Capitulo 6

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—Aurelio. Me estas lastimado. —Sigue tirando de mi cuerpo sin importarle el daño que me haga. — Suéltame. — Le suplicó, pero parece no apiadarse de mí. Su agarre se hace más fuerte cada vez.

Llegamos a mi cuarto y me tira en la cama siendo de todo menos cuidadoso.

— Aquí te quedaras, hasta que yo ordene lo contrario. No saldrás de aquí sin mi permiso. ¿Entendido?—Grita esta última pregunta a lo que me asusto el doble

Sale de mi habitación y escucho como cierra la puerta muy fuerte y luego pone el seguro. Corro a la puerta y empiezo a golpearla y a gritar, pero no vale la pena. Él no hará caso.

Me tiro en la cama y siento como mi barriga gruje. No he comida nada y tengo mucha hambre. Pero no comeré, prefiero morir de hambre aquí. Quizás así no tenga que aguantar este sufrimiento. Me acuesto y cierro mis ojos, minutos después me quedo dormida.

(.......)

Me levanto y miro por la ventana. Afuera ya es de noche y todo en mi habitación esta oscuro. 

Tengo mucha hambre, no eh probado alimento en todo el día. Me duele la cabeza y me siento mareada. Pero no puedo humillarme más, mi orgullo está en el medio de todo esto.

Afuera está lloviendo, el viento está muy fuerte. Toda la vida le eh tendió miedo a los truenos espero que esta vez no caiga ninguno, si no necesitaré un abrazo...abrazo que aquí nadie me puede brindar. Alguien quien me calme cuando me ponga nerviosa al saber que un ruido estruendoso llegara. Mi nana era la única que me abrazaba cuando tenía mucho miedo. Y no está aquí conmigo.

No tengo otro remedio que volver a intentar dormir, mañana veremos si Aurelio cambia de opinión y me deja salir de esta habitación. No soy un perro para que no me de comida y no me deje salir.

Me acomodo en mi cama de nuevo, pero escucho que alguien le quita el seguro a la puerta. Trato de ver quien es la persona que abrió la puerta y es Aida. La esperanza de que fuese Aurelio se desvanece. No puedo creer que quiera verlo luego de lo que me hace. Trae una bandeja con comida, una ensalada con pechuga y un juego.

¡Me encanta! 

—¿Es para mí? — Ella asiente. — Mil gracias de verdad, tengo tanta hambre. — Me entrega la bandeja y yo comienzo a comer rápidamente.

—Yo le soy fiel a mi jefe... pero no estoy de acuerdo con lo que hace. — Mira por el gran ventanal de mi cuarto y continúa diciendo — Él ha cambiado mucho en este tiempo. Se ha vuelto un hombre frio... calculador — Baja la vista y luego me mira. Me examina con esos ojos bonitos, con esos ojos verdes con un toque de azul. Que justo ahora se pueden notar nostálgicos. — Dejo sus sentimientos a un lado y los escondió en un rincón muy lejos de él.

¿Por qué Aurelio Klitbo escondería sus sentimientos? ¿Quién o qué le hizo tanto daño?

Tengo la curiosidad de preguntarle a Aida, pero mejor no. Me ah contado muchas cosas y no creo que sea el momento. Continúo comiendo, intento terminal lo mas antes posible la intriga me está matando. Termino de comer y le agradezco a Aida por este gran favor, no aguantaba mas estar sin comer. Siempre le estaré agradecida por esto. Ella se retira y vuelve a poner el seguro de la puerta.

La lluvia a disminuido un poco, escucho a la perfección como cae la lluvia y como se desliza con cuidado por la ventana, creando figuras abstractas. La lluvia me hace recordar a mi hermano, a mi hermano mayor. Él y yo solíamos jugar en la lluvia para luego recibir un gran regaño de parte de mi padre. Pero no nos importaba porque éramos felices. Él sigue estudiando en Europa ajeno a todo lo que sucede conmigo, lo que hizo nuestro padre. Espero volver a verlo algún día. Y pensando en esto poco a poco me quedo dormida.

Solo dime Acepto ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora