Capítulo 15

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Pongo mis manos al rededor de su miembro, cubierto por su pantalón. Lo miro con ojos brillantes. Bajo la cremallera de su pantalón, deslizó su bóxer, liberando su prominente erección.  No puedo creer que valla a hacerlo de nuevo, toda la intensidad de ser descubiertos, la adrenalina que alguien nos encuentre aquí. Pongo su Glande al rededor de mis labios, lo lubrico, abriendo y cerrando mis labios, barriéndolo con ellos.

—Ohh Abraham...

Pasó mi lengua por la uretra, colocando mi lengua en su hendidura del pene, las piernas de Esteban tiemblan, está ardiendo de placer.

—Pruébalo Todo Pequeño, estoy a punto de venirme y no has empezado.

Poco a Poco, Cariño.

Rodeo con la lengua la corona de su pene, con una mano tomo su miembro desde la base, para mantenerlo aún más firme, cierra los ojos con fuerza, hay tanta intensidad, tanta emoción.
Mi corazón es una catástrofe, latiendo con fuerza, chocando con mi pecho, provocándome Terremotos y tsunamis por todo mi cuerpo. Respiro hondo mientras lamo el cuello de su pene. Disfruto darle placer a Esteban. Saco de mi boca la cabeza de su miembro, para ir bajando poco a poco, a base de besos por el cuerpo del pene, Lo lamo, logrando que tenga una mayor erección. Cuando estoy a punto de introducir su gran miembro a mi boca, Tocan la puerta.

—Mierda...Mierda...Mierda...—Susurra Esteban para el mismo.

Me quedo petrificado, miles de cosas negativas pasan por mi mente, la manera en que nos expulsaran, como lo hablaran con mis padres, la reputación de Esteban.
El mete su miembro al interior de su pantalón, respira hondo, cierra los ojos, se lleva una mano a la frente.

—Trata de esconderte bajo en escritorio, No hagas ni un solo ruido, ¿Me entendiste?—Susurra muy despacio solo para que yo pueda escucharlo. Vuelven a llamar en la puerta.

Asiento con la cabeza, me pongo bajo en escritorio, que para mi suerte, llega hasta el piso, junto mis rodillas, pasó mis brazos por estas, coloco mi cabeza entre mis piernas. Cierro los ojos, pidiéndole al cielo no ser descubiertos.
Esteban se arregla su camisa, los pantalones y la corbata. Se pone frente a la puerta, quita el seguro para después abrirlo.

—Profesor Esteban...—La voz de la secretaria inunda los oídos. Tan solo oírla me causa un escalofrío—Me alegra verlo

ESTEBAN.

Mi corazón late con fuerza, trato de respirar para mantener la calma. La señora Carmen, secretaria en dirección, a llegado a interrumpir de la pasión y el morbo que causa hacerlo en el trabajo.
Me quedo parado frente a la puerta, bloqueándole la entrada. Carmen, no deja de hachar pequeños vistazos a la parte interior de mi salón.

—¿Se le perdió algo, Maestra?—Pregunto con voz irritada.

—Para nada Profesor—Da un último vistazo para volver a clavar su mirada morbosa en mi— Venía a buscarlo para saber si ya tiene la calificación de los exámenes de los chicos de quinto semestre, Los necesitamos de inmediato, Es urgente pasarlo al archivo.

—Estarían terminados Para hoy, si usted no hubiera llegado a interrumpirme mientras trabajo. Y, a mi me los solicitaron para el lunes a las 2:30 de la Tarde. Así que a esa hora, el lunes, estarán listos.

La profesora se sonroja.

—Bueno, disculpe—Mira una vez más dentro del salón—¿No vino a buscarlo un joven de tercer semestre?

—Si, tiene unos minutos que acaba de retirarse—Doy una bocanada de aire, está señora está terminando con mi paciencia—Si me disculpa, tengo trabajo que hacer, nos vemos el lunes a las 2:30 para darle sus benditos exámenes y calificaciones.

—Si, no hay problema...

—Hasta luego.

Le Cierro la puerta irritado, frente a la cara.

ABRAHAM.

Mi corazón bombea fuerte, mi mochila quedo aún lado de su silla, «Mierda»
me siento mareado, aturdido, no puedo escuchar de lo que habla Esteban. Cierran la puerta de un portazo, Esteban regresa a su asiento. Espera unos minutos.

—Sal de ahí Pequeño.

Me quedo por unos segundos en la misma posición, estoy aturdido.

—Venga, sal ahora—Ordena.

Salgo tembloroso, mis rodillas están como gelatina, no puedo mantener mis manos firmes. Sin duda el alma se me callo al piso.

—¿Quien Era?—Habló con voz débil.

—Carmen, la secretaria de la dirección.

—¿Qué es lo que buscaba?.

—Saber si tengo listo mi trabajo y revisar si no estabas escondido por aquí. ¿Como sabe que podrías estar aquí?

—P-Pasa a "buscarte" en tu oficina.

—Bien—Me Mira perverso—Ya que esa bruja se a largado—Mi culo está recargado al borde del escritorio, se acerca lentamente a mi, con ojos llenos de lujuria. Queda a setenta centímetros de mi—¿En que nos quedamos?

Me sonrojo. Mis mejillas arden.

—No Se si sea buena idea continuar Esteban, esa tipa me a sacado un susto tremendo.

—A la mierda con ella—Lleva su mano derecha a su miembro. Lo toca lleno de morbo.

Desvío mi mirada. Esteban es Jodidamente perfecto, Perfecto y sexy.

Esteban...

—¿Si, Pequeño?— Corta la distancia entre nosotros, acerca sus labios a mi cuello.

Pone sus manos por debajo de mi trasero, me levanta, sentándome en su escritorio. Me abre de piernas, para darse espacio entre mi. Tiemblo.
Toca lentamente mi pierna, su otra mano está entretenida estrujando mi espalda. La recorre lentamente, llegando a mi cintura, pasando mi pecho, llegando a mis hombros, subiendo por mi cuello. Toma mis pómulos, acerca sus labios contra los míos. Cierro los ojos, dejándome llevar por su sabor surrealista, Esteban es increíblemente Perfecto, parece una creación fuera de este mundo. Es mágico, sexy. Toco su pecho, sus músculos se pueden sentir a la perfección sobre su camisa, bajo lentamente hasta sus oblicuos. Sigo el camino hasta que mi mano se detiene sobre su miembro, a punto de volver a estimularse, mis ojo se abren aún más, miro los de Esteban. Me observan con lujuria, pasión y cariño. Su mirada provoca que una corriente eléctrica me posea, haciéndome sentir en extasis.

Placer Entre Lineas: Bajo Tú piel. #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora