2

7.8K 729 501
                                    

La joven no podía creer lo que sus ojos veían. Pero no, no podía equivocarse.

Ese tipo sentado en la barra era el mismísimo Adrien Agreste, ese excéntrico hombre que evitaba todo tipo de bares y centros de entretenimiento casuales, aquel que se centraba cien por ciento en su trabajo, que presumía con falsa humildad a su bellísima novia entre periodistas y una que otra revista de espectáculos.

El único heredero de su familia.

En su cabeza se hizo un lío. Un gran, gran lío.

Jamás esperó encontrarlo en tales condiciones, no cuando aún no había decidido un plan fijo a seguir. Claro que estaba craneando uno, pero esperaba aplicarlo en la reunión que se llevaría a cabo en Gabriel's dentro de una semana, donde tenía la esperanza de conocerlo, tanto a él como a su padre.

Sin embargo no podía negar que aquella oportunidad era perfecta, bastaba con unas cuantas copas demás para que él rubio terminara entre sus piernas, lo sabía, todos los hombres tenían el mismo patrón.

— ¡Hey! ¡Hey! — La insistente mano moviéndose frente a sus ojos la sacó de su asecho. — Tierra a Marinette. — Alya intentaba llamar su atención, logrando despegar su vista del rubio.

— ¿Eh? —

— ¿Qué sucede chica? ¿Qué tanto miras? — Ella dirigió su vista hacia el misterioso punto encontrándose con dos vasos a medio beber.

— Mierda... — Musitó la Pelinegra, lo había perdido de vista, suspiró inquieta buscándolo entre la multitud. Era un lugar refinado, sin embargo tan popular que la cantidad de gente no le sorprendía en absoluto. — Creo que acabo de ver al hijo de Gabriel Agreste.

— ¡¿Aquí?! ¡¿Ahora?! — Se unió a la búsqueda. — Es extraño, según había leído, ese tipo es alérgico a las fiestas.

— ¡Lo sé! Suena como algo descabellado pero juro que estaba bebiendo, allí. — Apuntó a los bancos vacíos.

— Debiste haber visto mal.

— Quizás esta es mi oportunidad, quizás a través de él, será mas fácil llegar a... — Declaró con una media sonrisa, pero se detuvo al ver la expresión aterrada de Alya. — ¿Qué?

— No, no y no, es una mala idea. — La azabache iba a interrumpir pero fue callada por los argumentos de su amiga. — ¿Tienes idea de quién es la novia de ese tipo? Si los descubre, seguramente hará un gran escandalo ¡¿Quieres que tu identidad sea expuesta?!

— Se que es arriesgado, pero es lo mejor que se me ocurre... Además, nadie dijo nada sobre sexo... Quizás solo podríamos ser...— Jugó con el liquido dentro del cristal. — ¿Amigos? — Se encogió de hombros dando la sonrisa más inocente que pudo.

— Por favor, Marinette. — Lanzó una carcajada de mal gusto. — Todos saben que los amigos a ti no te funcionan, tarde o temprano terminan en tu cama.

— No discutiré eso, pero ¿puedes culparme por ser tan irresistible?

— No hay culpa, amiga. — Guiñó dando un sorbo a su trago.

Alya desvío su visión a la multitud que bailaba animada en la pista. Uno de los hombres presentes llamó su atención al instante. — ¡Ese! ¡Lo quiero! — Marinette rodó los ojos.

— Es algo temprano para esto, ¿No crees? — Comentó la de ojos azules.

— Dejó de ser temprano en cuanto vi a ese Adonis. — Cogió la mano de la chica y con fuerza tiró de esta.

— Supongo que tienes un plan o algo así — Cuestionó la de oscura melena desde atrás.

— Oh chica, yo siempre tengo un plan.

• Petits Mensonges • MLB AU • +18 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora