Capítulo 8

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Vamos en su auto, está por llevarme a mi casa. Estamos de un humor fantástico, Esteban no deja de sonreír. Llego a mi casa a las 12:00 De la noche, me despido con un gran beso y salgo del auto. Entro a mi casa, encuentro a mi madre dormida en el sofá de la sala, frente al televisor. Me acerco a ella y beso su frente. Abre sus ojos.

—¿Porque no me avisaste que saldrías? Estuve muy preocupada—Dice con voz cansada.

—Perdona mamá, estaba Tan ocupado, tenía la cabeza en otro lado que no pude tomar mi teléfono y llamarte.

—Aún así Abraham, tienes que avisarme en donde estarás.

—Si mamá—Pongo los ojos en blanco.

Si mamá—Repite en tono burlón.

—Iré a dormir mamá, estoy muy cansado.

Subo rápido a mi habitación, me encierro en ella. Estoy feliz, la velada estuvo súper fantástica. La cena, las palabras, el ambiente en general, El Sexo... me sonrojo al pensar en ello, Esteban es increíble, caballeroso, Guapo, inteligente, algunas veces posesivo. Me quedo dormido pensando en el, como la mayoría de las noches, como la mayoría del tiempo.

Me despierto feliz. Bajo a la cocina, a un lado de un vaso con jugo de naranja, se encuentra una nota.

Abraham, tuve que salir, Tal vez entre a trabajar como orientadora en una secundaria.
Besos.
PD: Prepara tu desayuno.

Cuando Estuve en coma, mi madre tuvo que dejar su trabajo para cuidarme. Me alegra que este buscando otra oportunidad para superarse.

Abro el refrigerador, saco la caja de huevos, Tomate, cebolla, dos chiles, dos tiras de tocino y leche. Me acerco a la alacena, de ahí saco pan, vainilla, cocoa En polvo y cereal de maíz. El chef qué hay en mi interior sale a relucir sus bellos dotes culinarios. Comienzo a picar el tomate, la cebolla y los chiles en pequeñas rodajas. Pongo el sartén, coloco un poco de aceite y el jitomate, cebolla, chile. En un plato pongo la clara y la yema del huevo, a esta le pongo un poco de leche y sal, los bato para después agregarlos al sartén donde está el jitomate, cebolla y chile. Cuando este está listo, saco dos rebanadas de pan, en otro bowl agregó la clara y yema de dos huevos, a esta le agrego tres gotitas de extracto de vainilla, una cucharada de cocoa en polvo y un poco de azúcar, lo revuelvo todo, haciendo que todos los ingredientes se mezclen. En una bolsa ziplock meto hojuelas de cereal, y con una taza (Porque #queflojerausarlalicuadora) empiezo a triturarlas para dejarlas hechas "Polvo". pongo un pan dentro de la mezcla de huevo, vainilla y cocoa, lo saco para después pasarlo al cereal, hago lo mismo con la otra rebanada de pan. Pongo un sartén a fuego medio, a este le agrego un poco de mantequilla, pasó las rebanadas de pan al sartén. Los pongo en un plato cuando están listos, en otro sartén pongo a dorar con un poco de mantequilla el tocino.

Pongo todo en un plato, me dejo envolver por el exquisito olor, comienzo a Salivar, tengo muchísima hambre. Devoró todo mi desayuno en un santiamén, como lo esperaba, todo es grandioso. Cuando termino, lavo los trastes que ocupe, me pongo a recoger todo lo ocupado. Subo a mi habitación, me pongo una playera blanca, la chaqueta Gucci que Esteban me regalo por mi cumpleaños hace un año, jeans rotos por las rodillas y unos tenis Creepers. Tomo mis cosas, me pongo en camino a la escuela.

En la entrada me encuentro con Emma.

—¡Abraham! ¿Cómo estuvo tú San Valentín?

—Estupendo ¿El tuyo?

—Más que hermoso, Sara y yo fuimos a Starbucks's, luego fuimos al centro de la ciudad, ¡Nos regalamos mutuamente Mangas! Y no me lo esperaba, ¡me dio un Funko Pop de Sailor Moon! Es tremendamente Hermoso.

—¿En serio? Eso suena de lo mejor, necesito ver tu Funko Pop de Sailor Moon, esas figuras son Hermosas.

—Súper Hermosas.

Estábamos tan concentrados en nuestra platica sobre Funkos y Sailor Moon, que no me di cuenta de lo que estaba frente a mi. Choco con el chico que está frente a mi. Me sonrojo. El chico voltea molesto, pero al verme, su mirada se relaja.

—¿Abraham? ¿El chico triste de las montañas?

—¿Augusto? ¿El chico que salvó mi vida?

Sonríe. Está guapísimo.

—Ese mismo.

—¿Qué Haces aquí?—Preguntó curioso.

—Acabo de cambiar de colegio, las cosas en el anterior se estaban volviendo muy tensas.

—¿En serio?

—Si. Pero ya no importa, es bueno saber que tú estás aquí—Lo dice en tono pícaro, con una sonrisa marcada en el rostro.

—Pienso lo mismo. Es bueno tenerte aquí.

—Lo se, así tendremos la oportunidad de ser buenos amigos, ¿No lo crees?—De nuevo su sonrisa.

Su mirada, la sonrisa que marca y el tono en el que habla, me hacen sonrojarme.

—Claro que lo creo. bueno, tengo que irme.

—Hasta luego, Abraham, espero verte muy pronto, Nene.

Me despido. Emma me mira confundida.

—¿Nene? ¿El chico que salvo tú vida?

—Es un amigo.

—¿Un amigo? ¿De donde?

—Creo que alguien se volvió detective.

—Disculpa, solo que es muy raro. ¿Donde lo conociste?

—Es una larga historia, combinada con otra larga historia.

—¿Me lo vas a contar?

—Es muy complicado, ¿recuerdas aquella vez en la que estaba muy triste y tenía problemas con Esteban?

—Si.

—Pues lo conocí el mismo día que tuve el conflicto con Esteban.

—¿Qué pasó con Esteban?

—Aún no estoy listo para contártelo. Las cosas ya se arreglaron, no quiero volver a confundirme.

—lo entiendo Abraham.  Pero, ¿Porque te dijo Nene?

—No lo se Emma.

—Es un chico bastante Guapo—Se sonroja al decirlo—Pero no tanto como Esteban.

Me sonrojo.

—Alto ahí, Esteban es mi chico.

—Lo se—Alza las manos—Perdón por ser sincera.

—Perdonada.

Subimos a nuestra primer clase del día. Ver a Augusto me a puesto de mejor humor, se nota que es un buen chico dispuesto a que la vida le dé una segunda oportunidad.

Placer Entre Lineas: Bajo Tú piel. #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora