Capítulo 40

2.7K 216 6
                                    

—¿Cuándo comenzaste tu transición?.

Son tantas preguntas las que tengo, es emocionante. La noticia de mi hermana me hace olvidar casi por completo que mis padres estén a punto de separarse.

—Dos años después de que me marchara de aquí. A los veinte años.

—¿Cómo fue? ¡Cuéntamelo Todo!.

Estoy demasiado imperativo, pero joder, ¡tengo una hermana!.

—Fue una etapa muy difícil, desde pequeña me sentí fuera de lugar, no me sentía un niño, odiaba el cuerpo que se me había asignado, no soportaba mirarme en un espejo, no encontraba a mi verdadero yo. Lo único que podría ver era lo que mis padres y las personas a mi alrededor querían ver, pero no lo que yo quería observar—Suspira, mira por la ventana, la luna está esplendorosa—Cuando me dejaban sola, o contigo mientras dormías, en el momento en que nuestros padres se iban a una fiesta, en cuanto ellos cerraban la puerta, yo subía corriendo a su habitación, cerraba la puerta con seguro; corría hasta el armario donde están todos los vestidos y zapatillas de mi madre, era súper emocionante, mi corazón palpitaba demasiado rápido, era una felicidad enorme. Sacaba del ropero el hermoso vestido blanco con puntos negros y sus bellísimas zapatillas negras de charol, tomaba un poco de rubor y pinta labios color vino—Sus ojos brillan de felicidad al recordarlo— me desnudaba en silencio, me colocaba el vestido junto a las zapatillas, cuando la suave tela del vestido rosaba con mi piel, me sentía libre, feliz, realizada. Cuando el maquillaje y la ropa estaban rozando en mi, era la más feliz del mundo, iba corriendo a mirarme por el espejo, cuando me veía, me entraban unas enormes ganas de llorar, ¡Era yo, mi verdadero yo! Mis mejillas con rubor, mis labios color vino, una diadema en color blanco combinaba con el hermoso vestido con puntos.

Mi alma se enternece, recordando a Alex o mejor dicho, Paola. Con dieciocho años, triste, su mirada perdida, cuando la obligaban a ponerse pantalones o playeras demasiado masculinas, ella ponía cara de repulsión. Aún lo recuerdo.


  —Seguí creciendo, asustada y escondida en la obscuridad, sufrí demasiado, es horrible no poder ser quien en verdad eres, Ana, la hermana de Sara, fue un gran apoyo para mi, ella ya había hecho su transición, me apoyo, me dio la fuerza que necesitaba— Era cierto, Paola fue la causa de que conociera a Sara, gracias a su amistad con Ana, todo esto estaba olvidado en mi memoria—Un día tomé la decisión de contárselo a nuestros padres, papá se lo tomo muy mal, me golpeo, me humilló, hasta terminó echándome de casa—Mi madre traga saliva— Tenía algo de dinero, trabajaba de mesera en una cafetería, Ahorre por mucho tiempo, para ayudar en casa y para poder comenzar con mi transición. Tuve que gastar todo el dinero para comprar un boleto de avión  a cualquier parte lejos de este lugar—Respira, cierra los ojos, viajando al pasado, centrándose por el momento en que toda su vida se vino abajo—Tijuana fue una buena idea, compré el boleto y cambie de vida. Es muy difícil adaptarse en un lugar totalmente distinto al de tú zona de confianza. Existía mucha homofobia, no tuve dónde dormir mucho tiempo—De sus ojos sale una lagrima, que recorre su mejilla, aún triste es bastante hermosa— Quise comenzar desde cero, comenzar como una chica, no pude hacerlo; el lugar donde me encontraba era muy cerrado de mente. No hablaré de todo lo que viví, porque en su mayoría son cosas horribles, no vale la pena—Mi madre está hecha un mar de lágrimas—A los veinte regrese a la ciudad.

—¿Porque no volviste a vernos?—Hablo con los ojos llenos de lágrimas y la voz entrecortada.

—Quería hacerlo, pero no me lo permití. A veces tenemos que dejar a un lado a las personas que queremos para realizar nuestra felicidad. Suena egoísta, pero es muy cierto, todas esas personas algún día se irán, yo jamás me iré, no puedo escapar de mi misma, yo nací sola y moriré sola. Así que primero quise hacerme feliz. Comencé a trabajar, en la Ciudad de México, hay varios centros médicos donde tu transición es gratuita. Me encamine a uno de esos centros y comencé con las hormonas. Fue complicado comenzar las hormonas a los veintiuno, corría el riesgo de que las hormonas no surtieran efecto, de que mi cuerpo no cambiara al que mi alma y mente pertenecía, pero gracias al cielo lo hicieron. Cuando el vello desapareció, en el momento en que mi voz se hizo más femenina, cuando se formaron mis caderas, cuando me salieron "Senos", que en realidad fueron como dos guayabas, y cuando en cierta zona comenzó solo a servir para orinar, Desde ahí fui completamente feliz. Todos tenemos que luchar por ser siempre nuestro verdadero Yo. Mostrarlo al mundo sin importar nada más que tu propia opinión, Ya que tú eres el único que vivirás contigo toda tu vida. Lucha por hacerte feliz.

—¿Por qué eres tan hermosa en todos los sentidos?—Me limpio las lágrimas con mi brazo.

Ella toma una servilleta con delicadeza, se limpia los ojos con cuidado de no "arruinar" el maquillaje.

—No lo sé, tan solo lo soy—Contesta en broma.

Mi madre acerca su mano a la de Paola. La acaricia, la mira con sus ojos llenos de lágrimas.

—Perdóname Hija—Al escuchar eso, Paola se vuelve a poner sentimental, comienza a derramar lágrimas—En verdad perdóname por todo lo que causé.

—Tú no hiciste nada—Contesta Paola entre lágrimas.

—Si que lo hice, si hubiera detenido a tu padre, si me hubiera informado más. Si no hubiera sido tan ignorante, tú no habrías sufrido tanto—Salen aún más lágrimas de sus ojos.

—No te mortifiques mami, el hubiera no existe, solo queda el presente que marcará lo que sucede en el futuro. Hay que disfrutar de los bellos momentos del ahora y dejar ir a todo lo malo del pasado, dejar que se disuelva.

—Te amo Mucho, Hija.

—Yo también, Mamá.

Editado por DiegoKarel.

Placer Entre Lineas: Bajo Tú piel. #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora