Capitulo 9

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No pude dormir luego de lo que escuché. Me levante de la cama siendo silenciosa y discreta. Pero que va, ese hombre no despierta por nada del mundo y menos si esta borracho. Cuando voy camino a la cocina una puerta de una habitación se abre y me encuentro con Geryel. Con más ánimos, descansado y hasta feliz...

-Me alegro de que seguiste mis instrucciones. - Bromeó mientras me acerco más a él. Cierra la puerta.

-Gracias señora, lo necesitaba.

-Ahora ven, haré el desayuno. - Lo tomó del brazo y lo llevo a rastras hasta la cocina donde preparare algo delicioso para él y para mí. Me gustaba tener el control de la cocina de vez en cuando, en casa siempre Aida y Pamela preparan todo y no me dejan hacer nada.

Lo siento en la silla del comedor y luego saco los ingredientes y comienzo a preparar el desayuno.

Termino de preparar todo y coloco todo en su lugar, ya serví dos platos repletos de comida para ambos cuando en eso baja Aurelio, se ve un poco perdido, desorientado. Cuando deja de sobarse su largo cabello busca mis ojos, pero le esquivo la mirada. Parece no agradarle lo que hice.

Se acerca a nosotros y mira a Geryel interrogante.

-¿Que haces aquí? - Pregunta y Geryel deja de desayunar, agacha la cabeza y se levanta del asiento.

Pero antes de que él diga algo yo voy en su auxilio.

-Yo lo invite a comer... Así como a quedarse descansando la noche de ayer. -Ahora los ojos de Aurelio recaen sobre mí. Yo le sostengo la mirada por un momento, me siento y comienzo a comer. -Siéntate Geryel, termina de desayunar. - Él no se mueve, solo espera ordenes de Aurelio, quien me mira mientras intenta buscar que nuestros ojos se vuelvan a encontrar, pero no sucede, continúo desayunando como si él no estuviera presente.

-Termina de desayunar.- Responde el al fin, Geryel dudoso sigue la orden, se sienta y termina su desayuno.

Cada que podía me mostraba más indiferente con Aurelio y él ya se estaba percatando de mi comportamiento, pero no decía nada.

Ahora me encontraba fuera de la casa sentada en una linda silla de madera.

-Tenemos que hablar. - Aurelio interrumpe el hermoso silencio que hace pocos minutos se podía apreciar. - ¿Qué pasa entre tú y Geryel? - Me toma del brazo fuertemente. Duele.

Forcejeó mientras intento zafarme de su agarre, me lastimo con cada intento que hago. Él me zarandea y me pregunta a gritos

-¿Acaso tienen algo ustedes dos?-Con sus manos me toma del rostro, un mechón de pelo me impide observarlo del todo. Su respiración es pesada, su cuerpo se encuentra tenso. De algún modo sus ojos me intentan intimidar, pero esta vez no se le dio. Su rostro esta muy serca del mío tanto que puedo respirar su aroma.

-Si ese fuera el caso. Si él me gustara. A ti no te debe importar.

-Te gustaría que metiera en tu propia casa a una mujer y hacer lo mismo que tú haces con Geryel. -Su pregunta me hace pensar un poco pero mi respuesta es firme.

-Te puedes conseguir a una cualquiera, meterla en tu cama y ni así me importaría que hagas con tu vida. - Sus ojos se abren más de lo normal y ladea su cabeza. Aprieta la mano con la que me sostiene haciendo mas presión.

-Pues fíjate no es mala idea. - Me suelta el brazo con brusquedad, caigo fuertemente sobre el suelo. Sentí un escalofrío recorrer toda mi columna vertebral dejándome saber que pronto vendría el dolor. El aire salió de mis pulmones dejando mi pecho adolorido, llevo mis manos a mi pacho mientras mis labios están separados, de algún modo intento buscar el aire que me falta.

Solo dime Acepto ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora