Capitulo 5

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— ¿Qué paso? — Me acerco a Aurelio y su mano tiene mucha sangre. Cuando observo mejor en el piso hay varios pedazos de vidrios de un vaso de cristal que se rompio.

— Voy a buscar algo para curarte. — Salgo del despacho y busco el baño más cercano, cuando abro un cajón están las cosas de emergencia, como curitas, alcohol y gasas. Tomo todo lo que esta en la caja y vuelvo corriendo con Aurelio. Sigue en la misma posición sentado en el suelo y con mucha sangre en su mano y en toda su ropa.

Lo curo rápidamente con cuidado de no lastimarlo más, él se queja en voz baja pero no dice nada más.

— Tengo que llevarlo a su cuarto, por favor intente pararse. — El asiente con su cabeza y con mi ayuda se pone de pie lentamente. Se tambalea un poco, pero lo sostengo para que no caiga.

—Vamos lo ayudo. — Pongo su brazo por encima de mis hombros para que tenga mejor balance.

Subimos las escaleras con un poco de dificultad, llegamos a su habitación y abro la puerta. Aurelio esta muy sucio y lleno de sangre, aparte tiene un gran olor a alcohol, tiene que darse un baño. Nunca e bañado a un hombre, pero tengo que hacerlo no puede dormir así.

Venga, tiene que tomar un baño. — Entramos al baño y es igual de grande que el mío. Todo grita lujo en esta casa.

—Está bien, yo puedo solo. —Tambalea y se sostiene de la pared.

Vamos. — Lo ayudo a que entre a la ducha con todo y ropa.

Aurelio se queja cuando siente el agua fría sobre su cuerpo y sus ojos se agrandan por la sorpresa.

—Es mejor que sea fría, así se le pasa un poco la borrachera. — Cuando intento salir para buscarle algo que ponerse sus palabras me detiene.

—¿A...a dónde vas? — Arrastra las palabras mientras me mira con sus ojos oscuros los cuales están medios cerrados.

— Voy a buscar ropa. Ya vuelvo. — Él no dice nada más, salgo del baño y busco ropa en sus gavetas. Tomo una camisa blanca y un pantalón largo de dormir negro y vuelvo al baño. Sigue en la misma posición que lo deje, entro y pongo la ropa encima del lavamanos.

— Aquí está la ropa, lo dejare para que se cambie. — Salgo del baño y me siento en el borde de la cama para esperarlo.

Escucho que el agua de la ducha deja de salir y minutos después Aurelio sale con su ropa de dormir.

Aun se ve tomado, parece que bebió demasiado. No sabía que le gustaba tomar y menos de esta manera.

Aurelio con dificultad llega a la cama y se acomoda entre las sábanas cuando estoy a punto de salir para dejarlo descansar su voz me detiene.

—Quédate conmigo. — Paro en seco, esto debe ser producto del alcohol. Aurelio en sus cinco sentidos nunca me hubiese pedido que me quedara con él.

Me sentiría mal si algo le llegará a pasar, no está consciente del todo y si le pasa algo no me lo perdonaría. Aparte se escucha como un niño vulnerable, como si estuviera rogando que me quede a su lado. Pero se perfecto que no es así.

Decido quedarme por si necesita algo, no quiero ser responsable de nada malo. Él espera impaciente mi respuesta, pero cuando ve que me volteo para ir a la cama una pequeña sonrisa aparece en su rostro.

Subo a la cama y me acorruco en las sabanas suaves que tienen un olor exquisito. Mantenemos nuestra distancia, la cama es muy grande y solo dormiremos en la misma cama sin que pase nada. Él se acomoda mejor en su lado de la cama, pero antes me mira con ternura, algo que nunca lo había visto hacer. Yo solo le sonrió y me volteo dándole la espalda, luego apago la lampara que hay en la mesa de noche. Estoy tan cansada que caigo profundamente dormida.

Solo dime Acepto ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora