Capitulo 16

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El cuerpo de mi padre se encontraba inerte, demaciado pálido. Pero me encontraba tranquila, ya que, su pecho subía y bajaba, respiraba, todavía.

Camino rodeando el cuerpo de mi padre y me aserco con cautela a Nina quien sigue en la misma posición.

Abruptamente levanta su rostro encontrándose con mi mirada llena de felicidad, ya que me a salvado justo a tiempo.

Ella suelta la figura por uno de sus costados, esta cae contra el suelo provocando un gran estruendo que me hace dar un pequeño brinco. Sabía perfecto que se escucharía un ruedo pero nunca pense que sería tan fuerte.

Nina me abraza, me abraza tan fuerte que siento que me quiere sacar el poco aire que tengo. Ella de alguna manera se quiere sersiorar de que si estoy viva y de que gracias a ella sigo con vida.

Le debo una, ella me salvo así que esta en mi devolverle el favor algún día.

Saco a Nina de la habitación, sigue estando nerviosa al igual que yo. Su cuerpo tiembla y sus piernas no la mantienen del todo fuerte, esta apunto de colapsar. Pero sostengo su cuerpo con las pocas fuerzas que tengo.

En ese momento mi vista va a la puerta principal que es abierta por Aurelio, él trae unos papeles en su mano. Cuando ve lo nerviosa que esta su hermana todos sus sentidos se ponen en alerta, se acerca rápidamente a nosotras y nos aborda con demasiadas preguntas.

Son tantas preguntas que no puedo pensar las respuestas por que ya esta haciendo otra pregunta.

—Tranquilizante un momento.— El toma silencio, por suerte, y yo comienzo a contarle.

Su expresión va cambiando del susto al coraje, puedo ver como su respiración cambia, como sus manos se hacen puño, conteniendose y como la impotencia se refleja en sus lindos ojos oscuros. Su cambio es drástico pero lo comprendo.

—Geryel —Su voz se escucha por todas la casa, como un gran trueno    — Ven ahora maldita sea.

Aída baja de el segundo piso por las escaleras.

—Cariño Geryel no esta, tuvo que salir de emergencia. ¿Qué sucede?

—¿Cómo que no esta?— Toma su teléfono y escribe algo para luego guardarlo en su bolsillo.

Aída abre su boca varias veces pero no dice nada, no sabe que decir. Aída me mira por un momento y de alguna manera me pregunta que sucede.

— Por que nadie aquí puede hacer una maldita cosa bien. —Aurelio sale de la casa echo una furia. Aida, Nina y yo nos vamos detrás de él, no sabemos lo que es capas de hacer.

—Quiero a todos aquí, ahora.—Aurelio grita sin contenerse y yo no creo poder hacer nada para calmarlo.

Sus trabajadores se acercan con precaución saben que lo que el tiene para decirles no es bueno. Cuando todos están serca Aurelio se dirige a ellos.

— Hace apenas unos minutos atrás mi mujer estaba apunto de morir... Por la irresponsbilidad y la poca experiencia de ustedes. Si algo así volviera a pasar créanme que yo mismo haré que paguen por su ineficiencia.

Aída esta asombrada por la noticia y se acerca a mi rápidamente.

—¿De que esta hablando?

—Mi padre intento acabar con mi vida... Hace apenas unos minutos.—Mi voz se escucha rasposa, débil. Saber que mi padre atacó contra mí, es algo muy fuerte y difícil de asimilar.

Aurelio se acerca a mi y me toma de la mano, entra conmigo a la casa y en ese momento Manuel sale del despacho, sujeta su cabeza y hace muecas de dolor. Todavía no se percata de nuestra precencia, cuando sale por completo del despacho nos ve y sus ojos se llenan de miedo, el brillo de maldad desaparece. Solo se ve reflejado el pánico. Aurelio aprieta mi mano, brindandome seguridad.

Solo dime Acepto ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora