51: Razones pt. I

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« niall »



La tensión que existió en todo el camino desde que salimos de la casa de Louis estaba volviéndome loco.

Literalmente, loco.

Diane había dejado de ser una chica seria y ella había tomado la confianza para hacer preguntas sobre todo, comentarios sobre las cosas que veíamos en el trayecto y en su mayoría hablaba sobre su preocupación por el asunto de la demanda de su madre y el por qué no podía permitirse ir a Nueva York y dejarla sola.

Juraba que traté de hacer lo que estuvo a mi alcance para que ella no se enfurruñara y quedara en silencio todo el trayecto –justo como lo hacía–, pero no logré nada.

Llegamos al frente de su casa, corrí a su lado y abrí la puerta para ella, después tomé una de sus pequeñas y delicadas manos entre las mías, haciendo pequeños círculos sobre sus nudillos. La detuve unos segundos y la miré a los ojos. Quería que ella me entendiera de una vez por todas cada una de mis razones, y que no se enojara por algo tan... bueno, no podía encontrar una palabra que lo describiera en sí.

—Diane, mírame... por favor. —pedí y ella lo hizo, cuando pensé que se negaría. —No debes molestarte por ello, ¿okey? —ella jaló de las correas de su pequeña mochila de lona y asintió. Supe que ella seguiría preocupándose por ello cuando no debía hacerlo. Diane se comería la cabeza durante la noche dándole vueltas al asunto. —No tiene nada de malo no hacer nada de eso hoy. —espeté, comenzando a frustrarme un poco. ¿Qué ella no podría entender nunca que yo quería eso tanto o más como ella? En el fondo deseaba decirle que me dolería como el infierno separarme de ella después de algo tan íntimo. —Eres hermosa, no miento en eso nunca. Así que no quiero que pienses y te hagas a la idea de que tiene que ver con tu cuerpo... yo quiero que sea especial y no algo de lo que te arrepientas. —más tarde me encargaría de irle a poner la culpa en sus hombros a mi amigo. Pero la mayor y completa culpa era mía... si tan solo no hubiera susurrado eso... si Diane no se tomara tan enserio todo lo que abandonaba mis bobos labios.

Diane no dijo nada más, asintió y dejó ir mi mano. Caminando por delante de mí, la acompañé a la puerta principal, donde Jess se sorprendió bastante al notar nuestra presencia tan temprano. Claro, había tomado la costumbre de dejar a la castaña en su cada pasadas las diez u once de la noche y apenas eran las nueve.

Diane me invitó a pasar y yo rechacé su invitación. Observé la desilusión en su rostro y luego la mueca extraña de clara molestia ante mi respuesta.

¿A que iba todo eso?

La besé rápidamente, sorprendiéndola y robándole una pequeña sonrisa. Me despedí finalmente con un beso más prolongado y corrí hasta mi auto. Pequeñas gotitas de agua caían en gran cantidad. Llovizna. La parrillada de los chicos seguramente ya había terminado debido a ello.

Encendí el auto, dando una última mirada a la casa de Diane y partiendo nuevamente en dirección a la casa de Louis. Necesitaba el consejo de alguien y mi madre no era la indicada para ello... bueno, era un tema que no trataría con ella. Y los chicos me darían sus puntos de vista que, con seguridad me iban a causar muchos más líos mentales.


(. . .)


Los chicos me observaron con muecas de desaprobación, pero Liam solo se mantuvo expectante a mi historia. Terminé de relatarles todo aquello que creí era necesario y Louis, como siempre, fue el primero en hablar.

To Niall, with love || niall horanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora