la mirada perdida en el suelo y en los recuerdos de la noche anterior. Aquella difusa imagen de su cuerpo se quedó grabada en su córnea. —. No quería hablar contigo, ni ahora ni nunca, porque si lo hiciera... ¡si lo hiciera todo se iría a la mierda y... ! — Bajó el volumen tan rápido como lo subió, ajeno en su propio actuar. —. Y comenzaría a gritarte, justo como lo estoy haciendo ahora, preguntándote qué mierda está mal contigo... ¿Qué mierda está mal contigo Marinette? ¿Y... qué hay de malo en mi? — Talló sus ojos, evitando las lágrimas que amenazaban con asomarse. —. Pensé que necesitabas amor... pensé que era lo suficientemente bueno para estar contigo, de verdad mantuve esa esperanza por más tiempo del que podía... y tú simplemente mandaste todo a la mierda.

• Petits Mensonges • MLB AU • +18 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora