13: Cita pt. II

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»niall«


Huir de tal manera de casa fue lo mejor y lo peor que pude haber hecho en mi vida. No presté atención a absolutamente nada en mi mente, me concentré en avanzar y salir del camino de Valerie. Desaparecer de su vista y luego preocuparme por lo que ella pudiera hacer en mi contra en venganza... y por lo que mamá pudiera decirme al respecto, por supuesto, ella no lo iba a dejar pasar tan fácilmente.

Desaceleré cuando me interné en el vecindario en el que Diane vivía. Mis manos estaban engarrotadas al volante y seguía sintiendo la adrenalina del movimiento. Me sentí más vivo que nunca. No le di cabida a los nervios, ni a mis pensamientos locos. Solo era yo, disfrutando del momento, cantando canciones en voz alta y sonriendo permanentemente.

Estaba más feliz que nunca.

Tomé mi tiempo vagando por las calles, probablemente pareciendo sospechoso para las personas viviendo en el lugar al manejar a una velocidad tan baja. Miré el reloj del tablero, aún tenía tiempo para ir un poco más lento y disfrutar de la visión de cada casa. Todas eran distintas, con grandes jardines decorados al gusto del propietario de la casa, mascotas y niños jugando en los jardines a pesar de que el sol estaba poniéndose detrás de las montañas.

Recordé el lugar donde vivía; casas similares y tristemente vacías al día. En señal del tipo de personas viviendo en ellas; personas que trabajaban el día entero y llegaban solo a dormir en ellas que ni siquiera prestaban cuidado al exterior de su propio hogar. Siendo más un hotel que un hogar. Las casas por la calle en que conducía, incluso estaban pintadas de un color distinto y eso me daba aún más ánimos de seguir adelante, admirando todo.

Por supuesto, la casa de Diane era la que más llamó mi atención. Sentí como la adrenalina se esfumó por completo, estiré mis brazos y giré mi cabeza un poco. No tenía que sentirme nervioso, tenía que recuperar mi habitual forma de ser siempre para no ser un idiota perdiendo la oportunidad de mi vida.

Bajé del auto y pateé una piedra lejos, luego presté atención a la luz encendida en la segunda planta. Probablemente, la habitación de Diane.

Vamos Horan, puedes con esto. Me animé, llegando hasta el timbre. Toqué una vez y al no obtener una pronta respuesta – como yo esperaba, por supuesto. Me desanimé un poco. ¿Qué tal si Diane era de esas chicas que parecían ser tímidas y todas lindas y resultaban ser todo lo contrario? No es que eso fuera tan desagradable, pero, yo había fijado mi atención en ella justamente por descubrir que es lo que escondía y me resultaba encantador y atractivo.

Yo era la perfecta descripción de la polilla atraída por la luz.

Toqué una segunda vez, bajé del escalón suspirando y a la vez mirando hacia la ventana que antes tenía la luz encendida. Estaba completamente oscuro. La luz junto a la puerta se encendió, iluminando el espacio en que estaba parado. Miré a mis zapatos, esperando hasta que un par de zapatillas negras aparecieron en mi campo de visión. Entonces descubrí a Diane sonriéndome.

Admito que tomé una segunda visión con lentitud para poder asimilar lo que estaba frente a mí. Diane se había tomado el tiempo de alaciar su cabello usualmente rizado, lo que hizo que la longitud del mismo aumentara significativamente. Ella también había colocado algo de maquillaje que transformaba su rostro, le daba más... ¿madurez? Sí, eso era. No había rastro de la tímida chica que no sabía que decir, parecía... atrevida. Mi instinto y mis hormonas, no dejaron pasar el corto y simple vestido que se ajustaba a su cuerpo mostrando lo que ella diariamente ocultaba. Sus piernas lucían más largas y creo que dejé de respirar por unos segundos.

To Niall, with love || niall horanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora