19: Eternidad

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» diane «


—Esta es la cosa más horrible del mundo, mamá. ¿Podríamos saltearnos una comida saludable y tener algo de pollo frito? ¿Qué tal una pizza? ¡Oh!, ¿Qué hay de una hamburguesa? —supliqué a mi madre cuando vi que puso un par de coliflores al vapor en un plato frente a mí, a su lado, un gran y saludable vaso de agua. —Me siento mejor ahora, el médico nunca sabrá de esto. Será un secreto entre nosotras y sé cuánto te gustan las pizzas que Gianni hace.

Mi madre colocó una quinta pieza de coliflor en mi plato y me miró impaciente. No, eso significó que mis suplicas eran en vano.

—Diane, estoy siendo una madre responsable por primera vez en toda tu vida. Deberías apreciarlo, ahora come todo eso. Es una porción pequeñísima, puedes con ello. —ella dijo, sentándose a mi lado con una porción idéntica a la mía. Por lo menos, ella era solidaria y no me dejaba sola. —No sé cuánto tiempo sobreviviré a esto, hija. Tendré que ir a escondidas con Gianni por una pizza. —mamá dijo, tentándome. A ella le gustaba burlarse de la desgracia de su hija.

—Mamaaaaaaaaaá. —exclamé. Apenas habían pasado unos días ajustándome a la saludable dieta que el médico había instruido y yo sentía que era una eternidad.

Habían sido buenos días porque no iba a la escuela, pero eran malos porque no había visto a Niall, a pesar de que Maura había estado en casa un par de veces –porque era muy buena amiga de mi madre–, sin embargo, no me atrevía a entrometerme en su charla para preguntar por él. También había perdido mi teléfono y no tenía manera de comunicarme con él, pues no me aprendí su número de memoria. No tenía otra cosa más que mirar televisión, salir al jardín trasero a tomar el sol y dibujar el rostro de Niall una y otra vez en distintos ángulos y con diferentes técnicas. ¿Era esa una señal de que estaba volviéndome completamente loca? Probablemente sí, pero no tenía nada más que hacer conmigo misma.

—Está bien, está bien. Probablemente, podría traer una cuando vuelva del trabajo... —eso sonó bien. —...el día de tu cumpleaños. —no. Muy bueno para ser realidad.

—Mi cumpleaños será dentro de unos meses, mamá. —recordé.

—Exacto, hija. Eso es seguro. —dijo y se río, entrecerré mis ojos en ella.

— ¿Siquiera puedo salir? —intenté, podría usar mi dinero para comprar comida real.

—Obviamente no, estoy siendo una madre responsable y si no vas a la escuela, no entiendo porque deberías salir. —no, ella era mejor cuando se comportaba como ella misma. Probablemente, ella notó mi semblante y se preocupó por los pensamientos que pudieran haber cruzado mi mente. —Diane, es sábado. El lunes recuperarás el ritmo normal de tu vida. Pero no las comidas, seguirás comiendo lo indicado dentro de los próximos seis meses.

Yo no quería seguir hablando de ello. Decidí cambiar de tema. —Entonces, ¿saldrás esta tarde? ¿Con tus amigas... o... ese tipo del que me habías hablado? —pregunté.

—Oh, casi lo olvidaba. —ambas miramos al reloj en la pared. — ¡Voy a llegar tarde! Mil gracias por recordarme, te amo hija. —besó mi frente, tomó su bolso y se marchó, dejando intacto el plato con las desagradables coliflores, entrecerré mis ojos en ellas y las hice a un lado.

—Genial mamá, gracias por ser tan responsable. —mascullé al ver el contenido del refrigerador. Registré la alacena y todos los sitios donde almacenábamos comida, pero todo estaba lleno con cosas que no eran de mi agrado.

Me senté en el sofá, dejándome caer en él con los brazos cruzados. La tortura aumentaba. La incertidumbre de conocer lo que Niall estaría haciendo en esos momentos me carcomía. Para él, probablemente, era desapercibido todo lo que me había pasado. Nosotros vivíamos en nuestro propio mundo, justo como antes de conocernos. Justo como antes de que él me conociera. Esperé que eso no fuera así, quería saber si yo estaba viviendo en sus pensamientos al igual que él lo hacía en los mismos.

To Niall, with love || niall horanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora