Se me hiela la sangre. Mi corazón comienza a bombear más rápido de lo normal. Regreso a mi lugar. Estoy emocionado. Todos tenemos un masoquista dentro de nosotros, tenemos un lado por donde nos gusta ser sumisos y otro donde somos unas completas Perras. Hoy despertó ese lado sumiso, necesito a Esteban, lo quiero demasiado, no estoy listo para soltarlo así como así. Quiero tragarme el orgullo, correr a sus brazos y decirle cuando lo adoro, cuanto lo necesito en mi vida. Pero no quiero quedar como un idiota, que prefiere la infidelidad en lugar de estar solo. No quiero eso.
—¿Pasó algo entre ustedes? Los noto extremadamente tensos—Susurra Emma, para que solo Yo pueda escuchar.
—Muchísimas cosas diría yo.
—¿Qué Pasó?
—No quieres saberlo y yo no estoy seguro de querer recordarlo.
—¿Estás seguro Abraham? Puedes contarme lo que sea.
—Seguro, No quiero recordar lo qué pasó, aún no.
—¿Que te dijo?
—¿Quien?
Voltea los ojos.
—Pues Esteban, cuando te susurro al oído.
—Quiere que valla a su oficina después de clases.
—¿Tan sería es la situación?
—Extremadamente Sería.
—¿Seguro no quieres contarme?
—No quiero hacerlo Emma, no te lo tomes a mal, pero no quiero, es algo demasiado fuerte, emocionalmente, para mi.
—Esta bien Abraham, Ya lo sabes, si necesitas hablar conmigo, aquí estaré.
—Gracias Emma, Te quiero muchísimo.
Esteban se levanta de su asiento, coloca varias ecuaciones en el Pintarron.
Se dirige a la puerta.
—Tienen una hora para resolver lo que está en el pintarron—Su vista se clava en mi por unos segundos—Joven Vega, lo veo en mi oficina en diez minutos.
Sale del salón. Emma me mira.
—Creo que alguien está impaciente por arreglar las cosas, no pudo esperar a que terminara la clase.
—Ya lo veo Emma, estoy demasiado nervioso, tengo miedo.
—Confía en ti, vales mucho amigo.
—Gracias—Le giño un ojo.
Salgo del aula. Voy a paso lento, no tengo prisa por llegar hasta Esteban. Estoy nervioso, de lo que me pueda decir, no quiero terminar siendo un estupido. Llego veinte minutos después de que Esteban saliera, hablo con la secretaria de la dirección, le indicó que tengo que hablar con el Profesor Torrez. Subo las escaleras que dan a las oficinas de los directivos, me paro frente a la puerta que tiene grabado su nombre en letras doradas.
Esteban González Torrez
Siento náuseas. Llamo a la puerta dos veces.
—Adelante—La voz fría y profesional de Esteban, cruza la puerta.
Al entrar, su mirada me intimida. Tiene los codos apoyados en su escritorio. Esta oficina es mucho más grande y hermosa que la anterior. Lleva los dedos cruzados apoyados en la barbilla.
—Veo que alguien no sabe acatar órdenes. ¿Sabes que son diez minutos?
Su comentario me pone tenso. Siento coraje al oírlo hablarme de esa forma. Se que es mi autoridad en la escuela, solo que mierda, Yo no fui infiel y desleal.
—Claro que lo se, Profesor. Solo no me apetecía llegar a tiempo, tenía problemas más importantes que responder.
Mi comentario lo tensa.
—Bien.
Inhala y exhala. Estoy seguro que está contando del uno al diez, tratando de guardar la calma.
—Toma asiento, tenemos que hablar y aclarar varias cosas.
Me siento frente a él. Las manos me sudan. Estoy nervioso. Me quedo en silencio. Esteban nota que no tengo nada que decir, prosigue.
—Quiero pedirte una disculpa por lo que sea que hallas visto en mi casa el lunes—Lo dice con un tono que le quita importancia a lo ocurrido.
Mis ojos se llenan de lágrimas. Mi base se destruye, no puedo mantenerme firme frente a él. Reprimo las lágrimas.
—Claro—La voz me tiembla—Solo una disculpa bastara—Las mejillas me arden—Apuesto que si yo hubiera sido infiel y desleal contigo, tú no me la pasarías, no te bastaría un simple perdón. Y vienes, le quitas importancia a lo que sucedió, rematando pidiendo perdón.
Le toma por sorpresa mi comentario. Se queda firme, pasmado. Analiza la situación. Le quito importancia a su reacción y continuó.
—Tú si habrías podido enojarte, destruir mil cosas y mandarme a la mierda, Si yo hubiera venido a pedirte perdón, apuesto que me habrías mandado muy a la mierda—Las lágrimas salen de mis ojos. Recuerdo todo lo que vi el lunes—Pero como no es el caso, Y Abraham es un adolescente estupido e inmaduro, una simple disculpa bastará.
—Isaac me drogo.
—¿Qué?
—Lo hizo, estaba a punto de ir al trabajo, salí a la calle, cuando estaba a unos segundos de subir al auto, sentí un piquete en el cuello, cuando mire hacia atrás, ahí estaba Isaac, inyectándome alguna clase de droga para dormir— Me horrorizó al escucharlo.La piel se me pone chinita— Desperté amarrado a la cama, desnudo, Isaac aún lado mío, mirándome, era una mirada maniática, cuando abrí los ojos, sonrió aún más, tomo mi celular u te envío un mensaje de texto. Después , saco otra jeringa, metió alguna droga alucinógena y me la inyecto en las venas. Todo perdió sentido, estaba alucinando, no lo veía a él, te veía a ti, me desató de la cama, me sirvió algunos tragos, puso música, todo se movía a mi alrededor, daba vueltas, se expandía y de pronto se volvía diminuto, insisto, yo no lo veía a él, te veía a ti, el se aprovechó de eso, se aprovecho de mi amor hacia ti, una cosa llego a la otra, tuvimos sexo, para mi siempre estuviste ahí, el no existía, hasta que mis ojos se encontraron con los tuyos, todo se volvió más claro—Su voz se volvió débil, tenía los ojos llorosos— si mi mente hubiera luchado más, no lo abría permitido, pero era un alucinógeno muy fuerte, no pude evitarlo y estoy muy arrepentido Abraham, prometí no hacerte daño, y sin embargo lo hago, por más que trato de protegerte, algo llega y lo destruye, En cuanto todo era mucho más claro, ya era demasiado tarde, te habías ido, yo me encontraba mareado y arrepentido, Pardonne-moi, mon amour...—Comienzan a brotar lágrimas de sus ojos.
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Placer Entre Lineas: Bajo Tú piel. #3
RomanceADVERTENCIA: contenido maduro y explícito como lenguaje fuerte y sexual Libro número 3. Tercer Libro de la Serie Placer Entre Lineas. Placer Entre Lineas: Bajo Tú Piel #3, Es el desenlace de Guarda Silencio y Todo de Mi. «Hicimos el amor bajo la lun...