To Niall, with love || niall horan

60: Epílogo

« niall »

Un sonido en mi bandeja de entrada permanentemente abierta me distrajo de jalar un hilo de mi pantalón deshilachado, me puse en alerta y fijé mis ojos en la pantalla de mi computadora para leer lo que había estado esperando durante días eternos.

Un correo de Diane.

Ambos estábamos cumpliendo la promesa de jamás dejar de contactarnos.

Quizás no era lo más sano, pero para mí... bueno, era más de lo que podría obtener de cualquier otra manera.

«3 de agosto;

Otra semana aquí. ¡Todo es tan diferente a Londres! Lo único que no cambia es la gran cantidad de personas que transitan las calles sin mirar más allá de su propio universo. Desde la parte superior de los edificios parecen hormigas andando a toda velocidad. Aún sigo en casa de Edward hasta que logre convencerme de quedarme en el edificio de estudiantes de la universidad, creo que tomaré el cuarto de la hermandad que visité ayer, ¡todo era tan precioso! Me hubiera gustado que lo vieras por ti mismo... o tener un teléfono con cámara para mostrártelo...

Los extraño a todos; a ti y a mamá... e incluso les he echado de menos a los chicos.

Quiero recibir noticias de allá pronto.

Te quiero, Niall.

Con amor, Diane.»

Parpadeé al pequeño texto frente a mis ojos, estaba sintiendo mis ojos cerrarse debido al sueño y a pesar de que el correo había llegado cuando más lo deseaba, estaba tratando también de conciliar el sueño. Me hubiera molestado bastante si hubiera sido de otro remitente.

Al leer su nombre, sonreí. Esperé con ansias toda la semana por eso, y aunque fuera lo más breve que habría imaginado, me sentí un poco mejor después de que pasó el "caos sentimental" de los primeros días.

Desperezándome de inmediato, hice un mayor espacio entre mis sábanas y moví mis dedos con agilidad sobre el teclado para darle una respuesta. Pensé que terminaría de inmediato, pues las palabras no dejaban de surgir por mis dedos, pero terminé de escribir algo apto alrededor de las tres de la mañana. Lo cierto, es que no era la mejor cosa, no era para nada lo que quise expresar en un principio. No era realmente bueno con las palabras, por lo que pensé que tal vez Diane no contestaría. Tenía problemas deduciendo que hora era en Nueva York todo el tiempo.

«4 de agosto;

Hola preciosa;

Lo cierto es que comenzaba a preocuparme de que te perdieras en las multitudes o en algún museo o exhibición de arte. Quizás eso me obligaría a mover mi trasero para ir a buscarte en esa gran ciudad. Quisiera conocer ese lugar. Te envidio en cierta manera, en realidad... o mejor dicho, envidio a la multitud de personas que pasean por las calles y pueden verte.

¿En el campus? (Necesito que imagines mi rostro frunciéndote el ceño mientras digo eso).

Más les vale a los directivos o a quien sea que se encargue de las acomodaciones ponerte en una habitación donde no peligres con algún chico americano al que le encante seducir chicas sexys y extranjeras con acentos británicos. (Ignora eso, mi cerebro no funciona con claridad a las 4 a.m.)