Capitulo 1

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-Necesito hablar contigo. -Mis fosas nasales pueden percibir a la perfección el olor a cigarrillo que se respira en esta oficina tan pequeña y oscura.

Mi padre camina con lentitud hasta sentarse en su gran silla negra de cuero, su cigarrillo encendido se mantiene sobre su mano derecha y su mirada recae sobre mí. Él nunca me dedico una sonrisa, una caricia, ni una sola mirada llena de orgullo, en él solo podía ver odio hacia mi persona. Odio el cual yo nunca provoque y no entendía el porqué de ese sentimiento hacía mí. No entendía sus razones para que me odiara.

Siempre soñé con que algún día encontraría la felicidad esa que se me arrebato desde que era apenas una niña.

Con mi madre muerta, mi hermano fuera del país y un padre el cual me odia. Peor vida no podía elegir.

-¿De qué quieres hablar? - Me quede de pie frente a su escritorio. Mientras siento como los pelos de mi piel se erizan cuando habla.

¿Sera miedo? ¿Qué tanto miedo le tengo a mi padre?

-Te vas a casar. -En su mirada no se encontraba ningún tipo de expresión, su semblante lucio de lo más normal mientras yo solo habría mis ojos sorprendida por la noticia y sin entender del todo de que me habla.

Sabía perfectamente que él podía hacer lo que fuera conmigo es mi sangre y es mi padre. Pero de ahí a obligarme a casar, hay mucha diferencia.

-¿De qu hablas? - Mis manos se hicieron puño, mis ojos lo miraban fijamente tratando de encontrar algún tipo de expresión, pero sabía perfecto que todo lo que le dijera sería en vano. Cuando él toma una decisión a mí solo me toca obedecer. Si como si yo fuera parte de su escuadra y él fuera el líder.

-Te casaras con Aurelio, es un gran amigo mío. -Dejo su cigarro en un cenicero que se encontraba en el escritorio y con cautela como si de un cazador se tratara, se acercaba a mí. Su mirada seguía oscura y sin ninguna expresión. -Tu solo seguirás mis ordenes sin comentar absolutamente nada. - Tomo mi pelo bruscamente echando mi cabeza para atrás, haciendo que mi respiración se agitara y un jadeo escapara de mis labios por la sorpresa y la rapidez con la que lo hizo. - ¡Entiendes! ¿O te lo explicó de otra manera? -Mi respiración estaba agitada, mi cuerpo temblaba levemente y el miedo se hizo presente.

-Entiendo...- Me soltó y al fin pude respirar tranquila, aunque no del todo. Quería salir de esta oficina y encerrarme en mi cuarto.

-La boda será en una semana, te encargaras de todo. -Se alejo de mí y se posicionó en la ventana, desde ahí se podía ver todo el jardín, me daba la espalda mientras continuaba hablando. -Y el día de la boda veras a tu futuro esposo. Ese día será el más feliz de tu vida. -Sabía perfecto que lo decía con sarcasmo. A él nunca le importo como yo me sentía, cuáles son las cosas que me gustan. Solo fue un desconocido para mí, no siento ningún tipo de aprecio por ese hombre. No tiene el derecho de que yo lo llame padre cuando realmente nunca lo fue. Y nunca lo será.

No escucho más y me retiro de su oficina oscura.

Subo al segundo piso, corriendo literalmente, por las escaleras. Quiero dejar este infierno en el cual se ha convertido vivir con mi padre, esto es más que el infierno es una gran pesadilla.

Estoy recostada en mi cama con la vista perdida y mis lagrimas brotan de mis ojos sin detenerse. Mi rostro está lleno de lágrimas que solo se deslizan por mis mejillas hasta perderse en mi cuello dejando un camino húmedo y salado.

Mi móvil suena y me saca de mis pensamientos, de mi tristeza. Cosa que agradezco ya que no quiero seguir llorando.

-Hola. -Digo en un susurro, pero audible. Seco mis lagrimas bruscamente con mi mano libre.

Solo dime Acepto ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora