Capítulo 37

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Me siento frente a él, observo cómo trabaja, atento a su computadora, capturando calificaciones. Él es parte de mi universo, estoy perdido en él.
El amor es una cosa hermosa que a la vez da demasiado miedo. Estar perdido en alguien, encariñarte con esa persona, resulta ser peligroso, El amor da mucho miedo.

—¿Tienes planes saliendo de la escuela?.

—Tengo una cita—Su bello rostro se tensa—Con mi tarea de Literatura.

Su gesto se relaja. Pone los ojos en blanco.

—Eres un completo tonto Abraham.

—Perdóneme Señor Torrez.

—Perdonado. Hablando en serio ¿Tienes algo que hacer después de clase?.

—No, ¿Se te ocurre algo?—Sonrío.

—¿Te gustaría venir a mi casa, para cenar?.

Muestro una sonrisa aún más grande.

—Me encantaría ir a cenar contigo.

—¿En serio?.

—Muy en serio.

—Bien, Te veo en el estacionamiento después de clases.

Me levanto de la butaca.

—Ahí nos vemos.
Estrecho su mano de manera formal.

—Hasta entonces Joven Vega.

—Hasta entonces Señor Torrez.

Salgo de su salón de clases. Me dirijo a la cafetería. Al parecer ya es la hora del almuerzo. El tiempo junto a él se me pasó demasiado rápido. En la cafetería me encuentro a Emma junto a Sara; Se me revuelve el estómago al recordar lo que vi. Antes de que puedan verme salgo corriendo de ahí, me dirijo dando grandes pasos hacia las palapas. Ahí me encuentro con Augusto, quien me saluda animado, con un paquete de Oreos en la mano. me invita a sentarme junto a él.

—¿Cómo te fue con tu "Amigo".

¿Amigo?.

—¿Cuál amigo?—Tomo asiento a un lado de él.

Sonríe.

—¡Abraham, las drogas están acabando con tu memoria!—Habla con tono divertido.

—Discúlpame, pero yo no consumo drogas—Mi tono de voz expresa falsa indignación.

—Parece que sí lo haces.

—Bueno—robo una de sus galletas—¿Hablas de Erick?.

—Desconozco totalmente su nombre. Hablo del chico con el que te quedaste hablando.

—Sí, Erick. Pues fue una plática corta sobre el pasado.

—¿Corta? Emma me contó que no te apareciste por aquí en cuatro horas.

—Después de la plática, tuve que ir a arreglar algunos asuntos que tenía pendientes.

—¿Pendientes?—Sonríe picarón, choca su codo contra mi brazo.

—Basta, ese tipo de pendientes no.

—¿De que pendientes hablan?—Llega Emma, mostrando una de sus mejores sonrisas.

—Los que causaron la ausencia de Abraham en su clase de literatura—Interviene Augusto.

—¿Porque no llegaste a Literatura? Tenía muchas ganas de verte y tú decides ausentarte.

—Perdóname Emma, tuve que arreglar algunos pendientes.

—¿Pendientes?—Hace el mismo gesto que Augusto.

—Lo que sea.

Se sienta frente a nosotros, Emma y Augusto comienzan a hablar sobre un nuevo anime que vieron. Yo como no se de eso me quedo fuera de su platica, en su lugar, me quedo mirando a Emma, ella es tan linda, su personalidad es de lo más tierna, que no se merece la infidelidad de Sara. Emma merece algo mejor, porque ella siempre da lo mejor de sí. Es una de las cosas que no entiendo de las personas, si eres lindo y das todo de ti te traicionan, pero si no lo das son totalmente leales.

Termina el receso, volvemos a clases. Por un momento creí que serían una aburrimiento, pero no lo fue. No se si se debió a las vacaciones o que regrese con ganas de trabajar o porque al ver a Esteban, me puse de muy buen humor;
Toda esa buena vibra y entusiasmo hacen que las últimas horas pasen como minutos. Espero a que todos se vayan, me despido de Augusto y Emma. Ellos me miran extrañados.

—¿Porque tanta urgencia por deshacerte de nosotros?—Pregunta Emma.

—No me quiero deshacer de nadie, solo tengo urgencia de ir al baño.

—Te esperamos—Augusto habla travieso.

—¡No!—trató de comportarme normal—Pueden irse sin mi, en verdad.

—Bien—Contesta Emma.

—Los Quiero—Me acerco a ellos. Les robó un gran abrazo, le planto a cada uno un beso en sus mejillas.

Salgo corriendo en dirección a los baños que están a un lado del estacionamiento, cerca del aula de Cómputo. Miro dentro del estacionamiento, las luces delanteras del BMW parpadean en seña de que Esteban está ahí esperándome. Me siento como si estuviera en una misión súper secreta.
Entro corriendo directo al auto, las puertas traseras se abren automáticamente, entro de inmediato. Por este lado del auto, los cristales de las ventanas están polarizados. El corazón me late con fuerza.

—Las cámaras de seguridad no apuntan a este espacio en el que estoy estacionado, pero en la entrada claro que apuntan, así que cuando avance, trata de encogerte, ¿Bien?.

—Bien.

Me encojo entre los lujosos asientos traseros. Estiro mis piernas por debajo de los asientos delanteros. Mi trasero choca con el suelo, es una posición incómoda, agacho la cabeza, escondiéndome de las cámaras de seguridad. El carro comienza a avanzar, pasan unos minutos.

—Listo, estamos fuera de la zona de peligro.

Me coloco en los asientos. El pequeño espacio entre los asientos delanteros y los traseros fue una verdadera molestia para mi trasero.

—Extrañaba estar en constante peligro contigo.

—Lo dices cómo si me hubiera ido por un año.

—Para mi fue como si te hubieras ido por un año.

—También para mi lo fue. Nueva York no era importante si tú no estabas ahí para compartir conmigo ese momento.

—México no era lo mismo sin ti.

—¿México o tú?.

—Los dos. Pero aún más Yo.

—Perdón por ser un cabrón hijo de puta. Hice tanto mal en dejarte ahí, tirado en medio de la nada.

—Ya pasó, no podemos regresar el tiempo y cambiarlo, lo único que queda es dejarlo atrás, Superarlo.

—Es difícil tratar de superarte, Pequeño.

—Tu no te quedas atrás, me tienes Bajo Tu Piel.

—Tú tienes todo de mi.

—Guarda Silencio Esteban, me pondrás muy sentimental.

—Eso es bueno ¿No?.

—No, te he extrañado tanto que no quiero tirarme a llorar contigo, por el momento solo quiero disfrutar de tu compañía.

—Esa es una buena idea.

Pasó mi mano por sus hombros, su cuerpo se relaja.

—Muy buena.

Editado por DiegoKarel

Placer Entre Lineas: Bajo Tú piel. #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora